POV Natalia
Una vez sentados todos en círculo Mikel empezó a explicar un juego que se llamaba Medusa. Debido que no se explicó claramente me tocó a mí volver a explicar el juego, pues era la única que sabía cómo jugar aparte de él.
-Bueno, -Dije poniéndome de pie.- el juego es más simple de lo que parece. Es solo que Mikel no se sabe explicar... -Rodé los ojos.
-Oye, oye. -Se quejó el joven.
-Es verdad y lo sabes cariño. -Sonreí tierna guiñandole un ojo para después mirar de reojo a la rubia que me miraba atenta.
-Es discutible... -Murmuró Mikel por lo bajini.
-Empiezo. -Declaré.- El juego es muy, muy simple. -Suspiré.- Todos agachamos la cabeza, o cerramos los ojos, alguien cuenta hasta tres, y a la de tres, se levantan las cabezas o abres los ojos. ¿Hasta ahí claro?
-Sí, sí. -Dijo Marta y el resto asintieron.
-Genial. -Sonreí de lado.- Cuando abres los ojos tienes que mirar a alguien fijamente, si esa persona también te está mirando debes de decir "Medusa", quién lo diga antes gana pues el otro se convierte de piedra, como en el mito.
-Ahh, coño, pues sí que era fácil. -Exclamó María mientras en su rostro esbozaba una sonrisa chulesca.
-Pues comencemos. -Dije sentándome en mi sitio.
Poco a poco la gente se iba eliminando, yo había cruzado miradas con África y Carlos, había ganado en las dos. María también se había eliminado recientemente, al igual que Marilia y Mikel que había sido eliminado por Alba.
-¡Medusa! -Exclamé al hacer contacto visual con Luis.
-Mierda... -Se quejó mientras se ponía de pie para abandonar el círculo.
Solo quedábamos cinco: Alba, Marta, Damion, Hugo y yo.
Un, dos, tres. Alcé la cabeza abriendo los ojos para chocarme con la intensa mirada de Alba. Sus orbes color miel se clavaron en los míos. No entendía lo que el lenguaje de sus ojos me intentaba decir, no conseguía descifrar el enigma de su mirada Alba se había convertido en un puto interrogante, pensaba que la conocía.
-Medusa. -Susurré.
Alba asintió con las mejillas un poco ruborizadas y se levantó saliendo del círculo que cada vez era más pequeño. ¿Qué nos había pasado? La partida siguió y terminó ganando Marta.
Bebimos, bailamos, cantamos... La noche se pasó volando y como ya era costumbre siempre acabábamos jugando a algún estúpido juego. Por ejemplo verdad o reto, al que nos encontrábamos jugando ahora mismo.
-África. -Llamó María.- ¿Verdad o reto?
-Verdad.
-¿Tu noviete se encuentra ahora mismo en esta sala?
-Sí. -Respondió.- Me toca... Alba. -Llamó a la rubia. ¿Verdad o reto?
-Verdad.
-¿Te has liado con alguna tía?
-No. -Respondió enseguida y yo sonreí de lado irónica soltando una risa nasal.
-Vale, ehm... Damion, ¿verdad o reto?
Así seguimos un buen rato, las preguntas estaban bastante interesantes, los retos graciosos así que no nos estábamos aburriendo. Siendo sinceros ya estábamos un poco pasados de copas y con las hormonas a flor de piel.
-Natalia, Natalia, Natalia. -Dijo Mikel.- ¿Verdad o reto?
-Reto.
-Oh, qué valiente. -Arrastraba las palabras al hablar debido a todo el alcohol que había estado consumiendo estas pasadas horas.- Te reto a llevarte a la tía más guapa al armario. -Dijo.
-Chico, te explicas como el culo. -Dijo África.
-¿Te refieres a un seven minutes on heaven? -Preguntó Carlos.
-Sí, sí. -Dijo desinteresado.
-No sé a quién elegir...- Dudé.
-¿Puedo elegir yo? -Me preguntó María.
-Claro que sí Mari.
-Alba. -Dijo ella y la odié.- Como tiene novio y es hetero no tienes nada de lo que preocuparte, ¿no crees?
-Ah, sí, Alba. -Rió bajo.- La santita.
-Joder... -Rodé los ojos cansada, no quería verla ni en pintura, mucho menos estar con ella encerrada en un armario.
Alba se mordió las uñas nerviosa, Luis al ver la reacción de su "algo" la abrazó por la cadera y dejó un casto beso en su hombro. Le susurró alguna tontería a la oreja que hizo que Alba se tensara aún más, aún que ella lo hubiera ocultado con una risa falsa.
Caminé por el apartamento y entré en la habitación de mis padres, cerré la puerta. El armario de su habitación era más espacioso, aunque no mucho, igualmente íbamos a estar bastante cerca la una de la otra. Abrí las puertas del armario y entré en este, Alba se quedó de pie enfrente de las puertas, tardó un par de segundos más en entrar al armario.
Guardamos silencio.
Silencio.
Sólo silencio.
Ella tenía la mirada clavado en el suelo de madera del pequeño armario, no habíamos cruzado miradas. En el silencio sepulcral que nos rodeaba se vio interrumpido por un abrigo que cayó de la percha haciendo que Alba se sobresaltara dando un pequeño grito, más tierno que otra cosa. No pude soltar una risa nasal y negué enseguida con la cabeza.
-¿Y tú de qué te ríes? -Me preguntó un poco enfadada.
-Bueno, bueno, te me calmas. -Dije.
-Joder Natalia. -Murmuró y decidí ignorarla.
Entonces, sumergidas de nuevo en aquel denso silencio, recordé una escena similar a esta. Debía ser una de las primeras veces que ví a la rubia, en una fiesta en casa de Carlos y Marilia si no recuerdo mal. Estábamos jugando a un juego y no sé cómo acabamos las dos en el armario.
Recuerdo sus orbes cobrizo clavando su intensa y a la vez tímida mirada en mÍ. Cómo conectamos tanto sin decir nada, sin conocernos apenas. Recuerdo las ganas que tenía de probar esos carnosos labio que tanto se me apetecían.
Aún que el tiempo haya pasado rápido y muchas cosas hayan pasado entre nosotras, aún que me costaba reconocerlo, aún tenía las mismas ganas de probar y morder de nuevo sus labios. Pero era muy orgullosa, no iba a darle la razón a Alba, por mucho que pudiera tenerla.
-Natalia, yo... -Comenzó a hablar Alba.
-¿Qué quieres ahora? -Rodé los ojos.
-Siento lo del otro día. -Jugó con sus dedos un tanto nerviosa.
-Vale. -Dije indiferente.
No sabía como reaccionar a la disculpa de la rubia, sí, es verdad que las dos dijimos cosas de las cuales podíamos poder estar arrepentidas pero no esperaba una disculpa. No quería sus disculpas, quería no verla más, no podía soportar su presencia.
El hecho de que odiara a Alba tanto me hacía reflexionar en mis verdaderos sentimientos hacia ella. Me había negado una y mil veces que no sentía nada por la rubia, pura atracción física, pero había llegado un punto en el cual no lo tenía ni siquiera yo claro.
"Alba era hetero", repetía esa frase en mi cabeza. Claro, era hetero, debía ser eso lo que me atraía de ella. No solo por su físico, sino por la inusual situación en la que ella no se sentía atraída hacia las personas de su mismo sexo. Pero sin embargo había demostrado que era más que capaz de mantener relaciones conmigo.
No le des más putas vueltas Natalia, al fin y al cabo, no tienes que volver más a Alba si no quieres. Ya habíamos acabado el trabajo y todo el afecto que le tenía a la pequeña había prácticamente desaparecido. La odiaba.
Odiar, ¿no?
-¡Tiempo chicas!
Anunció María y las dos salimos del armario con un rostro totalmente inexpresivo. El tiempo había pasado volando ahí dentro, y no supe decir si me había ayudado a aclarar mis ideas o solo me había hecho replantearme mi situación con ella.
Odio
Sí, la... ¿Odiaba?
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Ganas de ti // Albalia
FanfictionAlba es una estudiante de segundo de bachillerato que por motivos del trabajo de su padre se muda a otro barrio y se ve obligada a cambiar de instituto. Brillante estudiante y con un prometedor futuro en el mundo del arte, se calla muchos problemas...