Anoche apenas pude dormir por culpa de las fervientes emociones que revoloteaban dentro de mi estómago. No podía dejar de pensar en el tacto de sus labios y en la tormenta de sensaciones que aquello me causó. Él había sido el que me aclaró que entre nosotros no podía pasar nada, entonces... ¿Por qué me besó? La verdad estoy empezando a pensar que Kyle tiene severos problemas de bipolaridad.
Mis ojos vagan involuntarios sobre su espalda hasta detenerse en su rostro, donde apoya su lápiz en sus apetecibles y suaves labios.
«Elizabeth, céntrate»
Vuelvo a poner mi vista sobre la pizarra, abriendo los ojos de manera desorbitada al ver todo lo que ha escrito el profesor.
«¿En qué momento escribió todo eso?»
Me apuro en copiar lo más rápido que mi mano me permite, por suerte cuando la clase termina puedo respirar aliviada y soltar el bolígrafo, contenta por haberlo apuntado todo.
Lindsay no duda en acercarse a mi mesa en cuanto el profesor cruza la puerta.
―¿Preparada para el gran plan? ―susurra con gran exaltación, su expresión cambia por completo al observarme más de cerca―. ¿Pero qué te ha pasado? Tienes más ojeras que un panda.
Cierro la libreta, la guardo y saco el libro de historia.
―Anoche no dormí bien.
―Me parece que es bastante evidente. ―Toma asiento a mi lado y me observa con atención―. Comprendo que estés nerviosa, pero debes calmarte. Ya verás que todo saldrá bien ―anima sonriente.
Dejo salir un largo suspiro, cruzo los brazos sobre la mesa y apoyo mi barbilla en ellos.
―Lindsay ―pronuncio su nombre―. ¿Cómo puedes... ya sabes, tomar la iniciativa con un chico? ―pregunto con cierta duda.
Un intenso brillo se refleja en sus ojos verdes.
―Depende, ¿de qué tipo de iniciativa estamos hablando? ―cuestiona, curiosa―. Quieres obtener un favor, ser su amiga o... ―Una mueca pícara aparece en su rostro―. Hablamos de algo más serio ―señala con voz juguetona.
De manera instantánea me arrepiento de haberle preguntado, y siento que mis mejillas comienzan a calentarse.
―Mejor olvídalo ―mascullo, antes de ocultar mi rostro con la ayuda de mis brazos.
―Claro que no ―expone con voz firme, mientras jala de mi brazo para obligarme a salir de mi escondite―. Vas a contármelo todo, ¿entendiste? Además, viendo tu reacción está muy claro que hablamos de la tercera opción.
Tenso mi cuerpo sobre la mesa y hago fuerza para que no pueda moverme.
―Con que esas tenemos. ―Le escucho decir con tono cantarín―. Si no quieres hablar, lo gritaré a ver si alguien sabe algo.
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¿Qué le ha pasado a mi gato?
Fantasia¿Qué harías si tu gato resultase ser un guapo chico que ha aparecido para cumplir tu mayor deseo? Eso es lo que le pasará a Elizabeth Wilson, la cual tendrá que aprender a convivir con un molesto chico que solo le causa problemas y terribles dolores...