Capitulo 48

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Y entonces despertó.

Tenía los ojos muy abiertos ante un lugar desconocido. Los párpados le pesaban demasiado y su respiración era agitada. Intentó moverse en su sitio, pero no tardó en darse cuenta que tanto sus manos y pies estaban atados. Cuando sus ojos registraron su propio cuerpo, sintió muchas escenas que venían a ella tan violentamente en su memoria, recordando un poco de lo que había pasado hace unas horas, o quizá días… no tenía idea de cuánto tiempo había pasado desde que… la habían secuestrado.

La habitación estaba oscura. Solo un gran reflector estaba sobre ella y la silla en la que se encontraba atada. Al subir la mirada, sus ojos se vieron turbados de tan inmensa luz. Pero no podía ver más. Cientos de personas podían estar a su alrededor, pero la luz del reflector no le permitía ver en los alrededores. Sin mucho que pudiera hacer, pasó a revisarse. Estaba intacta. Con la misma ropa que había utilizado la última noche que había estado consiente. Era prácticamente la misma, sumándole claro, las sogas que ahora mismo enredaban su cuerpo. Intentó moverse con agilidad, pero estaba lo suficientemente atada como para poder si quiera respirar. Lo único que podía sentir en ese momento era un leve síntoma de mareo. ¿Dónde estaba?
Analizando la habitación con muchísima cautela, pudo distinguir un resplandor que sobresalía en el fondo de la habitación, donde sus ojos apenas alcanzaban a ver. Parecía algo más bien parecido a una puerta. Estaba bastante lejos para poder alcanzarla saltando con la silla enredada ella, pensó. Pero definitivamente tenía que pensar algo cuanto antes. Aquello le hacía recordar el porqué de su amarga ira. No pudo sentirse peor al recordar la escena de su secuestro, que justo en ese momento volvía a su mente violentamente. Bridándole la información necesaria. Había sido engañada de una manera sucia. Frunció el ceño y unas inmensas ganas de llorar se le vinieron encima. Estaba demasiado frustrada como para pensar en un buen plan para poder escapar de ese lugar. Estaba demasiado cegada por una sed de venganza irremediable, que solo le hacía pensar en cuanto deseaba ver a Max Nichols frente a ella para poder acabar con él con sus propias manos.

Jamás había sentido algo así por nadie en el mundo. Ni siquiera cuando Tentation había convertido parte de ella en una mujer cruel, había percibido si quiera una pizca de odio en su interior. Quizá con Sebastian Parker había sentido un sentimiento bastante parecido. Pero nada que pudiera compararse con lo que en ese momento sentía por Max. Se había burlado de ella. Le había visto la cara de estúpida, y ahora mismo, la tenía encerrada y atada en quién sabe dónde.

La furia le invadió el cuerpo y deseó gritar. En ese momento, la puerta que ______ había logrado visualizar se abrió.

Y ahí estaba él.

Por un segundo, ella sintió que se desvanecería de nuevo por todo lo que estaba sintiendo en ese momento al verle. Quería… quería matarle.

Max cerró la puerta tras él, se dio vuelta y pasos lentos fue caminando directamente hacia donde ella se encontraba. Estaba vez no era el Max Nichols formal de toda la vida, ni el Max Nichols desesperado que ___________ había visto llegar para secuestrarle. Era un Max diferente. Frío. Con una mirada que llegó a asustarle en lo absoluto. Porque por más que este tuviera esa sonrisa que lo caracterizara formada en los labios, sus ojos emanaban dureza. Estaba tenso. Su cuerpo estaba vestido por unos pantalones negros, botas y una cazadora de cuero del mismo color. Al mismo tiempo que demostraba odio en todo él, también dejaba salir su típico ego.

A unos pasos de ella, se detuvo. La examinó de pies a cabeza. Ella no sabía exactamente qué aspecto tenía en ese momento, pero era lo mínimo que podía importarle. La mirada de Max le provocaba arcadas en el estómago. Deseaba con todas sus fuerzas desarrollar esos mareos y poder vomitarle encima. Aún así, sabiendo que era un Tentation, sabiendo que podía matarle, no dejaba de parecerle un tipo completamente patético.

Tentation 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora