O35

5.8K 194 10
                                    


A las seis de la mañana el avión aterrizó en Barcelona, lugar de residencia de mi papá; quien ya me estaba esperando con un lindo cartel en sus manos. "Bienvenida, solicita" corrí a sus brazos como en una película dramática harían. Me sujetó fuerte.

- Que bueno es verte, mi niña-susurró mientras besaba mi cabeza.

- Lo mismo digo, papá.

Cuando salimos del aeropuerto finalmente pude sentir el calor. Apenas eran las primeras horas de la mañana y ya se sentían las altas temperaturas.

Antes de llegar a su casa pasamos por Starbucks para desayunar ahí. Me comentó de su trabajo, que una vez por semana va a ver a Santi y que había comprado los pasajes para que pueda ir a verlo.

- Me imagino que ya organizaste las vacaciones.

- Solamente se que voy a hacer mucho shopping- rió- y que en unos días viene Pedro para ir a Ibiza, donde va a estar mamá.

- Mira vos, que bien. ¿como está tu mamá?

- Bien- me encogí de hombros- hacemos vida de dos, todavía más que cuando estaba Santi. Comemos mucho sushi. Ya no vamos tanto a la cancha como antes.

- Que vida las suyas- reímos- ¿pero no vas a ver a tu novio? - alzó una ceja.

- Si, pero antes estába todo los días en el monumental.

- ¿Hace cuanto estas con Julián?

- Cumplimos siete meses el mes que viene.

- ¿Y él sabía que venías para acá?

- Algo le había comentado, pero hace unos días nos peleamos y no hablé con él.

Mi papá asintió. Seguimos hablando de diferentes temas hasta que las diez marcaron en su reloj de correa negra con detalles rojos; el mismo que le regalé tres años atrás para el día del padre.

Llegamos a su casa. Fui recibida por la alegre de Tina, su golden retrevier de dos años.

- Hola, bonita- la acaricié y dejé que me huela.

- Bienvenida, linda- Amalia, prometida de mi papá me abrazó.

- Hola, Amalia-sonreí. - ¿cómo estás?

- Muy bien- agarró mi valija- vayamos a dentro, preparé tu smoothi favorito.

Entramos. Es una casa amplia de tres plantas; la decoración había cambiado a lo que recordaba de la última vez que había venido.

- ¡Sol!- Romeo, mi hermano de tres años bajó corriendo las escaleras.

- Hola, hermoso- lo cargué y giramos.

- Te extrañé un montón- me abrazó.

- Y yo a ti. - le sonreí.

Almorzamos los cuatro juntos, Romeo me contaba que hacía dos días habían vuelto de ir a visitar a Santiago, que jugaron a la pelota e hicieron compras.
Por mi parte les comenté como me iba en la escuela, que tenía novio y que en el próximo viaje que haga lo iba a traer.

Los tres juntamos la mesa, Amelia lavaba, yo los ponía en el lavavajillas.

Subí a mi habitación, prendí mi celular. Después de haber llegado y avisarle a mi mamá  que estaba bien lo apague. Tenía mensajes de Santiago, Pedro y Julián. También del grupo que tengo con Amparo, Fausto y Pepo. Contesté a todos, menos los de Julián. Lo que menos necesito en este momento son problemas.

- Sol- Amelia se asomó por la puerta de mi habitación- podrías bajar, hay alguien que te quiero presentar.

- Claro, ya bajo.

La seguí por las escaleras hasta la cocina, donde en uno de los taburetes de la cocina había un chico.

- Él es mi sobrino Bruno; Bruno ella es Sol. Hermana de Romeo.

- Hola- me limito a decir.

- Un gusto- sonrie

Hablamos y tomamos mate los tres hasta que llegó mi papá.

- ¿Salís está noche?- negué.

- Pienso salir cuando venga Pedro, porque para salir sola no.

- Hoy salgo con unos amigos, veni si querés. No voy a dejarte sola. -sonrió. Aunque lo haya conocido hace pocas horas, me tramita cierta confianza.

- Bueno, ¿a qué hora?

- A las nueve te paso a buscar.

- Que temprano- dije sorprendida.

- ¿A qué hora se acostumbra salir en Argentina?

-  Hacemos previa tipo doce y a las dos, tres de la mañana estamos en el boliche. Termina seis de la mañana, after a veces o Mc Donald's .

- Eso sí es tarde. Te prometo que vas a pasarla genial. -garantizó.

Como dijo Bruno a las nueve estaba en la puerta de la casa de mi papá. Nos subimos a su auto rumbo a uno de los clubs más conocidos de Barcelona.

Miento si no digo que no estoy emocionada, porque vivir la noche española me vuelve loca.

Cuando llegamos el de seguridad nos deja pasar y vamos directamente al vip. Ahí estaban sus amigos. Eran cuatro chicos, Victorio, Lucas, Juan e Ian. Cada uno mas lindo que el otro, pero nadie más lindo que Julián.

Bebí, baile, cante y disfrute; todo esto hasta las seis de la mañana cuando ya nos estaban echando. Terminamos en la playa bebiendo cervezas mirando lo maravilloso que es el mar.

Sin dudas una buena noche.

AMAR(te); Julián Álvarez. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora