XVII

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POV Alba

Ahí estaba de nuevo, totalmente consciente de lo que estaba haciendo, esta vez sí.

Natalia descansaba con su cabeza apoyada en mi pecho desnudo. El silencio era casi total, solo escuchaba nuestras respiraciones agitadas. Mientras que en mi cabeza todo lo que escuchaba era el caos de mis pensamientos.

Tenía que aclarar esto con Natalia, que era lo que estaba pasando entre nosotras. ¿Por qué le echábamos las culpas al cansancio, o al alcohol, cuando sobrias nos comíamos con la mirada?

Porque estaba hecha un lío, no sabía que estaba pasando y no obtenía respuestas. ¿Todo lo que estaba pasando era solo un deseo físico, no?

-Natalia. -Dije y ella se incorporó.

-Dime.

-Me tengo que ir. -Dije.- Aún es "pronto"... Si no vuelvo a la fiesta mis amigos se van a preocupar.

-Ya, tienes razón. -Dijo comenzando a vestirse, yo hice lo mismo.

Salimos de la furgoneta sin hacer mucho ruido, las luces del desguace estaban apagadas de nuevo.

Natalia me dio la mano para caminar conmigo entre los coches, yendo por el camino más rápido. Salimos por un agujero que había en una de las vallas del lugar.

Caminamos un par de calles en completo silencio, reunía el valor suficiente para hablarle a Natalia. En mi cabeza se proyectaban posibles conversaciones, pero ninguna me convencía. Nos encontrábamos en un callejón a menos de dos minutos del local dónde estaban nuestros amigos, decidí que era ahora el momento para hablarle.

-Nat. -Llamé y ella paro de caminar para mirarme.

-¿Alba? -Dijo ella

-Yo... Yo... -Comencé a explicarme.

-¿Qué? -Dijo Natalia confundida.

-Pues que... Yo... -Carraspeé la garganta.- Natalia, esto... -Nos señalé.

-¿Qué pasa? -Se impacientó la morena.

-Pues... Es que no se cómo explicarme... Yo... -Me bloqueé.

-¡Coño Alba! -Elevó su tono de voz y después negó con la cabeza.- ¿Qué?

-¡Joder! -Apreté mis puños con fuerza y miré a Natalia que pareció relajar su postura.

-Perdón. -Se disculpó.- ¿Que pasa Alba?

-Esto, esto pasa. -Dije señalándonos.

-No pasa nada. -Dijo ella estirando el cuello, desviando su mirada hacia un lado, evitando el tema... De nuevo.

-Mejor. -Espeté fingiendo indiferencia.- Porque soy hetero y nada de esto tienes sentido. -Me justifiqué.- Aparte, tú tienes novio, Natalia.

-Que sí, que sí... -Rodó los ojos.

¿Qué mierda le había pasado? Hace cinco minutos estaban caminando de la mano, hace menos de una hora estaba follando en una furgoneta... Y ahora, Natalia parecía no importarle nada la rubia.

Sin decir nada más, giré sobre mis talones y comencé a caminar de vuelta a la fiesta, dejando a Natalia atrás.

Se me aguaron los ojos, me hervía la sangre de la rabia que me daba esa chica. Iba a pretender que no había pasado nada estos días, ¿Enserio?

Negué varias veces, tenía que parar de darle vueltas a lo sucedido con Natalia, al fin y al cabo, era hetero. No me interesaba Natalia, para nada.

En cuanto entré divisé a mis amigos que bailaban en un círculo. Caminé entre la gente intentando llegar hasta ellos.

Cuando estaba cerca choqué con alguien haciendo que casi me caiga al suelo. Unos fuertes brazos me agarraron de la cintura antes de que cayera. Cerré los ojos del susto y cuando los volví a abrir me encontré con los ojos de Luis, que me miraban curiosos.

-Perdona Alba... -Se disculpó sin soltarme de la cintura.

-No pasa nada... -Negué con la cabeza sonriendo.

-¿Dónde estabas? -Me tomó de la mano para comenzar a caminar hacia donde se encontraban nuestros amigos.

-Me estaba agobiando y he decidido ir a dar un paseo. -Mentí.

-Ya podrías haber avisado, hubiera ido contigo. -Me sonrió cariñoso.

-Claro, la siguiente te aviso. -Dije sonriendo.

Al llegar donde estaban mis amigos me preguntaron que dónde había estado y les puse la misma excusa que a Luis, que había ido a dar un paseo. Parecieron creerselo, no le dieron mucha importancia.

Bebimos, bailamos, reímos... Me lo pasé genial, aún que no me podía quitar a la morena de mi cabeza. No volvió a aparecer por el local en toda la noche, en parte se lo agradecía.

Salimos del local a las seis de la mañana. Decidimos acercarnos hasta un bar de la zona para desayunar algo. Nos costó por lo menos media hora encontrar algún bar que estuviera abierto a esa hora, pero lo conseguimos.

Me pedí un chocolate caliente, leche sin lactosa obviamente, y unas tostadas con margarina. Desayunamos juntos en la terraza del bar.

-Poco se habla de que Marta ha ligado. -Dijo Marilia sonriente.

-Bueno, bueno... -Dije.- De esto no me he enterado yo bien.

-Pues si señorita Reche. -Dijo Sabela.- Un tal Paco se le acercó y pues...

-Anda vale ya, eh. -Se quejó marta.- No ha sido nada importante, solo un lío. -Se encogió de hombros.

-Unas tanto otras tan poco. -Dije, aún que yo no me podía quejar, mi noche había sido de todo menos tranquila.

-Eso es por qué quieres. -Replicó Sabela.

-Sí tu supieras que tienes a unos detrás... -Dijo Marta mirando de reojo a Luis que removía su café con la cucharita.

-No digas tonterías anda. -Rodé los ojos.

Cambiaron de tema enseguida al ver la cara de incomodidad de Luis. La verdad es que era un chico bastante mono, simpático y gracioso. Y sabiendo que ella le gustaba a él, no me cerraba ante la posibilidad de que pasara algo entre los dos.

Tomé el metro de las 7:30 y llegue a mi casa sobre las ocho. A mí suerte, mi padre no estaba en casa así que decidí desmaquillarme para después darme una ducha.

Me puse el pijama, cansada caminé por el pasillo hasta entrar a mi habitación y cerrar la puerta. Me tumbé en la cama y desde allí estiré el brazo vagamente para bajar las persianas.

Cerré los ojos con la finalidad de quedarme dormida pero la conversación que había mantenido esa noche con la morena se repitió en mi cabeza haciéndome enfadar.

¿No le importaba nada? ¿Enserio? ¿Nada había pasado?  Esas preguntas se repetían en mi cabeza como si de un disco rallado se tratara.

Las lágrimas se me acumularon en los ojos y comenzaron a brotar de estos cuando no pude aguantar más. Lloré en silencio aún sabiendo que nadie podía escucharme.

Mordí mi labio con fuerza en un intento fallido de calmarme, hundí mi cara en la almohada y me desahogué. Poco a poco calmé mi respiración y me relajé.

Ignorar a Natalia es lo mejor, pensé. Olvidar todo lo que ha pasado, volver a tu vida normal. Desde que conocí a la morena mi vida se había vuelto una puta montaña rusa.

Poco a poco el cansancio se apoderó de mi cuerpo, me dormí.

y soñé

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... 🥀

Ganas de ti // AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora