CAPITULO 10 "No son celos" Segunda parte.

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ISRAEL

Unos golpes en mi puerta me despertaron, entrecerré los ojos mientras me adaptaba a la luz, y busque mi teléfono entre las almohadas, ¡eran las 11 de la mañana!. Di un salto fuera de la cama y corrí para abrir la puerta.

-Lamento despertarlo bello durmiente, pero hay que desayunar. -Dijo Vanessa sonriendo de lado.

-Lo siento, no sé qué me pasó, debe ser la cama, es muy cómoda. -Sonreí mientras trataba de peinarme con la mano.

-Te estaré esperando en la cocina.

Luego de bañarme, vestirme y peinarme, bajé a la cocina y al entrar en ella el recuerdo del beso con Vanessa regresó.

Vanessa estaba de espaldas a mí, con medio cuerpo adentro del refrigerador, me acerqué lenta y sigilosamente y la tome por la cintura al mismo tiempo que decía "buu". Ella dio un pequeño grito y saltó.

-¡Casi me da un infarto!. -Dijo con un tono de voz entre enojo y diversión.

-Ups.-respondí con una sonrisa en mi boca.

-¿Hot cakes o cereal? Lo siento pero no hay mucho de donde elegir. -Dijo señalando el interior del refrigerador medio vacio.

-Me gustan los hot cakes. -Alcé mi pulgar en señal de aprobación.

-Hot cakes serán entonces.

-¿Me harás el desayuno? No sabía que besaba tan bien. -Le guiñe un ojo al tiempo que le sonreía coquetamente.

Después de mi inteligente comentario, lo único que recibí como respuesta de su parte fue una barra de mantequilla en mi cabeza.

-¡Ouch! -Respondí mientras masajeaba mi cabeza en el lugar donde había sido golpeado. -Chica ruda, me gusta.

Estaba por responderme, cuando sonó el timbre de la casa, ambos nos asomamos hacia el recibidor y luego Ella me miró diciéndome con la mirada que debía abrir la puerta.

-De acuerdo, yo voy. -Respondí resignado.

Cada que daba dos pasos el timbre volvía a sonar insistentemente, ya me estaba cansando. Abrí la puerta y la mirada furiosa de Santiago se topó con la mía.

-Justo la persona que quería ver por la mañana. -Dijo Sarcásticamente.

-Buenos días Santiago, justo estaba pensando en ti. -Respondí de la misma forma.

-¿Por qué cada que vengo te encuentro aquí? -Dijo con los brazos cruzados.

-No lo sé... se me ocurre que puede ser porque vivo aquí. -Puse cara de poker.

-¿Qué?¿Vives con Vanessa? ¿Y solos? -Preguntó entre sorprendido y enojado.

-Israel, ¿Quién era?- Vanessa apareció a mi lado, me miro, y señale hacia Santiago. Ella lo miro y frunció el ceño. -Oh eres tú.

-¿Viven juntos? -Preguntó Santiago.

-Sí, vive aquí.

-¿Y por qué no me habías dicho?.

-Pensé que era obvio. -Dijo Vanessa.

-Chicos, tal vez no se den cuenta, pero sigo aquí. -Dije llamando su atención. Ambos me miraron con mala cara y supe que era el momento de irme. -Ya entendí.

Caminé hacia la cocina, donde los hot cakes se estaban quemando y seguí preparándolos. Tenía curiosidad de lo que estaban hablando, pero si iba quedaría como un chismoso. Pasaron unos minutos Vanessa regresó, no estaba enojada pero parecía triste. Tenía muy poco tiempo de conocerla, pero ya me preocupaba por ella.

Siempre estás túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora