Capítulo 21

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Los gemelos me queman, apenas puedo respirar con normalidad, pero por fin he conseguido llegar hasta mi casa

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Los gemelos me queman, apenas puedo respirar con normalidad, pero por fin he conseguido llegar hasta mi casa. Rebusco en mi bolso en busca de las llaves, cuando consigo dar con ellas, las meto en la cerradura. Antes de girarlas, pego la oreja a la puerta; el silencio que recibo en respuesta me da a entender que mi madre y mi hermana no han llegado aún.

Apresurada, entro dando largas zancadas, me encamino hasta mi habitación, lanzando el bolso hacia un rincón dejando que mi espalda se deslice por la puerta de mi cuarto. Me llevo las manos a la cabeza hundiendo los dedos en mi desordenado pelo y entierro el rostro entre mis rodillas.

El sonido del móvil me sobresalta, haciendo que alce la cabeza saliendo de mi escondite. El teléfono se había salido del bolso, así que puedo ver con claridad el nombre de la persona que está llamando.

«Lindsay»

Vacilo por unos segundos, entro en una lucha interna en si cogerlo o no; no obstante, cuando comienzo a visualizar la respuesta, este deja de sonar.

―Eliza. ―Escucho una voz a mi lado, una voz que reconozco de inmediato.

Giro mi cabeza encontrándome con Kyle. Sus ojos me observan expectantes, un leve brillo se refleja en ellos, haciendo que luzcan todavía más bonitos.

Agacho la cabeza a la vez que mis mejillas se calientan.

―¿Dónde estabas? ―pregunto, intentando desviar la atención.

―No me cambies de tema ―indica con voz firme―. ¿Qué ha pasado? Y no me digas que nada porque viendo tu estado, y lo que estás sintiendo es evidente que algo ha sucedido.

Escucho como la puerta principal se abre, seguido de la voz de mi madre y de Miriam, que parece estar entusiasmada. Me incorporo dándole la espalda, pero antes de poder abrir la puerta, Kyle se lanza sobre mí reteniéndola con una de sus manos.

Contengo el aliento cuando siento en mi oreja su tibia respiración.

―D-déjame salir ―pido con voz que me cuesta reconocer si es mía.

―No hasta que me digas lo que está pasando.

Dudo en si darme la vuelta, pero antes de hacerlo, noto como el cuerpo de Kyle se aleja devolviéndome mi espacio personal.

―No intentes abrir la puerta, no podrás.

Doy una gran bocanada de aire antes de girar sobre mi eje para enfrentarlo. Está sentado sobre mi cama de brazos cruzados y con la mirada perdida.

―No quería preocuparte. —Permito que esas palabras salgan por mis labios.

Los ojos de Kyle se desplazan hasta mi cuerpo, los siento extrañamente fríos, distantes, como si estuviera molesto por algo.

―Creo que has olvidado el motivo por el que estoy aquí contigo ―afirma sin ocultar su evidente mal humor―. Estoy para ayudarte, para cumplir tu deseo, pero si no me cuentas las cosas, no puedo hacer nada ―sentencia. Luego de eso, le oigo susurrar algo, aunque no consigo entenderlo bien.

¿Qué le ha pasado a mi gato?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora