VII

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POV Alba

Desperté de golpe al escuchar unas sirenas, sonido proveniente de la calle, probablemente una ambulancia o un coche de policía.

La cabeza me daba mil vueltas, estiré mi brazo hasta la mesilla de noche para agarrar mi teléfono y mirar la hora. Eran las cuatro de la tarde, resoplé molesta al darme cuenta que había pasado la mayor parte del día durmiendo. Dejé de nuevo el móvil en la mesilla de noche y me giré hacia el otro lado de la cama. Se me cortó la respiración dándome cuenta de que no estaba sola, sino que Natalia se encontraba a mi lado.

La miré, estaba completamente desnuda, uno de sus brazos rodeaba mi cintura y yo no me había dado ni cuenta. Llevé una mano a mi cabeza intentando acordarme de todo lo que sucedió y no pude evitar morderme el labio cuando recordé de cada detalle.

Cerré los ojos de nuevo pensando en qué debía hacer. Natalia tenía novio y por lo que vi el otro día en el botellón no era un chico tranquilo. No toda la culpa la tenía el alcohol, lo sabía, aún que me intentaba convencer de lo contrario. Buscaba culpar al alcohol de lo que pasó esa noche, como si yo no deseara a Natalia, me lo negaba a mí misma. Pasados unos minutos decidí despertar a Natalia.

-Natalia...-Llamé en voz baja, no pareció escucharme pues siguió durmiendo.- Nat. -Volví a llamar y abrió los ojos poco a poco.

-¿Alba? -Me miró extrañada. Tardó un par de segundos en volver a hablar.- Ostia puta. -Dijo, supuse que se acabaría de acordar de cómo acabó en mi cama.- ¿Tú y yo? -Me miró y después rió bajo.- Irónico.

-¿Enserio? -Rodé los ojos.

-¿Qué? -Sonrió chulesca.- Es irónico, tú eras la hetero. -Rodó los ojos.

Sí, lo era... O eso creía. Es verdad que desde que conocí a Natalia ella se mantuvo presente en mi mente, la pensaba, la deseaba. Todo era tan platónico que nunca pensé que algo podría a llegar a pasar entre nosotras.

-Estaba borracha. -Me defendí.- Anda cámbiate que voy a preparar algo de comer. -No quise seguir hablando del tema.

-Está bien jefa. -Se levantó de la cama y recorrí fugazmente con mis ojos su cuerpo desnudo.

-¿Te puedes dar la vuelta me voy a cambiar? -Pedí aún cubriéndome con la sábana

-¿Enserio Alba? -Soltó una risa nasal.- Ayer cuando follábamos no te quejabas por la falta de ropa.

Ignoré su comentario y me destapé bajo su mirada. Busqué algo que ponerme en el armario y cuando ya estuve lista me giré a ver si Natalia ya estaba vestida. Estaba sentada en la cama atándose las zapatillas.

-Voy a preparar unos macarrones, ¿Te gustan?

-Sí. -Ella asintió.

Salí de mi habitación y me dirigí a la cocina para preparar los macarrones con tomate. Poco después de empezar a hervir la pasta Natalia llegó a la cocina y se sentó en un taburete. No dijo nada, solo me observaba como solía hacer. Serví los macarrones en dos platos y puse salsa de tomate por encima. Llevé los platos a la mesa y le pedí a Natalia que trajera dos vasos y una botella de agua de la cocina. Una vez estaba todo puesto me senté en una silla y ella se sentó enfrente mía. Comenzamos a comer sin decir nada.

-Te han quedado riquísimos. -Me dijo ella.

-Gracias. -Sonreí tímidamente.

-Hay que ponernos manos a la obra con el trabajo de fundamentos. -Me dijo.

-Sí, en mi casa podemos quedar mi padre no suele estar mucho por aquí. -Me encogí de hombros.

-¿En qué trabaja tu padre?

Ganas de ti // AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora