CAPITULO 27 "Tres meses"

751 35 19
                                    

CAPITULO 27

SANTIAGO

Las palabras salieron de mis labios sin pensar, vi la expresión asustada de Vanessa y solo logré ponerme más nervioso. Tenía lo labios entreabiertos y los ojos más grandes de lo normal. Temía que me dijera que ella no sentía lo mismo por mí y se alejara.

-Yo... -Dijo con nerviosismo

-Lo entiendo, es muy pronto para decirte eso. -Miré hacia otro lado ocultando mi vergüenza.

-No... yo...

-No te preocupes, lo entiendo. -Dije un poco desanimado.

-No lo entiendes, yo te amo. Yo también te amo.

Volteé a verla y estaba sonriéndome.

-¿Me amas? ¿En verdad me amas?

-Claro que si tonto. -Sonrió más.

La abracé y la besé fuertemente. Su risa inundó mis oídos y mi corazón se alegró. Ella me amaba. ¡Me amaba!

***

VANESSA

La mañana del jueves me recibió de mejor manera que la anterior. Me levanté muy temprano para estar lista a tiempo y el delicioso aroma del café se hizo presente cuando bajaba las escaleras.

Camine hasta la cocina y descubrí a Israel tomando una taza de café. Él me sonrió y me sentí bien porque las cosas entre nosotros estaban arregladas.

-¿No hay una taza de café para mí? -Dije recargada en la barra.

-Claro, en seguida.

-¿No te parece extraña la facilidad con que cambia el clima? Ayer hacia calor.

-Creo que estoy acostumbrándome. -Sonrió.

-¿Me perdí de mucho ayer?

-De hecho no, les dije a los profesores que te habías sentido mal.

-Gracias. -Sonreí y le di un trago al café que me había puesto en frente.

Me froté las manos tratando de calentarlas mientras esperaba que Israel se subiera al auto. Ana me envió un mensaje diciendo que nos estaba esperando y salí del garaje.

-Israel, ese es mi lugar ¿Cuántas veces te lo tengo que repetir? -Ana estaba molesta, tenía las manos en las caderas y miraba con el ceño fruncido a Israel. Él solo sonrió sin moverse de su sitio.

-Buenos días para ti también. -Miré el retrovisor con una sonrisa burlona ya que no le quedó más opción que sentarse atrás.

-Muy graciosa.

-No arruinarás mi buen humor así que quita ya esa cara de amargada.

Israel rió un poco y Ana nos dio un golpe en la cabeza a ambos.

La primera clase transcurrió tranquilamente, el profesor solo dio algunas instrucciones sobre un trabajo pendiente y luego nos dejó trabajar en eso. Trataba de evitar a toda costa la mirada de Carlos, sabía que había discutido con Santiago y no quería tratar el tema.

Tres horas más tarde llegó lo que más temía, tenía un trabajo en parejas pendiente con Carlos en esa clase y sabía que iba a ser inevitable hablar con él.

Él se sentó a mi lado más serio de lo normal y me miró ¿triste? La verdad no sabía cómo interpretar su mirada.

-¿Todo bien? -Pregunté porque sabía que debía hacerlo.

-Claro. -Respondió sin mirarme. ¿Qué le pasaba? ¿Lo había amenazado Santiago sobre sonreírme?

-Eh... bueno, creo que debemos empezar a trabajar.

Siempre estás túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora