30.

521 34 1
                                    

— Por favor, Sun, no llores —pidió, mientras la sostenía de la cintura.

— N- no puedo no hacerlo —musitó, mientras abrazaba más fuerte a su mejor amigo.

— No me la hagas difícil, sabes que si sigues así no me iré.

— No —negó rápidamente —, irás. Sólo que me cuesta no llorar cuando se que no te veré hasta dentro de unos años.

Eran las 03:00 am de la madrugada, y el gran grupo se encontraba en el aeropuerto de la ciudad, por despedir a siete de sus queridos amigos.

— Nos volveremos a ver, ¿si? Estamos en el mismo país, puedes ir o puedo venir cuando sea, seguiremos en contacto.

La semana había pasado volando, y Suni nunca se dió cuenta que era la hora, el momento, de despedir a su mejor amigo, que se volvía a Busán.

Ayer, viernes, se habían reunido, cómo última juntada de todos ellos juntos, además de su comienzo de vacaciones y aunque hubo lágrimas, bien sabían que no iba a ser la última vez que se fueran a ver.

— Sigo sin entender por qué te tomas un vuelo cuando podrías tomar el tren o micro —rió —, ni que estuviera demasiado lejos.

La menor se sostenía con sus brazos entrelazados entre el cuello del mayor, y él la sostenía por la cintura, estaban así hace unos, diez minutos, pero no, no querían alejarse.

— Porque es más rápido, tal vez —sonrió.

Vuelo 230, despega en 10 minutos —se escuchó por el altoparlante del lugar.

Se soltaron y se dedicó a despedir a sus otros amigos, que sí, eran muy importantes para ella.

— Yoon —nombró, mientras se acercaba al mayor y lo abrazaba —, te voy a extrañar muchisímo.

— Aunque sea difícil de creer, yo también te extrañaré mucho —admitió, mientras sus brazos rodeaban a la más pequeña —. Seguiremos hablando, cuídate, ¿si? Cualquier cosa me llamas y vengo volando.

— Lo haré —prometió —. Cuídate también, por favor.

Se terminó de despedir de los demás, a los que les pidió que por favor les mandaran un mensaje indicandoles que habían llegado bien, y que estaban a salvo. Les deseó suerte, ya qué estudiarían allá, y aunque le dolía, debía acostumbrarse a ya no verlos todos los días en la Universidad.

— Cuídense, todos —pidió Hoseok.

— Hagánlo —remarcó Namjoon.

— Nos volveremos a ver, no se pongan tristes que yo también lo hago.

— Ser sensible está bien, SeokJin —respondió Jackson.

Vuelo 230, acerquense a la sala de abordaje —se escuchó a la misma voz femenina de hace un rato, por el altoparlante.

— Te amo, te amo, te amo —dijo Suni, abrazando con una gran intensidad a Jimin —. Por favor, cualquier cosa me avisas.

— Y yo a tí. Tranquila, lo haré —tranquilizó —. Te extrañaré, pero jamás te librarás de mí, eh. Me tengo que ir —avisó, cuando se volvió a escuchar esa voz por todo el lugar.

— Adiós —se despidió, dandóle un beso en la mejilla al castaño, entre lágrimas, que no dudaron en aparecer.

— Hasta pronto —dijo, besandóle la mejilla a su mejor amiga, y dirigiéndose al pasillo de abordaje, con unas pequeñas lágrimas en los ojos.

— ¡Adiós! —exclamaron los siete chicos, con su mano en alto, caminando en reversa por el pasillo.

— ¡Cuídense!

Again you ; Lim Jaebeom Donde viven las historias. Descúbrelo ahora