XVIII

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POV Alba

-¡Papá, me voy! -Anuncié mientras me abrochaba la bomber rosa.

-¿A qué hora volverás más o menos? -Me preguntó mi padre apoyándose en el marco de la puerta sosteniendo una cerveza.

-No sé... -Dije encogiéndome de hombros.- No creo que llegue muy tarde, es acabar el trabajo y vuelvo.

-A las once máximo jovencita. -Se llevó la cerveza a los labios y dio un trago largo.

-Que sí papá. -Rodé los ojos abriendo la puerta.- ¿A qué hora vuelves tú de trabajar?

-Pues... -Miró al techo haciendo memoria y cuando se acordó bajó la mirada para contestarme.- Saldré de casa a las nueve y llegaré mañana a mediodía supongo.

-Vale. 

-Pero eso no significa que te puedas ir de fiesta toda la noche, me enteraré. -Frunció el ceño.

-Que no papá. -Suspiré.- Hasta luego.

-Espera Alba. -Dijo.- ¿Un besito a tu padre, no?

Asentí y me acerqué para dejar un casto beso en la mejilla de mi padre, él sonrió cariñosamente y yo respondí con una sonrisa forzada. Me despedí de nuevo antes de cruzar la puerta para salir del apartamento. Bajé las escaleras mientras me ponía los auriculares. Miré la hora, las cuatro y media, iba sobrada de tiempo.

Había quedado con Natalia para terminar el trabajo en su casa. Si es verdad que nos habíamos estado evitando todo este tiempo, no cruzábamos casi miradas y cuando lo hacíamos solían ser con un aire de superioridad por su parte. Habíamos acordado terminar el trabajo por nuestra cuenta, así acabaríamos antes. Como cada una ya había acabado su parte, teníamos que quedar para darle los últimos retoques y dar por finalizado el trabajo.

Llegué a la casa de Natalia un poco antes de las cinco, llamé a la puerta después de tomar el ascensor. La puerta se abrió lentamente, cuando se abrió por completo me recibió una Natalia despreocupada, una sudadera blanca oversized vestía su cuerpo, debajo de esta quise pensar que llevaría unos shorts y recogía su pelo en un moño desprolijo.

-Hey. -Me dijo.

"Hey", después de estar más de tres semanas sin cruzar palabra me saludaba con un "hey".  Desde la noche de Halloween que todo cambió mucho, no sé si para bien o para mal. Seguía quedando de vez en cuando con mi pequeño grupo de amigos, para tomar algo, ir a cenar... Me estaba centrando más en mis estudios, no quería desconcentrarme, no quería perder el tiempo con tonterías. Quería volver a ser yo.

-Hola. -Respondí tímidamente.

-Pasa, rubia. -Se hizo hacia un lado para darme paso, entré.

-Bueno... -Dije.- No tengo mucho tiempo, mi padre me ha puesto hora de límite, así que... -Me encogí de hombros.- A currar. 

-Pff. -Se quejó Natalia encogiéndose de hombros.- Vamos.

Fuimos hasta su habitación y nos sentamos las dos en su cama. Natalia sacó su portátil para comenzar a preparar el trabajo. El trabajo trataba sobre el renacentismo, explicar el movimiento renacentista. También tenían que relatar la vida de algunos artistas como Delacroix, Gericault, Friedrich, Turner... entre otros. También tenían que analizar varias de sus obras, el mínimo era de veinte hojas, lo tenían todo estudiado como para que el trabajo ocupara veinte o más hojas. 

Después de pasar toda la tarde trabajando, sobre las nueve y cuarto había dado por finalizado el trabajo, con un total de veintiocho páginas. En cuanto Natalia escribió sus nombres al final del documento suspiró aliviada. No pude evitar sonreír satisfecha con el trabajo, de mínimo un ocho sobre diez, de fundamentos del arte. 

Ganas de ti // AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora