Capítulo 29

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Cojo impulso para lanzar el siguiente puñetazo, no obstante, antes de soltar más de la ira frustrada y acumulada en mi interior, me detengo bruscamente a pocos milímetros de su ahora golpeado e intimidado rostro

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Cojo impulso para lanzar el siguiente puñetazo, no obstante, antes de soltar más de la ira frustrada y acumulada en mi interior, me detengo bruscamente a pocos milímetros de su ahora golpeado e intimidado rostro.

Si sigo así, ¿eso no me convertiría en alguien como ella? ¿Alguien que para no sentirse hundido y humillado pisotea a otros para sentirse mejor?.

―No soy como tú —mascullo a la vez que dejo caer mi brazo a un costado de mi cuerpo―. De ahora en adelante no pienso dejar que me humilles más, y tampoco voy a permitir que le hagas algo a la gente que me importa. ―Me incorporo observándola ahora desde arriba―. Te daré un último consejo como tu antigua mejor amiga: empieza a cambiar de actitud, porque si no acabarás sola, y créeme, no te lo aconsejo.

Giro sobre mis talones encontrándome con una sonrisa repleta de orgullo por parte de Lindsay, la cual permanece al lado de Amara cuyo rostro no sé descifrar de tantas emociones que desborda por la inesperada situación.

―Tú no eres nadie para decirme nada. —La voz quebrada de Karen llega a mis oídos, e inmediatamente sé por el cambio en las facciones de Lindsay que cometí un error en darle la espalda.

Al voltearme hacia ella de nuevo, el reflejo del hierro pulido de unas tijeras atrae mi atención como un imán; mi sangre se hiela al ver la cercanía de la herramienta y del peligro que eso significa para mí. Sin embargo, al ver la confusión en los ojos de mi presunta agresora y una silueta unos pocos metros atrás de ella, hacen que un largo suspiro de alivio brote de mis labios; la calma es mayor cuando me percato que dos de nuestras compañeras se acercan a nosotros en compañía de la señora Carson.

Karen ante la inmovilidad causada por Kyle suelta las tijeras y dejándose caer de rodillas al suelo, rompe a llorar. No sabría decir si sus lágrimas son debidas a que se dio cuenta de la locura que había estado a punto de cometer, o por la frustración de que las cosas no salieran como ella planeaba, pero algo que sí sé, y es que está vez no podrá engañar a nadie.

 No sabría decir si sus lágrimas son debidas a que se dio cuenta de la locura que había estado a punto de cometer, o por la frustración de que las cosas no salieran como ella planeaba, pero algo que sí sé, y es que está vez no podrá engañar a nadie

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Luego de una larga charla con la directora en la que Karen terminó confesando todo lo que hizo, y suplicando porque no la expulsaran,  llega el momento de tomar una decisión que anega la sala en un absoluto silencio por unos largos segundos.

¿Qué le ha pasado a mi gato?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora