Epílogo.

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- ¿Nerviosa? -preguntó el chico sentado en el asiento del avión, a un lado de ella.

- ¿Siempre preguntarás lo mismo cada vez que suba a un avión? -cuestionó -. Sabes bien que siempre que estoy contigo mis nervios se van, no hace falta que te lo aclare, bobo.

- Es qué, por si a caso -respondió -. Y... ¿estás segura? Mira que podemos bajar ahora mismo.

- Claro que lo estoy -aclaró -, bastante. Tranquilo ¿si?

Asintió y besó castamente la mejilla de la menor, algo ya muy habitual en ambos.

- Sun -nombró, y ella murmuró haciendo saber que él podía seguir hablando -. ¿Te das cuenta lo fuerte que se volvió nuestra relación?

- Sí -afirmó sonriendo -. Y me alegra saber que estuviste para mí todo éste tiempo, que jamás me soltaste la mano, es lindo saber que te tengo a mi lado -contó -, gracias, Mark, por todo, en serio gracias.

- No agradezcas, por favor -pidió -. Me siento una persona muy afortunada al tenerte conmigo. Y... ¿por qué tan cursis? -bromeó.

- No puedes negar que saco ese lado tuyo a la luz.

- ¿Por qué negarlo? -concordó.

Ella besó sus labios, y en ese instante la azafata informó que se preparen porque el avión ya estaba por despegar.

Se sentía nerviosa, pero era la hora de hacerlo. Había llegado el momento.

(...)

- ¿Hay alguien? -preguntó elevando la voz, mientras entraba a la casa dónde había vivido toda su vida.

- ¡Hija! -exclamó la mayor al ver a su pequeña, aunque ya, no era tan pequeña.

- Hola, mamá -saludó, abrazando a la mujer -. ¿Como haz estado?

- Todo se me hizo difícil sin tí -respondió -. Acostumbrada a verte todos los días, y de un día para el otro saber que mi niña se iba a Estados Unidos era complicado de procesar -explicó -, pero estuve bien. Y... hola, Mark, tanto tiempo -abrazó a Tuan, mientras sonreía.

- La verdad que sí, tanto tiempo -afirmó, correspondiendo al abrazo.

Para Suni era algo tan hermoso volver a su país natal. No era la misma, ya no, ese tiempo fuera la había ayudado, y para bien, claramente.

Tres años habían pasado, y unos meses de haberse recibido de su carrera, y ya eran más de tres años de tener cómo pareja a Mark, la persona que fué su motor por todo ese tiempo, en los cuáles había llorado, tanto como reído. Seguir la Universidad en el extranjero había sido complicado, no tener a sus amigos, ni a sus padres, pero con esfuerzo lo había logrado. Tuan había estado a su lado en todo momento, y aunque por un tiempo no se veían mucho gracias a los estudios, siguieron allí, uno al lado de otro.

Volvían a Corea para seguir su vida ahí, y aunque ella prefirió dejar todo eso atrás, cuando notó que finalmente había superado sus inseguridades y había conseguido ser feliz, decidió volver, más que satisfecha por su cambio.

Ya era una mujer, aunque a pesar de tener veinticuatro años recién cumplidos, tan sólo hace una semana, mantenía esa juventud intacta, y esa dulzura que tanto la caracterizaba.

Again you ; Lim Jaebeom Donde viven las historias. Descúbrelo ahora