Capítulo 28

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Resignándome a la realidad, escondo mi cabeza entre las piernas encogidas, y me protejo con los brazos para evitar cualquier golpe en esa zona

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Resignándome a la realidad, escondo mi cabeza entre las piernas encogidas, y me protejo con los brazos para evitar cualquier golpe en esa zona. El miedo me azota formándose un intragable nudo en mi garganta, y una creciente angustia nace de mi pecho. Solo a mí me puede pasar algo así, seguramente seré la única persona herida en todo este revuelto. Teniendo en cuenta mi mala suerte, no me sorprendería.

Luego de sufrir varios golpes y pisotones noto algo envolverse sobre mi antebrazo, alzándome poco después. Lo siguiente que sé es que estoy siendo protegida por unos brazos, los brazos de Kyle, que me hace avanzar entre la horda de alumnos en pánico.

Salimos en poco tiempo al exterior, donde un gran grupo espera alrededor del edificio expectante a que alguien explique lo que está sucediendo.

Me separa de su cuerpo aún manteniendo sus manos en mis hombros, su mirada azulada me traspasa haciéndome sentir incómoda.

―Por favor, dime que estás bien.

Solo atino a mover la cabeza de arriba abajo en respuesta. Sé que los golpes que recibí me dejaran algunos moratones, pero obviando ese detalle, estoy viva y entera.

Al saber mi respuesta, sus facciones se suavizan y la presión que ejerce sobre mis hombros aminora, no obstante, no parece querer soltarme.

Lo observo en silencio, analizando con ahínco cada uno de sus movimientos.

―Estaré bien, han sido solo unos golpes. ―La fuerza en sus manos regresa, y su fría mirada recae de nuevo en mí. Está claro que no debí haber dicho eso―. Pero tampoco han sido para tanto, no hace falta que te preocupes ―intento por todos los medios arreglar mi reciente metida de pata.

―Claro, ¿te crees que voy a creerme eso? ―ironiza antes de deslizar una de sus manos por mi brazo, causando un ligero y agradable cosquilleo a su paso―. ¿Me dirás que esto no te duele? ―Un dolor punzante azota mi extremidad cuando sus dedos se detienen sobre la parte superior de mi codo.

Mis ojos son atraídos a la zona adolorida, me doy cuenta en seguida de la gran superficie roja que destaca sobre mi piel blanca; está claro que eso dejará un buen hematoma. Trago saliva, sigo notando su intensa mirada y no consigo reunir la suficiente fuerza para devolvérsela.

Seguro que tendré unos cuantos como ese desperdigados por mi cuerpo, y probablemente mañana tengan peor pinta.

―Elizabeth. ―Respiro aliviada cuando veo a Lindsay acercarse a nosotros―. Me preocupé al perderte de vista... ―Sus ojos se quedan fijos en las manos de Kyle, que todavía siguen sobre mis hombros―. ¿Vengo en mal momento? ―cuestiona curiosa.

Aparto sus manos con un gesto brusco.

―No, solo hablábamos. ―Frunce los labios. No parece estar muy conforme con mi respuesta―. ¿Sabes que es lo que ha pasado? ―Cambio el tema de manera repentina.

¿Qué le ha pasado a mi gato?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora