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Domingo sólo significa una cosa: cancha y asado.

River jugaba pasado el medio día y eso de la una ya estábamos en la cancha. Sentadas con mi mamá, usando la camiseta de mi hermano, esperábamos a que empiece el partido.

Los jugadores salen y mi hermano es suplente, termina el primer tiempo cero a cero y después del entre tiempo Santiago entra como titular.

"Gol de Sosa" se escucha por todo el monumental, y no miento cuando digo que dejo los pulmones ahí.

Primer gol de mi hermano en primera, ¿entienden lo feliz que  soy? No sé dan una idea como me late el corazón. Lo festeja con sus compañeros y nos los dedica.

Termina el partido y nos vamos para la quinta en Nordelta, donde estaba Pedro,  como todos los domingos.

- ¡Te felicito San!-lo abrazo.

- Gracias, Solcito- besa mi frente- gracias por acompañarme siempre, sos lo mejor del mundo.

Antes de sentarnos en la mesa para almorzar llega Julián con una chica.

- Hola- saludó general- ella es Delfi, mi novia.

Pedro me miró igual que mi hermano, como si el último supiera lo enamorada que estaba del cordobés.

- Hola, linda- mi mamá la saludó- sientense.

Los se sentaron y Julián quedó enfrente mío, me sonrió.

- Sol, ¿me acompañas a buscar hielo?- asentí y fui atrás de mi amigo.

- Cambia la cara- dijo cuando llegamos a la cocina.

- No puedo, te juro que quiero llorar- suspiré- estoy enamorada de él y trae a la novia, no puedo con esto.

Me abrazó, pero me separé porque si no lo hacía finalmente lloraria.

- Se que es difícil, pero sería muy obvio que de un momento para otro cambies tu trato hacía él justo hoy que vino con la novia.

- Tenes razón-acomodé mi cabello- voy a intentarlo.

Volvimos a la mesa y nos sentamos en los únicos son asientos libres que, para colmo, eran frente a Julián y su novia.

-¿Todo bien?-preguntó el cordobés. Me limité a asentir, pero Pedro pellizcó mi pierna.

- Bien, ¿vos?-  dijo que estaba bien y  preguntó que me había parecido el partido. Claramente contesté que me había encantado y no sólo por el gol de mi hermano.

-Alguien me puede alcanzar la ensalada de rúcula. -pedí y mi hermano me la alcanzó- gracias.

En lo que fue el almuerzo Delfina, novia de Julián, no dijo una palabra. Cada pregunta que le hacían la ignoraba y a veces contestaba con monosílabos.

Santiago, Pedro y yo llevamos los platos hasta la cocina mientras Julián juntaba lo que quedaba en la mesa.

- ¿No tienen mucama?- escuché que decía la rubia- vos no tendrías que hacer esto.

- No cuesta nada levantar la mesa. -Julián me miró.

- Deja que yo termino- le dije-  vos no tendrías que levantar la mesa.

Volví a la cocina con él atrás mío.

- Sol, para.

- ¿Qué querés? Quiero terminar rápido de juntar las cosas.

- Perdón por eso.

-  A mi no me tenes que pedir perdón, pero no puedo creer que una persona tan  buena y humildd como vos, esté con alguien que exige y denigra al personal doméstico.

Sin más que decir dejé las últimas cosas en la cocina y subí a mi habitación.

Me desperté sobresaltada, había dormido como dos horas. Bajé y todos estaban afuera. Santiago, Pedro y Julián jugaban a la pelota y mi mamá tomaba mate.

- Te dormiste- dijo cuando me senté a su  lado.

- Si, estaba enojada. -acepté su mate.

- Me imagino, igual ella se fue hace un rato.

- Me cae muy mal-suspiré.

- A vos te cae mal que sea novia de Julián y no me podes decir que no.

- Cuando tenes razón, tenes razón.

- Que cuchichean tanto ustedes dos- Santiago se sentó al lado de mi mamá.

- De lo feo que te queda ese pelo.

- Cállate, lo decís de envidiosa.

- Ya quisieras. - le saqué la lengua- ¿por qué no vas a buscar el brownie?

Se levantó y al ratito volvió con la tarta.

- ¡Chicos, vengan a comer brownie!

Pedro se sentó al lado mío y besó mi mejilla.

- Aunque estés transpirado no me molesta, abrígate que te va a hacer mal.

- Pero no hace frío.

- No importa. Estabas corriendo y cuando se te enfríe el cuerpo te vas a enfermar. - bufó y fue a buscarse un abrigo.

- ¿Contenta?- dijo cuando llegó.

- Muy- sonreí.

A todo esto Julián nos miraba con el entrecejo fruncido.

- ¿Te pasa algo?-le pregunté.

- No, nada.

- Comunicaselo a tu cara entonces.

- No seas mal llevada- dijo mamá.

- ¡Pero se lo dije bien!

-Dejala Laura-habló el cordobés-los dos sabemos cuanto me ama.

-Uf-suspiré- te amo un montón.

-Que bueno que el sentimiento sea mutuo-sonrió.

¿Julián, vos me querés matar?

AMAR(te); Julián Álvarez. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora