POV Alba
Con la respiración agitada por el cansancio, llegué al orgasmo... o algo así. Me recosté en la cama al lado de Luis y sonreí tontamente acariciándole la mejilla. El miraba al techo con una sonrisa satisfecha dibujada en su rostro.
Estaba en casa de Luis, eran apenas las diez de la mañana del treinta y uno de diciembre. Mis amigos, incluido mi novio, se iban a pasar año nuevo a la casa del pueblo de Sabela pero yo ya había decidido quedarme en casa con mi padre. Estas Navidades en el pueblo con mis familiares la cosa había ido bastante bien. Poder ver a mis abuelos después de tanto tiempo me traía un sentimiento de nostalgia, a veces mandaría todo este tema de vivir en Madrid a la mierda y volvería a Elche. Pero sabía que en la capital tendría más oportunidades de crecer.
-¿Entonces no vendrás esta noche? -Me preguntó Luis.
-No cariño... Los siento. -Sonreí de lado.
-Jo, pues que sepas que te voy a echar mucho de menos. -Puso un puchero y se giró para mirarme.-¿Qué tal con tu padre?
¿Qué tal con mi padre?
Cómo una pregunta que parece sencilla de contestar se puede hacer tan compleja. Cuando fuimos a Elche mi padre casi no salía de la habitación, pasaba todo el día bebiendo. Solo me hablaba cuando quería algo de mí, se dirigía a mí de manera agresiva. No me llegó a poner la mano encima porque estaba mi tía con nosotros, por qué si no lo hubiera hecho, no tenía duda.
-Bien. -Sonreí.- Todo bien.
-Me alegro chiqui. -Besó mi frente.
-Oye, me debería ir yendo. -Sonreí de lado.- Mi padre se despertará sobre las once-doze y no quiero que no me encuentre en casa.
-Claro, aparte, yo debería preparar la mochila para pasar la noche en casa de Sabela.
-Pásatelo muy bien. -Comencé a vestirme.
-Vamos hablando. ¿Si?
-Claro. -Besé sus labios una vez más.
Me vestí rápidamente y salí de su casa. Vivíamos a menos de quince minutos en metro, así que antes de las once ya estaba en mi casa. En cuanto llegué lo primero que hice fue comprobar que mi padre seguía dormido, y así era.
Esta noche habíamos quedado con mi tía para ir a cenar a algún sitio y después tomar las uvas en su casa. Pero me daba la sensación que pasaría lo mismo de todos estos años, mi padre se pondría borracho antes de las siete y no terminaríamos yendo a ningún sitio.
El día se pasó rápido, me dediqué a terminar los deberes que me quedaban y después hice un par de sketches. Eran ya las ocho de la noche y debíamos salir en menos de media hora, fue entonces cuando recibí un mensaje de texto de mi tía diciéndome que tanto mi hermana como mi tía tenían fiebre así que no podrían asistir a la cena.
-Genial. -Susurré irónica. Salí de mi cuarto para comentárselo a mi padre y me lo encontré tumbado en el sofá con la camisa desabrochada mientras sostenía una botella de cerveza.- ¿Papi?
-Dime. -Arrastró la voz.
-No pueden venir, están las dos con fiebre.
-Bueno, pediremos chino. -Dijo.- Avísame a las once para cenar.
-Mejor preparo algo yo.
-Vale. -Subió el volumen de la televisión.
Caminé hasta mi habitación y me encerré en esta, me puse los auriculares aislándome de todo. Me tumbé en la cama con los ojos cerrados, las lágrimas comenzaron a brotar sin darme cuenta siquiera.
Sí, quería mucho a mi padre, claro que lo quería... Pero había momentos en los que llegaba a odiarle e incluso me cuestionaba el porqué seguía queriéndole. Cuando dieron las diez y media de la noche me levanté de la cama para preparar algo para cenar.
Sobre las once cenamos, en silencio. A las doce menos cuarto comencé a preparar las cosas para recibir el año. Había comprado un dos racimos de uva, arranqué doce y las puse en dos bowls. Fui hasta el salón para poner la televisión, pues quedaban menos de cinco minutos para que dieran las campanadas.
