CAPITULO 39 "Despedidas difíciles"

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AVISOS IMPORTANTES AL FINAL

CAPITULO 39

VANESSA

Regresé al club y antes de encontrarme con los chicos, limpie las lágrimas que se habían escapado de mis ojos. La verdad es que me había encantado volver a hablar con él, y besarlo... besarlo había sido lo mejor que me había pasado en los últimos días.

Fui a la mesa donde habíamos estado sentados, y encontré a Alex tomando una bebida de la cual no sabía el nombre, tomé mi bolso y guardé en el la pequeña caja dorada que me había dado Santiago.

Pasé el resto de la noche bailando con mis amigos y tratando de alejar la tristeza que se había adueñado de mí.

SANTIAGO

Me desperté exactamente a las seis de la mañana con un minuto, mi alarma estaba programada para que sonara dentro de dos horas pero no era capaz de dormir un solo segundo más.

Me levante de la cama y caminé hacia el closet, cambié mi pijama por un pantalón deportivo, una camiseta y una sudadera. Me puse mis tenis y tomé mi iPod.

En cuanto abrí la puerta de mi casa, el aire frio me golpeo. Observé el cielo antes de salir, estaba nublado, seguramente llovería más tarde. Hice algunos ejercicios de calentamiento en el patio y después de ponerme los audífonos y darle play a mi lista de reproducción favorita, empecé a trotar en dirección opuesta a la casa de Vanessa.

Corrí varias calles, cuando solo habían transcurrido cinco minutos, ya no necesitaba la sudadera para que me protegiera del frio.

Cuando regresé a mi casa media hora después, miré en dirección de la casa de Vanessa inevitablemente, tal vez ya lo hacía por costumbre. Mis ojos se encontraron con los de ella e inmediatamente se dio vuelta y entró a su habitación. Al parecer ella tampoco podía dormir.

Entré a mi casa con la nostalgia apoderándose de mí. Había llegado el día que tanto temía, ella se iría en unas horas.

Subí a mi habitación y me di el baño más largo de mi vida, me puse unos jeans oscuros y una camiseta blanca sin estampados. Eran solo las siete con treinta minutos y no sabía que más hacer para matar el tiempo.

Bajé para desayunar algo y encontré a mi mamá en la cocina preparando el desayuno.

-¿A qué se debe este interesante acontecimiento? -Dijo ella sin dejar de prestar atención al desayuno.

-¿A qué te refieres? -Pregunté confundido.

-Es sábado, ni siquiera son las ocho y tú estás fuera de la cama, eso es algo sorprendente. -Soltó una risita y rodé los ojos.

-Me desperté a las seis para ir a correr.

-¿Saldrás hoy?

-¿Por qué la pregunta?

-Tu padre y yo queremos ir a despedir a Vanessa y sus padres. ¿Te gustaría ir?

-Claro, ¿Sabes a qué hora se irán?

-Al medio día. -Asentí con la cabeza y no dije nada más.

Pase toda la mañana haciendo cualquier cosa, incluso intente hacer mi tarea pero no pude, no lograba concentrarme en nada, en lo único que podía pensar era en Vanessa yéndose lejos.

Cuando por fin dieron las once, mi nerviosismo aumentó. Estaba de pie frente a mi ventana, observando cada movimiento que hacían en la casa de al lado.

Un camión de mudanza había llegado desde las nueve de la mañana, pero parecían haber terminado su trabajo.

Unos minutos más tarde, alguien tocó mi puerta, al no obtener respuesta, mi mamá abrió la puerta y entró a mi habitación.

Siempre estás túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora