- Cierra esa boquita, Peterson.
- ¿Quieres desquitarte conmigo por no corresponderte nunca? ¡Entonces hazlo! ¡Eres un asco Max! ¡Una mier…
El rostro de ________ fue abofeteado por las duras manos de Max. Ella gimió, quedándose de un lado mientras volvía a ganar fuerzas para abrir los ojos. Tuvo que escupir sobre el suelo, su boca sangraba.
- Di una sola palabra más y te rompo la cara. – le dijo frío, sin siquiera mirarle. - ¿Quieres saber por qué hago todo esto? - alcanzó un par de mechones del cabello de ________ e hizo que ella se incorporara a la fuerza. – Por tu novio. – Max pegó su nariz sobre la frente de ella. – Porque quiero matarlo. Quemar su maldito cuerpo hasta verlo hecho cenizas. Y tú, lo verás conmigo.
- Por… ¿P…por qué…? – logró preguntar ella, sin saber dónde había sacado las fuerzas para ello. Aunque el cabello le cubría la cara, pudo alcanzar a ver los ojos de Max cubiertos de ira. De rencor. Había algo en él que ardía y ardería eternamente. Supo entonces, que estaría a punto de escuchar la verdad.
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Justin presionó el acelerador. En ese momento, los semáforos habían dejado de existir para él. Corría a toda velocidad y había logrado ahuyentar a dos automóviles policiales que le habían perseguido por las infracciones de velocidad.Sofia estaba a su lado. Dentro de la mochila de elefante, llevaba todo lo que en algún momento podía utilizar. Ropa. Objetos de aseo. Y un par de juguetes que ella misma había metido dentro. Miraba a su padre conducir a velocidad, con los brazos sobre el volante y completamente tenso. No tenía una idea de todo lo que estaba sucediendo, pero podía reconocer el edificio que tenían al frente.
Sin decirle nada, Justin abrió la puerta del Mustang y salió de él, para darse la vuelta y sacar a Sofi tan pronto como pudo. La cargó entre sus brazos y cerró las seguridades con la alarma del auto. Dentro del edificio, optó por usar el ascensor, y subió de par en par los peldaños de la escalera. El departamento que tenían al frente hizo que Elisabeth dijera el nombre de Emily.
Justin tocó la puerta desesperadamente, tan imprudente como pudo. No tenía la suficiente paciencia como para esperar un segundos más. A los dos minutos, Emily salió de su departamento. Tenía una pijama puesta y una trenza improvisada caía por sobre su espalda.
- Coge tus cosas y vámonos. – Justin se adentró en el departamento, apartando a Emily casi a empujones y observó de un lado para otro como si tratara de buscar algo.
- ¿Qué te sucede? Es tarde… - protestó ella. - ¿Quieres que cuide a Emily?
- ¿No me has escuchado? Coge un par de cosas y vámonos. – le indicó sin siquiera mirarla. Estaba dentro de su departamento, husmeando por las ventanas que daban hacia afuera. Su rostro demostraba nerviosismo y la tensión en su cuerpo empezaba a desarrollarse aún más. Emily supo que algo le sucedía.
- __________ y tú han discutido. – Emily bajó los hombros. Aquello no había sido una pregunta, sino más bien una afirmación. – Y ahora quieres que yo vaya y trate de hacer que…
- ¡Coge algo de ropa y ven conmigo! – le gritó él, empedernido. Había prometido, que en todo el lapso en el que estuviera con Sofia mirándole, no perdería los papeles. Pero aquello podía con él.
Al observar el rostro asustado de Emily y sentir a Sofia acurrucándose entre su cuello por el repentino grito, trató de aplacarse y respirar hondo. Dios. Estaba realmente mal. Si no era porque Eli le miraba… se habría roto en cualquier momento.- Escucha, no puedo explicarte ahora todo lo que está pasando. Pero estás en problemas. Todos lo estamos. Y necesito que vengas conmigo.
- ¿A dónde? – esa había sido una pregunta más sensata.
- Te lo explicaré en el camino. – exclamó él.
