- ________________... – Travis asintió con la cabeza. – Siempre _____________. – tragó saliva, exhalando humo. - ¿Acaso nunca dejará de estar metida en mi vida?
- ¿Qué ha pasado con ella?
- La detesto. – le contestó él. – La odio. – mintió. – A él y al hijo de puta que tiene su lado.
Emily se quedó callada. No podía seguir soportando el humo saliendo de la boca de Travis. Aquella boca que deseaba besar, pero que sabía que no era el momento adecuado. Estaba tan borracho… y aun así le parecía tan malditamente indefenso…
- Tengo que irme. – susurró ella.
- Quédate. – le pidió él. Y en realidad lo deseaba tanto. – Quédate, hagamos el amor… - se arrastró por el sofá, llegando al extremo en el que Emily se encontraba, para poder besarle el cuello.
- N…No… - se quejó ella. Si saber cómo, sus ojos ya estaban cerrados y su respiración empezaba agitarse notoriamente. Ése era el poder de Travis Maslow. – Ahora no Travis, estás borracho…
- Te quiero ahora Emily. – Travis alzó la voz. Hizo fuerza en sus brazos y logró acostar a Emiy sobre el sofá, colocándose sobre ella. Emily gimió, quejándose, pero a la vez deseando tanto un toque más proveniente de los labios de Travis. – Quédate, maldita sea. – aquello había sonado como una orden. Y ella también lo había sentido de esa manera. Las palabras de Travis habían llegado incluso a atemorizarle, y no sabía exactamente si aquello le había gustado.
- Suéltame, por favor.
- ¿Qué pasa si no lo hago?
- ¡Maldición, suéltame! – gritó ella, bajo su cuerpo. - ¡Estás borracho Travis!
- Sí ¿Y?
- Suéltame o voy a llamar a la policía.
- ¿Crees que eso me da miedo?
- ¡Mierda, basta! – Emily estampó ambas manos sobre el pecho de Travis, empujándolo. Pero este hizo todavía más fuerza, logrando alcanzar la boca de Emily con la suya, besándola contra su voluntad. Los ojos de ella se llenaron de lágrimas, viéndose encerrada por él y viéndose además… decepcionada. - ¡Déjame en paz! – gritó esta vez enfurecida. Empujó a Travis con fuerza, haciéndolo caer al suelo, mientras ella corrió hasta la puerta.
Se acomodó el vestido caro que traía puesto y aunque los tacones le molestaban, era parte de su dignidad no quitárselos. Miraba desde arriba a aquel hombre que pensaba que podría significar algo en su vida. Y estaba decepcionada con ella misma, por haber hecho el amor con el tantas veces, cuando siempre había jurado jamás enamorarse de un tipo como él. Borracho, problemático, lleno de tatuajes y que tenía la nicotina impregnada a él. Llorando, abrió la puerta del departamento y se fue de ahí antes de que Travis pudieran acercársele una vez más. Solo entonces pudo saber que todo este tiempo había estado haciendo lo incorrecto. Travis no era para ella. Ni ella para él. Lo que había significado para ambos, no era más que un juego sucio en el que los dos… sabría que esa sería la única forma de terminarlo.
++____________ se puso las pantuflas mientras se colocaba de pie. Arrastró los pies en silencio para no despertar a Sofia y se dirigió hacia las afueras de la habitación. Alguien tocaba la puerta insistentemente. Aunque Justin todavía no aparecía, se le hacía totalmente extraño que fuera él quien estuviera tras esa puerta, pues este siempre conservaba las llaves del departamento. Sin pensarlo más, abrió la puerta despacio y dejando un pequeño espacio para poder hablar. Sus ojos se centraron en la persona que estaba fuera. Era una mujer envuelta en una falda tejana y una blusa de tirantes. Tenía el cabello castaño hasta la cintura, e iba bastante maquillada. _____________ no pudo deducir nada en cuanto su mirada, parecía bastante inocente y tenía algo en sus manos que a ____________ le pareció muy conocido.
- Mnh… ¿Aquí vive Justin Bieber? – preguntó la castaña, con el ceño fruncido. Miraba por sobre el cuerpo de ___________, tratando de localizar a Justin.
_______________ abrió bien los ojos, todavía sin entender nada. Aunque ver a ese mujer vestida de esa forma y preguntando por su hombre le atemorizaba de cierta forma.
- ¿Tú eres…?
- Lo siento, es que quisiera hablar con él personalmente.
- Justin no está, pero puedes hablar conmigo.
La castaña negó con la cabeza, bastante incomoda.
- ¿Cree que si vengo mañana podré hablar con él?- No, la verdad no. – negó __________ inmediatamente. – ¿Podrías decirme por favor quién eres? – ladeó la cabeza, mirando a la mujer de pelo castaño con bastante detenimiento.
Esta pareció ponerse nerviosa al saber que empezaba a entrar en presión.
- Que es tarde guapa, no tengo toda la noche para hablar contigo. – insistió ______________.
- Él… él ha olvidado su billetera anoche en nuestro bar. – la mujer estiró los brazos, mostrándole la billetera a __________.
Ella observó el objeto en sus manos. Parte de su cuerpo se alivió al escuchar la palabra “bar”. Al menos no era lo que ella estaba pensando… Justin había pasado la noche en un bar y eso no algo por qué alarmarse.
- Vale, puedes dármela que yo me encargo de dársela.
- Uhm… me gustaría dársela personalmente, por favor. – la castaña apretó la billetera entre sus manos.
- Mira, si tienes algo que decirle me lo puedes decir a mí.
La mujer se quedó callada. Lo pensó unos minutos y pasó a estirar sus manos con el objeto entre ellas.
- No quería ser pesada, ahí está. – dijo entregándole la billetera a ____________. Se dio media vuelta y caminó moviendo las caderas hacia las escaleras. Le dio una última mirada a ________ y desapareció.
_____________ cerró la puerta del departamento. Se paseó por el departamento con la billetera de Justin en las manos, pensando muy bien en qué iba a decirle a este cuando llegara. Necesitaba una buena explicación, aunque estaba decidida a no armar otro lío como el de la mañana. Ya habían discutido bastante.
Mientras caminaba hasta la habitación, una hoja de papel doblada en dos calló desde la billetera hasta el suelo. ____________ se detuvo, retrocedió algunos pasos y cogió el papel. Aquello la hizo hacer revisar que todos los documentos de Justin se encontrasen dentro de la billetera y al terminar, se animó a abrir el papel que se había caído desde un principio. Era una nota. Cuatro líneas. Y muchas palabras que hicieron que el corazón de _____________ de un vuelco.
“Hola Justin. Sé que probablemente no me recuerdas, pero yo a ti sí puedo recordarte. Dejaste tu billetera sobre mi cama anoche y quise venir y dejártela personalmente porque además moría de ganas por verte de nuevo. Anoche fue especial para mí. Quería saber si podíamos encontrarnos de nuevo en el mismo lugar. Sobre mi cama. Un beso, Stella”