-Papá, pon antena tres que están las campanadas ya casi.
-¿Qué? Ni hablar, estoy viendo el fútbol Alba. -Dijo.
-Papá que es año nuevo, solo quince minutos.
-Que no.
-Te he traído unas uvas y todo para recibir el año. -Sonreí apenada.
-Mira hija... -Dijo levantándose de golpe.- Esto no es siempre lo que tú quieres, ¿vale? -Levantó su mano con rapidez pero antes de hacer nada suspiró.
-Pe-Pero papá -Tragué saliva con fuerza.- es año nuevo... Yo solo quiero compartir esto contigo.
-¡Qué no! -Exclamó.- ¿No entiendes que no quiero? -Frunció el ceño.
-Pero...
Antes de poder acabar la frase lo hizo, me pegó una bofetada en la mejilla. Giré la cara por el golpe y de inmediato me fui a mi habitación, aún con los dos bowls en las manos. Cerré mi puerta y dejé los bowls en mi escritorio, me tiré en la cama y hundí mi cabeza en la almohada. Lloré hasta quedarme dormida.
El ruido de mi puerta cerrándose de golpe hizo que abriera mis ojos de par en par. Un fuerte olor a alcohol inundó el ambiente y supe que se trataba de mi padre. Levanté la cabeza de la almohada y lo vi, mi padre. Apenas se podía mantener de pie, pero ahí estaba, a los pies de mi cama.
-¿Papá?
-Calla, cállate... -Dijo.- ¡Cállate, cállate, cállate!
Ya está, estaba pasando de nuevo. Me encogí en una bolita al recibir el primer golpe en el hombro. Cerré los ojos con fuerza mientra recibía varios golpes, el abdomen, las costillas, los brazos, muslos... Mi padre lloraba mientras me maldecía, me culpaba.
-Yo no quiero hacer esto. -Dijo llorando.- Es tú culpa. ¡Tuya!
-Papá para. -Susurré.- Para por favor.
-¡Cállate!
Llevé mis manos a la cara tapándome esta para no ver más, mi padre siguió proporcionándome golpes, hasta que se cansó y salió de mi habitación. Cerró la puerta, me quedé llorando.
Poco después me levanté de la cama y encendí la luz, me paré enfrente del espejo y me desvestí hasta quedar en ropa interior. Se me estaban formando moratones en el abdomen y en los brazos que fue donde más golpes recibí. Cerré los ojos con fuerza y me vestí de nuevo.
Cuando me fui a acostar escuché un fuerte golpe que provenía del salón. Abrí la puerta y salí de mi habitación. A paso lento caminé hasta el lugar y me encontré con mi padre tirado en el suelo. Se debía haber desmayado, así que me acerqué para recostarlo mejor, fue entonces cuando noté lo caliente que estaba, debía tener fiebre.
Coloqué un cojín debajo de su cabeza y me dispuse a marcharme. Entonces comenzó a temblar, me preocupé. No sabía qué hacer, no podía pensar, decidí llamar a alguien.
¿A quién? Mis amigos estaban en casa de Sabela y mi tía enferma, mierda.
Natalia.
Natalia...
-¿Natalia? -Dije por el teléfono.
-¿Qué quieres tú ahora? -Me respondió al otro lado de la línea.
-¿Puedes venir a mi casa? -Dije preocupada.- Por favor.
-¿Qué? -Suspiró.
-Es mi padre... Él...
-Voy. -Colgó.
Miré a mi padre de nuevo, ahora no temblaba casi pero había comenzado a sudar mucho. Yo estaba exhausta mentalmente y físicamente, no podía hacer nada, no era capaz.
Natalia.
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Ganas de ti // Albalia
FanfictionAlba es una estudiante de segundo de bachillerato que por motivos del trabajo de su padre se muda a otro barrio y se ve obligada a cambiar de instituto. Brillante estudiante y con un prometedor futuro en el mundo del arte, se calla muchos problemas...