- ¿Quieres una cerveza? – le ofreció Chaz.
- No. – respondió Justin, exhalando el humo del cigarro.
- ¿Tampoco tomas ahora?
- ¿Podrías cerrar la maldita boca por una vez en tu vida? – le preguntó Justin, dando rienda suelta a su irritación. Miró a Chaz, callándolo con la mirada. Aquellos ojos marrones se volvieron helados y sus jadeos se volvieron mucho más pesados que antes. Su mano izquierda se hizo un puño.
Los dos hombres que estaban dentro del departamento además de Justin, se quedaron callados.
- ¿Qué mierda te sucede? – le cuestionó Chaz.
Y Justin se dio vuelta, tratando de relajarse. Aunque sabía muy bien que lo único que podría relajarlo ahora era fumar un poco más.- Quieren asesinarme. – empezó Justin. – La niñera de Sofia ha recibido llamadas amenazantes toda la maldita mañana y le han dicho que quieren matarme. – se dio media vuelta y tiró el cigarrillo al suelo. – Saben muy bien que aquello me tiene sin cuidado, pero esto no es como hace unos años. – cerró los ojos lentamente, respirando con cuidado. Cuando abrió los ojos, tuvo que hundir la mirada en el suelo para no delatar sus sentimientos. – Esta vez no estoy solo. – susurró. – Tengo una familia. – dijo en voz alta.
- No va a pasarles nada. – Travis alzó la mirada hacia Justin.
- Tú no puedes tener el control de lo que ellos puedan hacer. – le contestó este.
- Lo hice hace algunos años, puedo hacerlo ahora.
Los tres se quedaron callados.
- ¿Estás seguro de que Tentation tiene que ver en esto? – preguntó Chaz, en medio de los dos.
- Con lo que me ha dicho mi madre tuve suficiente como para entender que se trata de ellos. – Justin subió la mirada, deteniéndola en Travis, que tenía cierto aire de autosuficiencia por lo que acababa de decirle a Justin.
- Deberías sacarlas de ese departamento cuanto antes. – sugirió Travis. Pero el tono de su voz no parecía ser el de un simple consejo. Denotaba más bien querer tener el control.
- Crees que saberlo todo, ¿verdad? – Justin ladeó la cabeza. Empezaba a cabrearle internamente la actitud de Travis.
- Solo quiero ayudar. Así como lo hice cuando tú no estabas.
- Ahora estoy aquí y te puedo asegurar que no necesitamos de tu ayuda.
- Tal vez tú no… - Travis se acercó a pasos lentos, disminuyendo la distancia y aumentando la adrenalina de sus palabras. No sabía muy bien si quería herirlo o tan solo quería ayudar como tanto le decía. – Pero ________ y Sofia sí me necesitan.
Justin soltó una media sonrisa, burlándose con la mirada de las palabras de Travis.
- ¿Así que quieres hacerte el héroe una vez más?
- Solo quería hacerte recordar quién las protegió cuando tú estabas revolcándote con una maldita rubia.
Justin volvió a ladear la cabeza. Tal vez sí había llegado al departamento de Travis por un poco de ayuda de su parte, pero ahora mismo solo deseaba partirle el rostro. Golpearlo tanto como para hacerle olvidar todo lo que le había dicho. Sus ojos azules denotaban ira, tanto como los marrones de Justin. Quería hundirlo con palabras que eran ciertas y que Justin jamás terminaría de superar. Tenía razón, él sí había estado cuando Justin no sabía si quiera de la existencia de Sofia… y aunque todo eso parecía pasado, las heridas seguían en carne viva, esperando por un poco perdón. Ellos dos nunca terminarían bien del todo, siempre habría algo que terminaría haciéndolos herirse el uno con el otro.
- ¿Lo has olvidado ya? – le preguntó Travis. Dentro de él, ya estaba convencido de que lo único que quería era revivir el pasado, golpeando con palabras.
- Joder Travis, ¿quieres calmarte? – intervino Chaz.
- Déjalo hablar… ¿qué más tienes para decirme? – Justin le sonrió a Travis. Ambas miradas chocaron, ocasionando una descarga fuerte - Vamos Travis, abre la maldita boca y dímelo todo, aunque de todas formas sabré que eres un hijo de puta que siempre vivirá inmerso en el pasado. Pero te digo algo, gran imbécil, debes saber que lo que pasó hace dos años ya terminó. _____________ está conmigo, ______________ duerme conmigo y Sofia lleva mi sangre, porque es mi hija. – lo miró a los ojos, sabiendo que aquello que le había dicho había dolido más de lo que él estaba dispuesto a soportar. – Porque ni siquiera sirvió que la protegieras durante años para que ella te considerara un padre. – Justin ladeó la cabeza, disfrutando de cada palabra que soltaba. – Y __________... ella nunca supo valorarte como algo más, porque siempre estuvo acostumbrada a mí. – otro silencio se abrió entre los tres. Chaz cerró los ojos, sabiendo lo que estaba por venirse. – Supéralo Travis, no eres nadie para ellas.
Travis golpeó fuerte el rostro de Justin, haciéndolo tambalearse en su sitio. Y este se volvió en su lugar con lentitud, cubriéndose el pómulo derecho, justo donde Travis había golpeado. Al estar en su lugar, endureció el puño izquierdo.
- ¿Te duele que te digan la verdad? – esperó unos segundos antes de abalanzarse hacia Travis, golpeando todavía más fuerte contra la nariz de este.
La lata de Red Bull calló al suelo y Chaz corrió hacia Justin y Travis, tratando de separarlos. Pero Justin seguía golpeando. Una. Dos. Tres veces. Su puño empezaba a arder, mientras Travis también intentaba defenderse, golpeando el estómago de Justin con toda la fuerza posible, hasta ahogarlo un par de segundos.
- ¡Maldita sea, detente! – gritó Chaz, cogiendo a Justin de los brazos. Lo hizo ponerse de pie, todavía con Travis en el suelo.
La escena se asemejaba mucho a… Joder… los recuerdos aparecían en la mente de Justin, jugándole una mala pasada. Golpear a Travis solo hacía que su memoria reviviera la peor noche de su vida, aquella donde él y __________...
Justin cerró los ojos. Se separó de ambos y puso ambos brazos sobre su cabeza, tratando de borrar la imagen. Su paso nunca lo dejaría vivir tranquilo y menos ahora, que tenía al hombre que lo había separado de __________, en el suelo… pero debía calmarse.
- Espero que te haya quedado claro. – le dijo Justin por última vez. Sus hombros subían y bajaban, debido a su respiración agitada. – No quiero verte cerca de _____________, ¿me entiendes? – Justin levantó su dedo índice. Escuchó a Chaz renegar un poco más, diciéndole que dejara de hablarle a Travis, y finalmente optó por irse de aquel departamento, donde sabía que si seguía metido, terminaría por moler a golpes a una de las personas que más daño le había hecho.
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- Hola preciosa. – le dijo Travis. Hundió la cabeza, debido al hipo ocasionado por los varios tragos que se había tomado. – Mierda, no sabía que conocías mi casa. – ladeó la cabeza y estiró las manos. – Entra. – le invitó.
Emily también sonrió, un tanto incomoda por notar como es que Travis se encontraba. Desde que lo conocía jamás había tenido la oportunidad de verle ebrio. Y es que no solamente lo estaba, sino que además apestaba a humo de cigarrillo y estaba desnudo de cintura para arriba.
- ¿Cómo estás? – le preguntó él, cerrando la puerta de su departamento. – Oh joder, lamento que todo esté tan desordenado. – levantó los hombros, riéndose.
Su pequeño departamento estaba repleto de colillas de cigarrillo y latas de cerveza por doquier.
- No hay problema. – mintió ella. Se sentó sobre el sofá y más tarde él estaba a su costado. Seguía fumando, aún cuando ella le había repetido muchísimas veces que odiaba el olor. Y ahora mismo Emily se estaba llevando una impresión diferente de él, una que en el fondo sabía que encontraría de parte de Travis.
- ¿Quién te dio la dirección de mi departamento? – le cuestionó él.
- Travis, ¿podrías dejar de fumar?
- Nena, es mi casa ¿lo sabías?
Ella tragó saliva.
- ____________ me dijo donde vivías. ¿Te ha molestado que viniera?