¿Qué harías si tu gato resultase ser un guapo chico que ha aparecido para cumplir tu mayor deseo? Eso es lo que le pasará a Elizabeth Wilson, la cual tendrá que aprender a convivir con un molesto chico que solo le causa problemas y terribles dolores...
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―Esta vez no aceptaré un no por respuesta ―indica Lindsay de manera severa, apuntándome con el tenedor―. No puedes dejar que Karen se salga con la suya.
Rajo el papel de platina de mi bocadillo.
―¿Tienes algo en mente? ―pregunto antes de darle un bocado.
―Y no me vengas con que "no hace falta". ―Hace una repentina pausa y baja el tenedor―. Espera, ¿qué acabas de decir?
―Si dejaras de hablar como una cotorra y escucharas a los demás lo habrías oído ―comenta Henry a la vez que niega con la cabeza.
Lindsay vuelve a empuñar el cubierto y lo dirige amenazante hacia su hermano.
―No soy ninguna cotorra, pero tú sí que eres un traga diccionarios ―replica.
―A ver... ―Se lleva la mano al mentón, frotándolo con sus dedos―. Teniendo en cuenta todas las palabras que tu boca suelta por segundo... sí, eres una cotorra. Además, ¿qué tiene que ver lo de que sea un traga diccionarios ahora?
Kyle carraspea para atraer la atención de ambos.
―En otras circunstancias me habría encantado ver como discutís, e incluso me compraría unas palomitas para disfrutar mejor del espectáculo ―confiesa con una mueca ladina―. Pero Karen podría estar planeando ahora mismo otra jugarreta contra Eliza.
―Tienes razón ―concuerda Lindsay, soltando el tenedor en la bandeja―. Ahora mismo tengo que centrar toda mi atención en esa rata.
Enfoco mi vista en unas mesas unos metros más allá de nosotros, donde Karen, Amara y otras chicas están comiendo y riéndose de algo que ha dicho la primera. Me concentro en aquella que una vez fue mi amiga, en los momentos que pasamos juntas, en todas las cosas que compartimos y especialmente en esa tarde donde supe de la muerte de mi padre; el día donde decidí no abrirle mi corazón a nadie y no volver a confiar en otras personas jamás.
Ella sabía que la necesitaba más que nadie, sabía que estaba sola y lo que hizo fue darme la espalda, y por si no fuera poco, comenzó a humillarme sin nunca conocer los motivos que la llevaron a ello.
Toda la situación me quebró, pero ella había terminado de destrozarme.
―No quiero rebajarme a su nivel ―comento, entrando en la conversación―. Solo quiero que todos sepan la clase de persona que es.
―Veo que estás decidida ―adula Lindsay sonriente ante mi voluntaria colaboración―. Está vez transformaremos los rumores que corren sobre ella en verdades que no podrá evadir y por fin todo el mundo sabrá la persona que es.
―Es increíble que haya personas que aún la creen ―habla Henry con desdén―. Todas las cosas que ha hecho realmente no tienen perdón.
Mis ojos se encuentran con los de Kyle, que me observan expectantes. No obstante, la idea de alejarme de él para no hacerme daño, acompañada de una incómoda presión en mi pecho me hace apartarlos.
