Capitulos 37

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"Algunas personas se van sin haber dejado algo a cambio. El problema es que él lo había dejado absolutamente todo".


La mañana siguiente ella despertó más temprano de lo usual.

Merodeaba por el pasillo de habitaciones, con un short gris de algodón y una blusa de tirantes, en dirección a la cocina. Una vez estando ahí husmeó en el refrigerador, en busca de algo que pudiera gustarle. Y uh, joder, no había nada que le llamara la atención. Tenía un loco antojo a pastel de chocolate con algo salado. Cerró el refrigerador y su espalda reposó sobre éste. Estando ahí unos segundos, con la mente en blanco, sus ojos pudieron divisar al hombre que dormía en los muebles de la sala.

Justin respiraba despacio. Su pecho desnudo, junto con la mitad de su brazo, subía y bajaba con tranquilidad. Su rostro era blando, su cabello perfecto y sus labios húmedos y semi-abiertos. Tenía puesto un pantalón de chándal de color negro que _________ no supo cómo apareció en sus piernas. Ella ladeó la cabeza, todavía mirándolo. ¿Era posible que ese hombre estuviera enamorado de ella? A veces lo podía creer y otras veces no. Tenía tantos defectos y a la vez tantas virtudes. Era perfecto e imperfecto en el mismo nivel, y aquello era lo que le hacía todavía más atractivo. Además del cambio que había logrado tener como persona, aunque de todas formas todavía conservaba un poco de ese Justin problemático y un tanto grosero. Ése Justin un tanto… ¿inmaduro? Y… de nuevo venía a __________ la misma duda que había embargada ayer en ella. ¿Estaba preparado para verla embarazada? Sí… él se lo había dicho muchas veces, pero aquel compromiso conllevaba más que solo palabras. Se trataba de un embarazo. Una persona más viviendo con ellos. Mucha más responsabilidad. ¿Él estaba preparado para todo eso?
____________ tragó saliva. Fue acercándose a él a pasos lentos, todavía reflexionando en su cabeza. ¿Podía culparlo? Él jamás había recibido cariño de parte de sus padres, probablemente ella había sido la primera en amarlo de verdad. Y de todas formas, con Sofia estaba haciendo un gran trabajo. Era un gran tipo con ella y ambos habían congeniado tan bien. Por Dios, ¿de qué se quejaba? Tal vez solo reinaba en ella la misma duda de siempre… ¿sería Justin capaz de amar a alguien más? ¿por qué lo creía imposible? Le había visto lograr tantas cosas y ahora… ¿dudaba de él de esa forma?

Justin se movió de un lado para otro en el sofá, helando la piel de ___________, que se encontraba de rodillas, muy cerca de él. Ahora mismo su mente ya no argumentaba nada en especial, solo se había dedicado a mirarlo. Justin era tan fuerte y tan débil a la vez. Anoche lo había demostrado de una forma que en parte, le había hecho temblar. Ella era su todo, como él era su complemento.

Sin decir una palabra más en su cabeza, se inclinó para besar a Justin en los labios. Éste tardó varios segundos en despertar y notar que ____________ lo besaba, y al hacerlo, apretó la nuca de ella con la mano derecha. Apretándola a él. Teniéndola para él como tanto le gustaba. Abrió un poco la boca, acomodándose entre la de ________. Y ésta soltó una risita tonta al notar que Justin ya había despertado. Y él también sonrió, pero sin perder el tiempo, su boca se abrió todavía más, logrando atrapar entre sus dientes el labio inferior de ___________. Mordiéndoselo.

- Mnh… - gimió ella, despacio. Se retorció en su sitio al sentir el típico cosquilleo que Justin provocaba en ella cuando la tocaba. – Basta… - logró gemir _______. – al separarse de él pudo notar que los ojos de Justin estaban abiertos, mirándola. Tragó saliva al reconocer el matiz de ellos. Lo conocía tan bien que podía deducir que estaba un tanto excitado.

- Buenos días. – canturreó él. Mirándole la boca. Sin descaro. Fijamente. Ardiendo muchísimo y pensando bastantes cosas fuera de lugar.

- Me has hecho sangrar. – mintió ________, cogiéndose el labio inferior con los dedos.

- ¿En serio? – preguntó un Justin alarmado. – Déjame ver. – le pidió, colocando su mano sobre la de __________ y quitándola de entre sus labios. Al dejarlo en bandeja, no dudó un segundo en volver a acercársele. Ella tembló en su sitio al sentir su mirada tan intensa sobre su boca… por Dios, ¿por qué estaba tan excitado? Y lo peor es que estaba contagiándole el mismo estado. Cuando Justin volvió a besarla en la boca, ella sintió detenidamente como sus braguitas se mojaban de poco en poco. La sensación la hizo moverse en su sitio y sin saber cómo, en un par de segundos se encontró enredada entre el cuerpo de Justin. Piernas y brazos. Boca. Lengua. Gemidos. Dios… todo era tan intenso. – N… o… no estás sangrando. – Justin tragó saliva, haciendo uno de los mayores esfuerzos de su vida a separarse de ella para poder hablarle. Los centímetros le torturaban. – Pero yo puedo hacerte sangrar, si eso quieres.

- Basta, no… - ___________ negó con la cabeza. Tenía el rostro ardiendo. Ardiendo en todo tipo de sensaciones y una de ellas, la más mordaz, era que quería desnudar a Justin en ese jodido momento. Su cuerpo ardía en llamas y podía deducir que se trataba por tener cada parte del cuerpo de Justin bajo el suyo, en pleno contacto.

- ¿Me has perdonado? – le susurró él, acariciando la piel de __________ por debajo de los shorts.

- No, solo quise venir a verte y me has besado.

- ¿Yo te besé? Eres tú quién apareció aquí.

- ¿Entonces no querías un beso?

- Quiero mucho más que eso.

Un silencio. ¡Maldita tortura! Su vientre ardía en deseo. Toda ella ardía en deseo puro y denso.

- No sabes lo mal que me pone no dormir contigo. – él volvió a tragar saliva. En su mirada, ella pudo notar el reflejo de lo afectado que de verdad eso le tenía. Y verlo afligido por no dormir con ella era… era malditamente tentador. - ¿tú no me extrañas?

- No mientras sigamos discutiendo.

- Estaba ebrio. – Justin escondió la mirada en el cuello de ________. – No tenía idea de lo que estaba haciendo, pero puedo recordar muy bien que no sucedió nada entre esa mujer y…

- Leí la nota Justin, no tienes que expli…

- Sí. Tengo que explicarte porque eres mi chica. Mereces una explicación de toda la maldita tontería que hice la otra noche.

- ¿Y piensas que es tan sencillo creerte?

- Estamos juntos ¿verdad? Necesitas confiar en mí.

Ella se quedó callada por unos segundos, bajando la mirada de la misma manera que Justin lo había hecho hace unos segundos. Al hacerlo pudo tener contacto con los labios carnosos de él. Esta tendría que ser una de las cosas más duras que le había tocado hacer jamás, hacerse la difícil con él cuando en verdad lo que quería era enredarse entre las sábanas con él.

- Yo confié en ti. – habló él. Claro y lo suficientemente fuerte como para que la piel de ___________ se helara. De inmediato ella levantó la mirada, con los ojos muy abiertos, él supo que aquel no había sido el mejor comentario que había podido hacer.

- No empieces, por favor.

- Solo quiero que esto funcione de verdad. – sugirió Justin, esta vez mucho más seguro de lo que decía. – Yo puedo creer en ti, ¿pero tú no en mí?
__________ guardó silencio.

- Pasó hace tanto tiempo, Justin.

- Solo respóndeme, necesito escuchar que confías en mí.

- Yo…

- Dímelo, por favor.

- Confío en ti. – ambos subieron la mirada. Ella se mordió el labio inferior, observando cómo Justin asentía con la cabeza, con una sensación de satisfacción en la mirada.

- Eso es, nena. – una sonrisa preciosa adornó los labios de Justin. Y ella no tardó en derretirse ante tal acto. No sabía qué tipo de poder utilizaba con ella, pero la tenía cautivaba en tan solo un par de palabras.
Los centímetros entre ambos desaparecieron mucho más rápido que antes. Y fue él quién apretó la nuca de _________ una vez más, besándole la boca con desesperación. Devorándola con dureza. Dejando entrar su lengua lentamente para luego invadir a ____________ completamente. Tanto, hasta hacerla gemir sobre él.

- Justin… - gimió ella, colocando sus manos sobre el pecho de su novio y separándolo un poco. Dio respiro al tenerlo lejos.

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