Prólogo

5.6K 531 228
                                    

Salgo del instituto, sola como todas las tardes

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Salgo del instituto, sola como todas las tardes. Salvo que en esta ocasión, la lluvia ha decidido hacer acto de presencia. Y para colmo, no he traído mi paraguas.

El día había transcurrido como siempre. Me había pasado seis horas encerrada en un edificio, escuchando la charla de mis profesores, y aguantando a las petardas de turno que no tenían otra cosa que hacer, sino hacerme la vida imposible.

Atravieso la calle, corriendo como si me fuese la vida en ello. No me preocupa que yo este mojada, pero los apuntes de mi mochila... 

Si los pierdo, estoy jodida.

Voy a cruzar la calle, pero un fuerte tirón me arrastra hacia atrás, haciendo que me caiga al suelo de manera dolorosa.

―¿A dónde te crees que vas?

Esa voz la reconozco perfectamente. Karen Thomson, la peor escoria que conozco en este mundo. Se cree la reina del instituto, solo por ser guapa y popular.

―Oye suelta eso. ―Veo como agarra mi mochila.

―¿En serio la quieres? Pues ve a buscarla. ―Con toda la fuerza que tiene, lanza mi mochila a la carretera, que enseguida es pisoteada por un coche que pasa por la calzada.

Mi rostro se crispa al ver como la vida de casi todos mis apuntes perece ante mis ojos.

Y como siempre, yo no puedo hacer nada.

―Chao, perdedora ―se despide con una gran sonrisa de satisfacción en su bronceado rostro.

Por Dios... ¿Cómo demonios puede tener ese bronceado en pleno otoño? Cuando el Sol a penas hace acto de presencia.

Suspiro derrotada, viendo como mis pertenecía agonizan bajo la fuerte lluvia.

Tal vez, sería mejor desaparecer del mundo. Y así, le ahorraría al mundo soportar mi penosa existencia.

Miro la calle. A esta hora suelen pasar bastantes vehículos muy pasados de velocidad. Solo tengo que abalanzarme delante de uno, y todo mi sufrimiento terminará.

―Ni se te ocurra. ―Escucho decir una voz a mis espaldas.

Giro sobre mis talones, sobresaltándome al ver a una anciana... ¿con mi mochila en sus manos?

―¿Cómo es...? ―digo atónita.

La señora sonríe, y me la entrega de vuelta, intacta.

―¿Posible?―Termina mi pregunta―. No es necesario buscarle una explicación a todo, señorita. Será mejor que me acompañes. ―Me observa de arriba a abajo―. Tengo muchos paraguas en mi tienda. Te daré uno.

Intento rechazar su oferta, pero se niega en rotundo. Así que tengo que seguirla hasta un estrecho callejón, donde parece haber una tienda de animales.

Entro en silencio, siguiendo a la amable anciana, y me paro frente almostrador.

―Espera aquí. ―Me pide antes de desaparecer tras la trastienda.

No puedo evitar observar a mi alrededor, y extrañarme.

Supuestamente es una tienda de mascotas, pero no hay ningún animal a la vista.

Un pequeño ronroneo llega a mis oídos, dándome cuenta que un gato negro de hermosos ojos azules se frota contra mis piernas.

Me pongo de cuclillas, y sonrío.

―Hola bonito, ¿de donde has salido? ―Rasco suavemente su cabeza, haciendo que el gato ronronee con más intensidad.

―Veo que le has caído bien. ―Me sobresalto de nuevo, al escuchar a la señora tan de repente―. Deberías llevártelo contigo.

Me incorporo y la miro algo afligida.

―O-ojalá pudiera señora, pero mi madre no quiere animales en casa.

Ella chasquea la lengua varias veces, negando con la cabeza.

―Primero llámame Carol, y segundo... te llevaras a Kyle contigo. ―Toma al gato en sus brazos, y lo mete dentro de un trasportín, que saca de debajo del mostrador―. Aquí lo tienes, y toma también tu paraguas.

Antes de que pudiera decir nada, ya estoy fuera de la tienda con el trasportín en una de mis manos y el paraguas en la otra. Carol ha cerrado la puerta nada más sacarme de la tienda, dejándome sola en el callejón.

―¿Y ahora que hago contigo? ―Suspiro mirando al gato―. Genial, mamá me matará.

Abandono aquel lugar a paso rápido para llegar lo antes posible a mi casa.

Mi madre no llegaría hasta la noche, así que hasta esa hora no tendré nada de que preocuparme.

Lo que ella no sabe en ese momento, es que Carol la observa desde la ventana con una gran sonrisa en su envejecido rostro.

Espero que tu deseo se haga realidad... Eliza.

Hola de nuevo, si habías leído esta historia anteriormente te habrás dado cuenta que he borrado los capítulos, y que este prólogo es diferente al anterior.

La razón es que voy a reescribirla, porque la "versión" anterior no me estaba gustando y me había quedado bloqueada.

Aparecerán personajes nuevos y otros serán suprimidos, solo espero que esta nueva "versión" quede mejor que la anterior.

Ahora si, me despido.

Nos leemos pronto.

¿Qué le ha pasado a mi gato?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora