Los minutos pasaron a base de agua caliente, besos, jabón y varias sonrisas.
- Espera aquí. – le dijo él, frotándole los hombros. ___________ asintió, sentada sobre la tapa del váter y con la mirada de una niña pequeña. Esperó varios minutos a que Justin regresara con uno de esos camisones que a ella tanto le gustaban. – Ten, ponte esto. – le susurró, concentrado en su faena. Hizo que ____________ levantara los brazos y que aquel camisón callera por toda su piel. – Listo. – Justin soltó un suspiro. Ella parecía tan inocente en ese estado. Casi y no podía levantarse y ponerse en pie. Lo que podían hacer Malibú y dos o tres vacitos más de vodka. – Vamos a la cama. – le dijo, hablándole en voz baja.
___________ estiró los brazos hacia arriba, haciendo que Justin cogiera sus manos y se acoplara a lo que ella estaba haciendo.
- Cárgame. – le pidió la suave voz de __________. Sus ojos miraron los de Justin, en uno de los segundos más exquisitos de la noche. Y en ellos habían todo lo que podía describirse como ternura. Era una mujer irresistible hasta cuando no se lo proponía. Y él lo sabía perfectamente.
Justin negó con la cabeza, en un afán de demostrarle que se estaba comportando como una niña. Pero la verdad es que aquello no le molestaba en lo absoluto. Disfrutaba de toda esta situación en su punto máximo, el único problema era que había soportado una ducha con ella dentro, desnuda, coqueteándole de vez en cuando y tocándolo sin restricciones. Simplemente pensaba que aquello iba a ser suficiente por esa noche. Quería descansar de todo lo que _________ Peterson podía provocarle.
Sin embargo, puso ambas manos bajo los muslos de ella y la cargó entre sus brazos. El camino directo a la cama fue bastante corto. La dejó tendida sobre ella y luego pasó a ponerse también una sudadera. La escuchó suspirar en medio de la cama y moverse en ella, tratando de encontrar la comodidad. Y sus ojos le ordenaron que le diera un vistazo. Y era realmente preciosa. En el estado que estuviera, como estuviera y donde estuviera. Observó que se había inclinado un poco, subiendo las sábanas de la cama hasta la altura de su pecho para poder cubrir a Elisabeth de la misma manera. Y de pronto, le brindó un beso en la mejilla. Aquello hizo que el corazón de Justin terminara de derretirse. Y no solo eso, sino también lo invitaba a reflexionar sobre muchísimas cosas. Sobre todo lo que esa mujer había pasado, sobre todo lo que él había pasado para poder estar en ese momento con ella y con Sofia. Y aunque todavía se preguntaba por qué las cosas habían pasado de esa manera, sentía que cada momento había valido la pena y que lo valdría cientos de veces más.
Apagó las luces y caminó en dirección a la cama. Ahora más que nunca le provocaba estar metido ahí, en medio de las dos. Así que se abrió campo entre ambas, separando a Sofia de __________, que gruñó bajito al sentir como Justin movía su cuerpo con facilidad. La acomodó a su lado, haciendo que se acostara sobre su pecho.
- ¿Te sientes mejor? – le preguntó Justin, en susurros. Su voz se escuchó nítida, debido a que en ese momento solo podían percibirse las olas del mar reventando ahí afuera y la respiración de Sofi.
- Ajá… - soltó __________, acurrucada en su pecho.
- No quiero que vuelvas a tomar. – le exigió él. Y esta escena parecía más bien la de un padre con una hija. __________ no pudo evitar reírse. – no es ninguna broma, __________.
- Lo que digas. – volvió a reírse en voz baja, pero su mente empezó a caer en un sueño profundo cuando sintió las manos de Justin acariciarle el cabello. Lo hacía despacio, intenso, totalmente relajante. Era un maestro en cuanto a sus manos.
- Hoy… - Justin se aclaró la garganta. Sentía otra vez los nervios de siempre subir por todo su cuerpo y apoderarse de su habla. Tener a _________ su lado, y querer decirle lo que iba a decirle… Dios, no había nada que lo pusiera más tenso. Empezaba a sudar frío, y ni siquiera había dicho más de una palabra. – Hoy tenía algo preparado para los dos. – le susurró, todavía masajeando la cabeza de ____________. Miró hacia el techo, buscando alguna fuerza inexistente ahí arriba. Ahora un suspiro fuerte salió de su garganta, ayudándole de cierta manera. – Iba a… - de pronto se quedó callado, se inclinó un poco para poder mirar a ___________ y su adrenalina terminó por convertirse en ternura. Ella se había quedado dormida.