Sin poder evitarlo mis ojos son atraídos hacia Kyle, está copiando los ejemplos que el profesor Blair ha escrito en la pizarra. Pensativo, se lleva el lápiz a la boca, apoyándolo sobre su labio inferior, y por un breve periodo de tiempo deseo ser ese lápiz.
«Elizabeth, contrólate».
Desvío la mirada, e intento centrarme en escribir las ecuaciones en mi libreta. El timbre resuena por toda la clase, haciendo que más de uno de mis compañeros comience a recoger.
―Antes de marcharos apuntad los ejercicios que tenéis que hacer para mañana ―ordena el profesor, lanzándonos una mirada severa.
Suelto un suspiro y apunto rápido los ejercicios en la misma hoja del cuaderno. Mientras escribo, pienso que tengo algo por zanjar y por culpa de mis revolucionados sentimientos no había recordado ese detalle: La caja que mi madre oculta en su armario.
―Kyle ―pronuncio, llamando su atención―. Necesito tu ayuda.
Suelta el bolígrafo sobre la mesa y gira su cabeza, mirándome con curiosidad.
―¿Qué sucede?
―¿Podrías abrir una cerradura?
Frunce los labios.
―No te voy a ayudar a cometer un crimen ―alega seriamente.
―¿Qué? Claro que no. ¿De dónde has sacado esa idea?
Una sonrisa socarrona se posa sobre sus labios.
―Vamos, no te pongas así. ―Me da una palmada amistosa en mi hombro―. Solo era una broma.
Suelto un bufido y me froto el puente de la nariz.
―Por favor, estoy hablando en serio ―demando―. El otro día encontré una caja extraña en la habitación de mi madre, y creo que ella tiene algo que ver con Carol.
―¿Con la gran madre? ―interroga abriendo los ojos más de los normal―. No creo que ese sea el caso. Además, ¿qué tiene que ver esa caja?
―Había una foto en ella que decía algo sobre una apertura. ―Me llevo la mano a la barbilla―. Creo que ponía "apertura de la gran madre" y una fecha que ahora no recuerdo.
―¿Qué había en la foto?
―Por eso te estoy preguntando si puedes abrir cerraduras ―me explico―. Mi madre llegó antes de que pudiese ver la foto, y tuve que guardarla de nuevo en la caja y meterla en el armario. El problema está en que ella siempre cierra la puerta de su habitación, y no sé dónde guarda la llave.
―¿Y quieres que yo la abra?
Asiento.
―¿Podrías hacerlo?
―Claro que puedo. ―Me guiña un ojo―. Soy tu increíble y magnífico gato mágico, ¿no?
Se me escapa una pequeña sonrisa ante su comentario.
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¿Qué le ha pasado a mi gato?
Fantasy¿Qué harías si tu gato resultase ser un guapo chico que ha aparecido para cumplir tu mayor deseo? Eso es lo que le pasará a Elizabeth Wilson, la cual tendrá que aprender a convivir con un molesto chico que solo le causa problemas y terribles dolores...