Capitulo 38

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- Lo siento. – se disculpó él, al tanto de lo que acababa de hacer con ___________. Prácticamente la había dejado sin oxígeno. – Es lo que pasa cuando duermo sin ti. – admitió una vez más. A ___________ no tardaron en subírsele los colores, pero de una manera menos inocente que antes. Estaba ruborizada y no exactamente por estar avergonzada. Quería escuchar más… mucho más.

- ¿En serio? – ella alzó una ceja, mordiéndose ligeramente el labio inferior. Sabiendo exactamente lo que estaba a punto de causar, se inclinó y su nariz hizo contacto con la barbilla de Justin. Su respiración causó muchísimo más que solo un pequeño cosquilleo en toda la piel de él. Que se retorcía en su sitio, apretando fuerte el culo de ___________ con las manos. Y aquello se debía, a que también había una erección grande y dura entre sus pantalones, que deseaba hacerle sentir.

- Haremos que esto funcione, gatita. – le susurró él, después de juntar todas las fuerzas necesarias para poder vocalizar. __________ asintió, concentrada en su ardua faena. Pasó a estirar los labios y besar el cuello de Justin, y éste gimió grave y duro, en respuesta. – Dios… ___________.

- No eres el único al que le afecta dormir solo. – susurró ella contra su oído, mordiéndole el lóbulo de la oreja.

- No tienes idea de lo que dices, preciosa.

- ¿Por qué no?

- Anoche me he portado mal.

- ¿Otra vez?

Él puso los ojos en blanco.

- Creo que sabes a que me refiero.

Ella guardó silencio, tratando de indagar en las palabras de Justin. Tratando de entender a qué se refería. Y no tardó mucho en darse cuenta de en qué sentido iban sus palabras. Oh… ahora entendía porque había amanecido tan excitado…

- Entré a nuestra habitación para sacar esto. – Justin bajó la mirada, señalando con ella los pantalones de franela. – Y te vi… durmiendo… y te ves tan malditamente bien mientras lo haces. – él tragó saliva. ___________ sintió como cada centímetro del cuerpo de Justin se endurecía todavía más. – Tuve que hacer algunas cosas inapropiadas… - ladeó la cabeza, pasando su lengua de arriba hacia abajo, por entre sus propios labios. – Y contenerme para no hacértelo en plena madrugada, supuse que solo te cabrearías más conmigo.

Y cuanto se equivocaba.

- Pero ahora no estoy cabreada.

Él sonrió. Con esa sonrisa tan provocativa y malditamente sensual que emanaba sexo por doquier. Era tan guapo.

- Siempre es bueno escuchar lo que quieres, _________.

- Sabes que no soy buena en esto.

- Eres fantástica. Solo dímelo, vamos, cuéntame qué es lo que quieres.

_____________ se mordió un labio. Dentro de ella deseaba tantas cosas. Dentro de ella, solo quería hacerle el amor y acabar con todo ese juego torturador. Estaba mojada, ardiendo por ese hombre que lo único que deseaba antes de hacérselo, era que ella le recitara lo que quería recibir.

- Quiero hacer el amor. – susurró __________. Perdió el miedo en aquellas primeras palabras, solo porque de verdad estaba deseando tanto a Justin en ése momento. – Contigo. Ahora mismo, Justin…

- ¿Lo necesitas?

- Sí… muchísimo.

- ¿Por qué?

- Porque… porque te necesito dentro de mí, ahora… ahora mismo.

Él levantó una ceja, sonriéndole.

- Dime el ritmo.

_____________ tragó saliva.

- Escógelo tú.

- Buena elección, nena.

Pasó a besarla tan desenfrenadamente como pudo, enredando sus manos entre sus shorts y su piel. Llegando a tocar la ropa interior de __________ con los dedos, y estirándosela con uno de ellos. Ella se revolvió en su sitio, ayudándole a que pudiera desnudarla… cuando de pronto, un sonido bastante conocido se hoyó desde la habitación de los dos. ___________ se detuvo, dejando a Justin con los labios abiertos y listo para besarla de nuevo. Era el sonido de su celular.

- ¿Vas a contestar? – Justin frunció el ceño.

- Puede ser de la oficina. - _________ hizo una mueca, disculpándose con él, que cambió de actitud al ver a su chica colocarse de pie y correr hasta la habitación en donde se encontraba su móvil. ¿Podía ser cierto? ¿Lo estaba dejando por una llamada telefónica? ¿Es que acaso había perdido dotes?
Escuchó a ___________ contestar la llamada, imitándola a base de muecas, mientras se ponía de pie y caminaba hacia la cocina.

- Hola Max. – saludó __________, con el móvil en la mano derecha. Se trasladó desde la habitación hasta la cocina, donde Justin ya tomaba de la caja de jugo de naranja.

- Dile que estabas a punto de tener sexo conmigo.
____________ abrió los ojos, mortificada.

- ¿Hoy día? – ella trató de mantener el hilo de la conversación. – claro que sí, no tengo problema en estar ahí en unas horas.

- ¿Qué? – preguntó Justin, dejando la caja de jugo de naranja sobre la encimera de la cocina.

- Vale, suena muy bien… - _________ puso los ojos en blanco ante la actitud de Justin, prestándole atención a lo que Max le decía en la otra línea.

- ¿Qué demonios suena muy bien? – preguntó Justin.

- Bien. Nos vemos en unas horas. - ___________ apretó el botón rojo, terminando la llamada. – Eres un niño. – le reprochó ella, negando con la cabeza.

- ¿Por qué siempre yo? Estábamos muy bien hasta que ese imbécil llamó. Y por cierto, todavía tienes que contarme qué demonios estaba haciendo aquí la otra noche en la que…

- ¿En la que tú viniste ebrio?

Justin se quedó callado, mirándola sin oportunidad de argumentar algo en su defensa.

- ¿Qué quería contigo esta vez? ¿Quiere verte, verdad? Es gracioso ver como ese gilipollas todavía no te supera.

- ¡Es mi jefe!

- Vale, vale… como tú digas… no quiero discutir por esto… - él negó con la cabeza. En su mirada podía notarse perfectamente lo afligido que estaba. – Estábamos a punto de reconciliarnos.

Ella asintió a lo que Justin le decía, y no pudo evitar soltar una sonrisa sincera al escucharlo estar tan preocupado por las discusiones que últimamente tenían. Se le acercó dando saltos y enredó el cuello de Justin entre sus manos.

- No voy a perdonarte que me hayas dejado totalmente empalmado en el sofá.

- El plan era ése. – sonrió ella, besándolo en los labios. – Tengo que ir a tomar una ducha, encárgate de Sofi ¿sí?

Él asintió, observando en silencio como ella volvía a besarle la boca y desaparecía, en un vaivén delicioso de caderas, en dirección a la habitación. Su mirada se quedó en la misma dirección por un determinado tiempo. __________ era tan… tan hecha a su medida. Parte de ellos solo le hacía sentir que debía mejorar para hacer funcionar aquella relación que los mantenía unidos desde hace tanto tiempo. Sin embargo, algo dentro de él quemaba en culpa. ¿________ debía saber acaso sobre Tentation? Sentía que ocultárselo solo aglomeraba un problema más grande. Un problema… que estaría a punto de estallar.

Tentation 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora