CAPITULO 32 "Verdad o reto"

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CAPITULO 32

ISRAEL

Corrí por las escaleras hasta la habitación de Vanessa y me detuve frente a su puerta, estaba cerrada. ¿Debía entrar?, tal vez quería estar sola. No sabía porque habían discutido pero quería entrar ahí, abrazarla y decirle que todo estaría bien.

Recargué mi frente contra la puerta y suspiré frustrado por no poder hacer nada.

Decidí darle su espacio, fui a mi habitación y me recosté en la cama con los brazos cruzados a la altura de mi cabeza.

No me gustaba verla de esa manera, tan vulnerable. Quería que ella fuera feliz, lo que me había gustado de ella principalmente, era la hermosa sonrisa que tenía. No iba a dejar que desapareciera por culpa del idiota de Santiago. Me levanté de la cama y fui directo a su puerta.

Toqué un par de veces pero no hubo respuesta. Abrí la puerta lentamente y la vi en su cama. Sus hombros subían y bajaban a causa de los sollozos. Me senté a su lado en la cama y la atraje hacia mí estrechándola en un abrazo.

-Todo estará bien. -Susurré en su oído tratando de calmarla.

Estuvimos en esa posición un largo rato, la solté hasta que se tranquilizó.

Tenía los ojos terriblemente hinchados y rojos a causa de las lágrimas. Me partía el corazón verla así.

-¿Quieres hablar? -Levantó su rostro y asintió. Espere un momento hasta que ella habló.

-Me mintió de nuevo.

-¿Qué pasó? -Tomé su mano y acaricie sus nudillos con mi pulgar.

-Él entró por la ventana cuando te fuiste a casa de Ana y me obligó a ir con él. -Su voz se escuchaba entrecortada y las lágrimas amenazaban con salir de nuevo.

-¿Te lastimó?

-No, me convenció de perdonarlo. Me tomó una foto y quise borrarla, le quité su teléfono y vi otra foto... -Con mi mano libre limpié la lagrima que rodó por su mejilla.

-¿De qué era la foto?

Ella dudó unos segundos, más lágrimas aparecieron y la volví a abrazar.

-Él estaba en la cama desnudo, Carolina... -Su voz se quebró en la última, no quise insistir más. Me limité a abrazarla.

Ahora entendía. El estúpido había aprovechado que salí para llevarla con él, así no podría interrumpir.

Vane se quedó dormida en mis brazos después de un rato, su cuerpo estaba frio y su rostro lucía pálido. Acaricie sus mejillas y acomodé un mechón rebelde de cabello que insistía en estar en su cara. Lentamente me levanté de la cama, la cubrí con las sabanas para mantenerla caliente y salí de su habitación después de asegurar la ventana. Yo mismo me encargaría de que el idiota no la molestara más.

*****

VANESSA

Me desperté con un terrible dolor de cabeza a causa de llorar tanto. Me froté los ojos, que seguramente estaban hinchados y quité las sabanas de mi cuerpo.

Miré mi teléfono, eran la una de la tarde. Me puse las pantuflas y me dirigí a la planta baja. Israel no estaba por ningún lado, no quería estar sola.

Subí las escaleras y me detuve en la puerta de su habitación, toqué un par de veces y escuché su voz diciéndome que pasara. Estaba recostado en su cama mirando televisión. Me sonrió y yo apreté los labios elevando las comisuras en un intento de sonrisa.

Siempre estás túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora