AMAR(te); Julián Álvarez.

O5

Lunes por la mañana. Eran pasadas las siete y media, por lo tanto llegaba tarde a la escuela. 

- ¿ A  que hora salís hoy?- Santiago me miró.  Hoy me traía él porque entrenaba a la mañana.

- A las dos, pero voy a lo Pedro.

-Bueno, avísame así te paso a buscar.

Me despedí y bajé del auto.

-Hola, amiga linda.- Luna estaba en la preceptoria. 

-Hola, Luni. ¿Que estas haciendo acá?

-Vine a buscar las tizas pastel para arte, ¿vos?

Antes de que le pueda contestar la puerta de la dirección se abrió; Leonardo, nuestro perceptor, nos miró.  

-Sosa, tarde otra vez.

- Y si, para no perder la costumbre. -me alcé de hombros y él negó.

-Voy a hacer de cuenta que no te escuché, ahora le voy a dar las tizas a Gallardo. No las quiero ver por acá.

-Gracias Leo,  sos el uno. 

Entré al salón despues de haber saludado en general.

-Hola, Pepe-besé sus mejillas. 

- ¿Como dice que le va, Sol?

-Andando, ando-reí-hoy voy a tu casa. 

-Me lo imaginé-sonrió- el jueves entreno con primera.

- ¿¡En serio!? Te felicito, Pepito-lo abracé-no puedo estar más feliz por vos. 

-Gracias, Solcito. Te quiero un montón. 

Cuando el reloj marca las catorce horas nos vamos del Instituto. Yo, por mi parte, espero a Pedro en la salida y vamos para su casa.

- Hoy almorzamos milanesas- dijo mientras me mostraba la comida.

- No podría pedir más- reí.

A eso de las cinco me fui de su casa. Siempre hacíamos lo mismo; cuando decíamos de almorzar juntos o de ir a dormir a la casa del otro, lo hacíamos literal. Iba a eso de las diez de la noche a su casa.

Santi: ¿Seguís en lo de Pedro? Estoy entrenando.

Le respondí que me no y que me iba para casa, pero con lo cuida que es mi hermano me hizo ir hasta el monumental, que por suerte no queda muy lejos.

Saludé al de seguridad, que ya me conocía por las veces que venía, y entré a la cancha.

- Hola, Sol- Marcelo me saludó- los chicos van a ir al gimnasio ahora. Sabes que podes entrenar con ellos.

Una de las ventajas de casi vivir en el club es tener este tipo de libertades. Podía hacer lo que quería, siempre y cuando no interrumpa el entrenamiento de los jugadores, y usar el gimnasio también.

Agradecí, pero me negué a la idea de hacer actividad física el día de hoy. Me senté en el banco de suplentes para cebar mates.

- Hola- saludó Julián sentándose al lado mío.

- Hola- murmuré. Le di un mate y este lo recibió con una sonrisa.

-¿cómo estás? Me enteré lo de Pedro.

- Bien, estoy muy feliz por él. Se lo mece muchísimo.

- Si, es un gran jugador y gran persona también.

Asentí y me quedé callada. Estar al lado de Julián me ponía muy nerviosa y prefería casi no hablar.

- ¿Te pasa algo? Estas muy callada.

- No, nada. Estoy cansada.

- ¿Y por qué no estás en tu casa?

- Porque su entrenamiento ya termina y Santiago no quería que vuelva sola.

- Mejor, no está bueno que andes sola. ¿Te acompaño alguien cuando viviste para acá?

- Pedro, aunque me pareció al pedo. Vive a unas cuadras de acá. 

- No importa, Sol. Las chicas, más que nadie, saben lo peligrosa que está la calle y vos no tenes que andar sola.

- Ya sé Julián, no te preocupes por mi. Cuida a tu novia mejor.

Sin más que deci, me levanté y fui hasta el estacionamiento donde esperaría a mi hermano.

- ¿Qué te pasa?

- No me pasa nada- suspiré y me apoyé en el capó del auto.

- Algo te pasa Sol, ¿por qué me tratas mal?

- No te trato mal.

- Si, desde hace unos días que me tratas mal, o me ignoras. Quiero saber que hice para hacerte sentir mal.

- No me hiciste nada- miré mi reloj. Todavía faltaban cinco minutos para que el entrenamiento termine. -¿por qué no estás entrenando?

- Porque mañana hago doble jornada.

- ¿Qué haces acá entonces?

- Vine a firmar unos papeles y te vi.

- Ah, mira vos.

- Sol- suspiró- decime que te pasa, por favor.

¿Cómo le digo que estoy enamorada de él y que me hizo mierda saber que tiene novia?

- Me gusta un chico y no me da bola, estoy de mal humor por eso.

- ¡Qué pibe más estúpido!- exclamó- ¿cómo no te va a dar bola si sos hermosa?

- Viste como son, los pibes sólo quieren coger.

- No generalices, yo no soy así.

- Bueno, pero de las experiencias que tuve sólo querían eso.

- No estés así por un boludo- me abrazó- quiero que sepas que yo te doy bola.