XXVI

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POV Natalia

Desperté debido a un rayo de luz matutina que se colaba entre las cortinas. Cerré los ojos de nuevo e inspiré profundamente, los volví a abrir soltando el aire despacio. Me giré encontrándome con Alba, que seguía dormida.

No me quise levantar y despertarla, así que me quedé en la cama. Ella abrazaba mi abdomen rodeándolo con su brazo, sonreí de lado observando las escena. Subí lentamente uno de mis brazos y acaricié con cariño su mejilla. Bajé mi mano por su cuello hasta llegar a su hombro, pasé la mano con suavidad por la zona amoratada. La rabia comenzó a adueñarse de mí, suspiré profundamente calmandome.   

¿Cómo podía alguien herirla? No encontraba ninguna explicación. La rubia no era de mi agrado, pero no podría herirla. Simplemente es tan pequeña, tan frágil a veces. Cerré mi mano en un puño y apreté con fuerza.

Alba arrugó la nariz de manera adorable y se movió un poco. Me hice la dormida, no quería que me viera despierta si ella se levantaba. Pasaron un par de minutos hasta que se terminó de despertar, entreabrí un poco los ojos para verla. Alba se desperezó estirando los brazos y enseguida soltó un pequeño gemido de dolor, abrí los ojos lentamente.

-¿Alba? -Murmuré.

-Yo... -Dijo y pestañeó muy seguido.- Lo siento, no quería despertarte.

-No te preocupes.

Ella se incorporó en la cama y yo hice lo mismo. Alba miraba sus brazos amoratados, suspiró lentamente y bajó un poco las sábanas para descubrir su abdomen. Cerró los ojos con fuerza y unas lágrimas rebeldes patinaron por sus mejillas ruborizadas, suspiré.

-Lo siento. -Dijo ella negando.

-Ey... 

Me acerqué a ella y limpié las lágrimas de las mejillas con mis manos. Rodeé a Alba con mis brazos y la pegué a mí, acaricié su cabeza y ella comenzó a sollozar. Cerré mis ojos con fuerza combatiendo las ganas de llorar.

-¿Te duelen mucho? -Pregunté.- Porque podríamos ponerte un poco de hielo y tomarte algo para el dolor.

-No... No te preocupes. -Se separó de mí lentamente.- Solo me duele un poco el abdomen y los brazos... No es nada. -Sonrió de lado restándole importancia.

-Si tú lo dices... -Rodé los ojos.- ¿Cuándo vuelven tus amigos del pueblo de Sabela?

-Ehm... Igual mañana, o pasado mañana. ¿Por?

-Pues porque no quiero que te quedes sola tanto tiempo.

-Natalia, no te preocupes.

-¿Qué? -Arqueé una ceja.- ¿Cómo quieres que no me preocupe? -Hice una pausa.- ¿Se lo vas a decir a Luis?

-No. -Dijo seria.- No deberías ni de saberlo tú. 

-Pero...

-No Natalia. Nadie es nadie.

-Está bien, yo no voy a decir nada... Pero no puedo actuar como si no lo supiera. 

-Vale. -Dijo seca.

Sonó mi teléfono haciendo que me sobresaltara, Alba rió nasalmente debido a mi reacción y me pasó el teléfono. Era Mikel. Bufé cansada y me puse el dedo índice sobre los labios indicándole a Alba que hiciera silencio.

-Hola cariño. -Contesté.

-¿Dónde coño estás? -Preguntó enfadado al otro lado de la línea.

-Fuera. -Respondí.

-Eso ya lo sé. -Dijo.- Es que eso de dejar un polvo a mitad y salir en la madrugada es raro de cojones.

-Lo sé, lo siento. -Dije.

Ganas de ti // AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora