Capítulo 4

3.2K 372 155
                                    

Varios días han transcurrido desde mi primer encuentro con Kyle, y aun no tenemos ninguna idea de cuál es mi deseo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Varios días han transcurrido desde mi primer encuentro con Kyle, y aun no tenemos ninguna idea de cuál es mi deseo.

Cosa que me irrita muchísimo.

Solo llevo conviviendo una semana con él, y no ha parado de meterme en líos.

Me expulsaron una vez de clase por culpa suya, y para colmo tiene la poca vergüenza de decir que fue culpa mía. Como quería que ignorara que estaba a punto de introducir una salamandra por el suéter de Jeremías, uno de mis compañeros, que encima le tiene pánico a esos bichos.

Intenté impedirlo, cosa que logré, sin embargo, como Kyle no era percibido por el resto de los mortales, el señor Blair creyó que yo era la que intentaba gastar la broma, y me mandó por primera vez en mi vida al despacho de la directora, pero eso no fue nada comparado con la riña que cayó sobre mí al llegar a casa, y con el hecho de que mi madre me quitó todos mis videojuegos.

Todos, incluido los otome.

Ahora solo podría jugar a Corazón de melón, y odio tener que esperar a tener suficiente PA para poder jugar. Y no hablemos de Eldarya, cuya página se queda colgada cada dos por tres.

Por lo menos he tenido algo de suerte. Anoche hubo una tormenta y por la mañana amaneció todo cubierto de un espeso y blanco manto, que dio resultado a que se cancelaran las clases. Además, mamá está en el trabajo y Miriam ha aprovechado a ir a casa de una de sus amigas, lo que significa que tengo la casa para mi sola. No obstante, no caí en cierta persona molesta que me sigue a todas partes.

―¿Piensas quedarte aquí todo el día? ―pregunta mientras me zarandea por la espalda―. Te recuerdo que no hemos avanzado nada con lo de tu deseo.

Suelto un pequeño gruñido. Solo quiero pasarme el día navegando por internet, y por culpa de este incordio de persona no podría hacerlo, por lo menos no tranquila.

―Y te crees que no lo sé ―espeto a la vez que giro la silla, dándole la espalda al monitor y encontrándome al ojiazul de frente―. Pero hace un frío que pela y esta que está aquí no piensa mover ni un solo músculo hoy. Así que si te aburres vete a cazar un ratón o algo.

Las comisuras de sus labios se curvan y se marcha de la habitación sin decir nada más.

Por fin tendré algo de paz y tranquilidad.

Me pongo mis cascos y entro en YouTube para escuchar a una de mis cantantes favoritas, Billie Eilish. La descubrí hace poco, pero me siento tan identificada con muchas de sus canciones que últimamente no puedo parar de escucharlas, sobre todo una en específico, "lovely".

―Eliza. ―Escucho a mi espalda―. Te he traído un regalito.

―¿Qué quieres ahora?

Un grito se escapa de mi garganta al ver como un ratón aterriza sobre mi teclado, y del sobresalto me caigo de espaldas junto con la silla, golpeándome en el llamado hueso de la risa. Que da de todo, menos risa.

¿Qué le ha pasado a mi gato?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora