CAPITULO 2 *

1K 41 1
                                    

CAPITULO 2

Vanessa

El frio del piso y el olor a café me despertaron, estaba solo vistiendo mi pijama, no tenía sabanas y estaba congelándome. Entonces recordé que la noche anterior después del cine me había quedado a dormir con Ana. Ella tenía la costumbre de tirarme de la cama y quedarse con las sabanas.

Me levanté del suelo y vi a Ana en su cama, claro, ella estaba muy cómoda mientras yo estaba ahí congelándome.

–¡Ana! -Grité cerca de su oído haciéndola saltar.

-¡QUE! ¿Qué pasa? -Gritó asustada con los ojos muy abiertos.

Nunca me cansaba de su cara cuando hacia esto. Ana me miró enojada comprendiendo todo mientras yo estaba muriendo de risa.

-Debes dejar de hacer eso, un día de estos me dará un infarto por tu culpa -Dijo Ana fingiendo enojo.

-Y tú deberías dejarme dormir en tu cama, si me invitas a dormir en tu casa, debes ser amable y no tirarme al suelo. -Dije de la misma manera.

-Sabes que no lo controlo, se me ocurre que para la próxima vez, deberías dormir con mi hermano. Él siempre amanece abrazando a las chicas con las que duerme, con el no tendrías estos problemas. -Dijo divertida.

-No es divertido. -Exclamé mirándola mal.

El hermano de Ana, un año más grande que nosotras, iba a la universidad mientras nosotras estábamos en el último año de preparatoria. Era uno de esos típicos chicos que siempre están rodeados de chicas. Él me caía muy bien, sin embargo nunca tendría algo con él, nunca.

-Qué te parece si bajamos a desayunar, creo que mi hermano ya está despierto.

-Creo que se enojara porque no le avisaste que saldrías ayer.

-No te preocupes, él nunca me avisa, así que no tengo porque hacerlo yo.

Luego de peinarnos un poco y lavarnos la cara, bajamos a la cocina y como dijo Ana, su hermano Alex ya estaba despierto, incluso ya había hecho el desayuno.

La mañana transcurrió normal, era sábado y Ana y yo habíamos hecho planes para salir de compras hoy, pronto entraríamos de nuevo a clases y según ella, debíamos disfrutar los últimos días de libertad.

A las cuatro de la tarde, estábamos en una pizzería comiendo, si, apenas estábamos comiendo, Ana siempre había tardado horas comprando ropa.

-Vane, en la esquina de allá -Señalo con la cabeza -hay un chico que ha estado mirándote la última media hora. Voltea, pero disimuladamente -Dijo Ana viendo sobre mi hombro.

Y claro, cuando me decían "voltea disimuladamente", no lo hacía, en vez de eso giraba la cabeza como muñeca poseída, supongo que debía resolver eso.

Cuando gire de forma poco natural la cabeza, vi a un chico de piel clara, con cabello negro y una sonrisa sexy. Luego de verlo un par de segundos me di cuenta quien era. ¡No podía ser!. Rápidamente le di la espalda de nuevo, era ese chico del cine, y ahora que lo veía bien, no estaba nada mal.

-Hagamos como que no existe -Le dije a Ana tratando de sonar poco interesada.

-Creo que será un poco difícil, porque viene hacia acá. -Anunció susurrando. Ana regresó su mirada al plato con pizza tratando de disimular que lo estaba mirando.

-¿Qué? Ignóralo, tal vez así se arrepienta y decida irse. -Susurré nerviosa.

Cuando algo me ponía nerviosa, mi boca perdía conexión con mi cerebro y empezaba a decir cosas sin sentido.

-Lo que hiciste ayer fue grosero, no puedes solo terminarme así enfrente de la gente -Dijo el chico con indignación.

¿Qué? ¿Me hablaba a mí? Casi escupo la pizza cuando dijo eso, Ana solo me miro confundida, su vista iba de él a mí y de regreso.

-¿No me vas a hablar? Te aseguro que ella no significa nada para mí, solo es una chica que quiere robar mi inocencia, bueno, en realidad todas las chicas quieren robarla -Dijo con una media sonrisa.

-Vanessa ¿lo conoces? -Ana estaba más que confundida.

-Claro que... -Ni siquiera pude terminar de hablar, él me interrumpió.

-Claro que me conoce, soy su novio, ¿no te lo dijo? Ella siempre me niega -Negó con la cabeza.

-Claro que no lo conozco, ¡Está loco! -Seguí comiendo y tratando de ignorarlo.

-No dijiste eso aquella noche... -Murmuró con burla.

¿Qué? No podía creer que en verdad estuviera haciendo eso, no pude aguantarlo más, el refresco que acaba de tomar salió disparado de mi boca.

-¡Vanessa! ¿Qué hiciste? -Dijo Ana un poco sorprendida.

No podía dejar de reír. Las miradas de todos en la pizzería estaban sobre nosotros. El chico estaba furioso, estaba mirándome fijamente, parecía que en cualquier momento echaría chispas por los ojos.

En cuanto el chico se dio vuelta y caminó hacia los baños, Ana se unió y soltó una carcajada.

-Vane, ¿Quién era ese chico? ¿Y por qué te conoce? -Preguntó mi amiga después de que su ataque de risa había pasado.

Le conté con todo detalle lo que había sucedido entre los dos la noche pasada, ella me miraba con atención procesando cada palabra que yo le decía.

-Ya me lo imagino, ahora entiendo lo que te dijo -Soltó una risita -por cierto, fue muy grosero lo que hiciste. -Me miró mal.

-Él se lo ganó, no puede ir por la vida utilizando a las personas y metiéndolas en sus problemas.

-Pobre, conociéndote debe haberle salido muy mal todo, y mira, no se da por vencido. -Señaló en dirección por donde había desaparecido minutos antes.

Cuando me giré para ver, ya había salido del baño y venia de nuevo hacia nosotras.

-Creo que me debes una camisa. -Dijo señalando la mancha en su camisa.

-Oh claro que no, no debiste jugar conmigo, ¡ni siquiera te conozco!

-Eso se puede solucionar. -Respondió con una sonrisa de lado.

-Conmigo no funciona, lo siento. -Reí nuevamente.

Ana parecía la más divertida de los tres, solo miraba nuestra extraña conversación y sonreía. El chico trataba de coquetear en cada oportunidad que tenía mientras yo seguía devorando la pizza que aún quedaba en la caja.

-Hola, yo soy Ana, y ella es mi amiga Vanessa. -Intervino mi amiga tratando de solcionar nuestro problema.

-Hola, yo soy Santiago -Respondió él con una sonrisa sincera. -y dime Ana ¿Tu amiga siempre es así de grosera?

-¿Yo grosera? Yo no soy la que utiliza a personas que no conozco para salir de un problema. -Respondí a la defensiva.

-En mi defensa puedo decir que yo no te estaba utilizando, solo pensé que sería divertido.

Decidí ignorarlo, tal vez así se iría a molestar a alguien más, nunca me habían agradado los chicos como él, que creen que le caen bien a todo el mundo.

-Ana, creo que deberíamos irnos.

-Tienes razón. -Respondió. -Santiago espero volver a verte, no le hagas caso a mi amiga, no siempre es así de gruñona -Comentó Ana guiñándole un ojo.

La miré con indignación, se suponía que era mi amiga. Debía apoyarme a mí, no a él, que era un completo desconocido.

-Es cierto, no siempre soy así de gruñona, solo lo soy con las personas que me caen mal.

POR FAVOR SI LES GUSTÓ, VOTEN Y COMENTEN. :)

Siempre estás túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora