Capítulo 10

1.9K 289 74
                                    

Mi cuerpo se siente liviano como si estuviera recostada sobre una suave y mullida nube de algodón

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mi cuerpo se siente liviano como si estuviera recostada sobre una suave y mullida nube de algodón. Es una sensación tan agradable y apacible que no quiero abrir los ojos.

Acaso es esto lo que hay después de la muerte, de ser así, ha sido la mejor decisión que he tomado en toda mi vida.

Una fuerte y dolorosa presión sobre mi pecho hace que empiece a ahogarme y todo rastro de aquella agradable sensación se consume por completo, y es entonces cuando mi cuerpo comienza a caer. Abro mis ojos para presenciar como desciendo por un oscuro pozo que parece no tener fondo, hasta que un seco golpe en mi espalda que me hace perder la respiración me revela que he llegado al final del trayecto.

Un gemido se cuela entre mis labios, y aprieto los dientes mientras me incorporo observando como la oscuridad me rodea, no pudiendo ver más allá de mi nariz.

<<¿Dónde estoy?>>.

Una cegadora luz que surge de entre las tinieblas me deja completamente ciega.

―Eliza.

Una cálida voz llega a mis oídos, mis ojos siguen cegados por la intensa luz, sin embargo, la reconozco de inmediato.

Mi corazón se encoje y las lágrimas se acumulan, inseguras en mis ojos. No había escuchado esa voz desde hace dos años.

Poco a poco mis ojos comienzan a formar una imagen nítida, viendo esa sonrisa con aquel hoyuelo en su mejilla que tanto le gustaba a mamá.

―Papá ―me abalanzo sobre él rodeándole con mis brazos―. No puedo creer que estés aquí.

De repente, siento un cálido líquido descendiendo por la palma de mis manos. Un tanto perturbada, me separo rompiendo el abrazo. Cuando reparo en el color rojizo que las pinta, toda felicidad que habita en mi interior se desvanece, dejando un profundo e intenso sentimiento de pánico.

―¿Por qué? ¿Por qué me hiciste esto?

Mis ojos se desvían cautelosamente de mis manos hasta el rostro de mi padre, provocando que un grito ahogado se escape de mi garganta.

Su rostro está cubierto de sangre.

Retrocedo sin apartar la vista, llevándome las manos a la boca para acallar mis sollozos.

―Dime, Elizabeth ¿por qué lo hiciste? ―implora alzando el tono de su voz.

―Adelante, ¿a qué esperas para responderle? ―Me volteo al escuchar una segunda voz, viendo a mi madre con una mueca de desagrado en su rostro

―Dile que eres un monstruo, uno que ni siquiera le importó haber asesinado a nuestro padre.

La silueta de Miriam se dibuja ante mí con una mirada de desprecio en sus verdes ojos.

―Y encima eres tan cobarde que decidiste quitarte tu propia vida antes de enfrentarte a tus problemas ―Mis ojos se posan sobre Kyle, quien me observa de brazos cruzados y negando con la cabeza.

¿Qué le ha pasado a mi gato?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora