- Nena… - le susurró él contra el teléfono. Tenía los ojos cerrados, abrazando a Sofia por la cintura. – Necesito que hagas esto, por favor. Saldrá bien.- Perdóname.
- No importa, estoy bien.
- Perdóname, Justin. – volvió a decirle ella. Se había llenado de lágrimas en tan solo un par de segundos. – por todo lo que te he hecho… - no pudo controlarlo, y sollozó fuerte. – Sé que no quieres volver a verme de nuevo pero…
- Sabes tan bien como yo que jamás cumpliría esa promesa.
Ella se quedó callada.
- Tengo miedo… - susurró al final del silencio.
- Saldrá bien, Peterson. Eres mi chica. Todavía lo eres.
_________ no pudo evitar sonreír ante sus palabras. Cogió el mango de la puerta y lo giró.
- Siempre fuiste suficiente para mí, por si querías saberlo. – susurró ella, respondiendo una pregunta que todavía persistía en él. – Toda la vida lo serás.
- ¿Te estás despidiendo?
- Es solo por si acaso…
Justin apretó el puño izquierdo. No pudo evitar sentirse afligido por todo lo que escuchaba. No soportaba tenerla tan lejos, sin poder hacer nada, sin poder mover un solo dedo más que con una llamada. Era desesperante. Y peor aún, sintiendo sus palabras como una repentina despedida que tal vez no terminaría haciéndola despedirse a ella… sino a él.
__________ abrió la puerta principal.- Justin… - susurró antes de poder abrir los ojos. Sus manos se hicieron agua y los nervios se apoderaron de ella. Y ésta de verdad era la última despedida, él debía saberlo todo. – Yo…
Pasos fuertes se escucharon en el pasillo. ________ guardó el móvil, sin cortar la llamada. Jaló fuerte del aza de su maleta y salió al pasillo, a punto de dar la corrida más rápida de toda su vida. Debía salir de ese edificio cuanto antes.
A punto de cerrar la puerta, un hombre apareció en frente de ella.
Max estaba hecho un manojo de nervios. Al
contrario de parecer el típico ejecutivo de toda la vida, tenía la camisa fuera, iba agitado, desarreglado e incluso iba bastante sudado. Miró a __________ con los ojos muy abiertos, totalmente frenético.
___________ tragó saliva. Su respiración se hizo más agitada y se quedó de pronto sin palabras. Estaba frente a Tentation. Frente a Max Nichols. Y lo peor de todo, es que lo había tenido frente a ella mucho tiempo.- ¿A dónde vas? – le preguntó él mirando su maleta.
Ella se quedó callada.
“Vamos Peterson, no te quedes ahí”.
- ¿A dónde vas? – volvió a preguntarle él, esta vez con mucho más recelo. ________ dio un paso atrás, observando una trasformación en el semblante de Max. Estaba realmente furioso, pero además, había optado por un estado alto de nerviosismo. – Así que ya lo sabes, ¿verdad? – él ladeó la cabeza, sonriéndole bastante fascinado. – No eres tan astuta como pensé nena. – negó con la cabeza. Y ella empezó a idear una y mil formas de salir de ahí. Y cuando estuvo a punto de aplicar una de ellas, el ascensor se abrió de par en par y dos hombres lo suficientemente grandes aparecieron. No tenía salida. Él sonrió, al verla completamente perdida y atrapada. – Ahora tú y yo vamos a jugar un poco ¿te parece?