Mi mente comienza a despertarse al escuchar un monótono silbido tras mi oreja, que a su vez golpea mi cuello con una cálida y leve brisa.
Vago entre la vigilia y la somnolencia. No obstante, abro un poco mis ojos percatándome de que ya ha amanecido por los pocos rayos, que entran a mi habitación dándole un poco de iluminación.
Intento estirarme sobre las sábanas para cambiarme de posición, y seguir durmiendo hasta que la alarma o mi madre me despierten del todo, pero algo que parece sujetar mi cintura me impide hacerlo correctamente.
Sin abrir del todo mis ojos bajo lentamente una de mis manos, la cual no tarda en hacer contacto con aquello que me está reteniendo.
Un brazo parece ser el culpable de mi poca movilidad.
Espera un... ¿brazo?
Abro los ojos del todo, despejando cualquier tipo de neblina somnolienta de mi cerebro, y entonces es cuando los engranajes de mi mente comienzan a rotar de nuevo.
Anoche me había quedado dormida junto a Kyle, así que eso solo puede significar una cosa... que el dueño de aquel brazo es él.
Trago saliva lentamente, y con todo el cuidado del mundo agarro su muñeca para intentar zafarme. Sin embargo, parece que la idea no le agrada, ya que aumenta la fuerza de su agarre haciendo que ahora su pecho se apoye contra mi espalda, provocando que mi corazón galope con fiereza dentro de mí.
Un escalofrío me recorre de pies a cabeza, y me quedo sin aliento por unos segundos. Siento como el pecho de Kyle sube y baja tranquilamente al ritmo de su respiración, calentando la tela de mi camisa y poniéndome la piel de gallina.
<<Cálmate, Elizabeth. No sirve de nada entrar en pánico>>.
Cojo una bocanada de aire para intentar tranquilizarme, y deslizo mi mano lentamente hasta llegar a la suya. Dejo de respirar cuando la agarro, y comienzo a separarla con muchísimo cuidado de mi cuerpo.
<<Ya casi lo tienes>>.
Mi misión fracasa estrepitosamente cuando la dichosa alarma comienza a resonar por toda la habitación, provocando que del susto brinque y pierda el equilibrio, cayendo de bruces contra el piso.
―Joder ―mascullo entre dientes―. Estúpida alarma no tenías otro momento para sonar ¿no?
De soslayo veo como Kyle se incorpora de un salto, habiéndose despertado por el ruido de la alarma sumado al de mi patética caída. Mira para todos lados hasta que sus ojos se posan sobre mi anatomía.
Adolorida me incorporo sobre mis rodillas, y aparto los mechones rebeldes de mi cabello que caen sobre mi cara.
―¿Estas bien? ―le escucho hablar con la voz algo ronca―. ¿Qué haces en el suelo?
―Nada... solo estaba inspeccionando las baldosas ―suelto con ironía.
Una sonrisa burlona se posa sobre su adormilado rostro.
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¿Qué le ha pasado a mi gato?
Fantasy¿Qué harías si tu gato resultase ser un guapo chico que ha aparecido para cumplir tu mayor deseo? Eso es lo que le pasará a Elizabeth Wilson, la cual tendrá que aprender a convivir con un molesto chico que solo le causa problemas y terribles dolores...