Un silencio se abrió entre los dos. Ella no parecía lo suficientemente convencida, pero al menos había empezado a moverse en dirección a su habitación. Unos minutos después, Emily apareció en el vestíbulo, con una chaqueta jean puesta y unos pantalones de franela negra. Tenía un pequeño bolso que colgaba en su espalda, y en su mirada, todavía había una gran falta de explicaciones.
Salió del departamento, sin decir una palabra y observó a Justin observar paranoico por las ventanas de este. Poco después estaba también fuera.
- ¿Tienes una idea de dónde demonios está Travis? – preguntó Justin bruscamente, mientras Emily cerraba la puerta y hacía dar vueltas la llave dentro de la cerradura.
A Emily se le heló el corazón.
- No. No sé nada sobre él. – mintió y tuvo que acelerar el paso para poder seguir a Justin, que ya se encontraba bajando por las escaleras con Sofia en brazos.
Mientras ambos bajaban, Emily escuchó a Justin hablar por el móvil.
- Ubica a Travis. Sí… sí… ¿estás ahí? Vale... – Justin dejó de hablar. – Si la moto está ahí abajo, es porque él está ahí.
Emily sintió arcadas en el estómago. La moto de Travis le daba recuerdos pocos agradables. Tal vez debía decirle a Justin todo lo que había pasado hoy en la tarde, pero él parecía tan introducido en un tema que ella desconocía completamente.
- Y Chaz, procura no hablarle de esto a tu novia. – dijo Justin hablando por el celular. – Sí, estoy con ella. – miró de soslayo a Emily, que seguía sin entender el sentido de las cosas. – Estaré ahí en diez minutos.
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El auto corrió a una velocidad máxima. Emily iba en el asiento copiloto, con Sofia entre sus brazos. Ella también tenía una mochila llena de ropa. Ambas menos él, que por cierto, no había dicho ni una sola palabras desde que todos se habían encontrado en el auto de nuevo.
Tenía demasiados planes en mente. Y aquello solo le ayudaba a no derrumbarse. De otro modo no sabría en qué condiciones se encontraría en ese momento. Habían burlado a su novia, tanto como lo habían burlado a él. Y ahora estaba desaparecida, en una ciudad en la que le estaba prohibido el pase a cualquier persona.
Había decidido ir por Emily, porque ya no tenía la plena seguridad de que ella estuviera a salvo en New York. Ella también estaba muy relacionada con ______, con Sofia y con él. Y aunque no quería aceptarlo, jamás se perdonaría que algo llegara a sucederle gracias a la mafia. Así que había puesto todo lo que tenía en mente, sobre la única jugada que le quedaba. La jugada final.
Frente a él, estaba el edificio de Travis. Este era mucho más pequeño, de tres plantas y bastante descuidado, ubicado en una zona bastante peligrosa de New York. Justin bajó del auto, dándose la vuelta para poder coger a Sofia entre sus brazos. Emily supuso que ella también tendría que bajar, así que lo hizo sin decir alguna objeción respecto al lugar en donde se encontraba. No exactamente por la ubicación, sino por la persona que vivía ahí.
Justin divisó la moto de Travis, y al costado, Chaz estaba fumando un cigarrillo que acabó de consumirse justo en el momento en que Justin, Sofia y Emily llegaron a su encuentro.
- Está aquí. – le dijo Chaz a Justin refiriéndose a Travis, sin siquiera inmutarse que Emily también estaba ahí. – Pero no contesta ninguna llamada, no sé qué mierda le sucede.
Emily sí lo sabía…
- Va a tener que abrirnos la puerta de todos modos. – dijo Justin, que rápidamente ubicó la reja metálica pintada de negro, que daba paso a la entrada del edificio.
Los cuatros no tardaron en llegar al cuarto de Travis. El 203. Chaz tocó la puerta con brusquedad. Una. Dos. Tres veces. Sabían que Travis estaba dentro. Con la paciencia agotada, una patada de parte de Justin fue a parar sobre la madera de la puerta, haciéndola resonar con fuerza. Emily dio un salto.
- ¡Abre la maldita puerta! – gritó Justin, realmente enfurecido. En un acto rápido, Justin puso a Elisabeth entre los brazos de Emily, que la recibió con naturalidad.- ¡Joder! – volvió a gritar irritado.