XI

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POV Natalia

-Tienes que relajarte un poco. -Me dijo la chica.

-¿Pero quién te crees que eres? -Reí irónica acercándome más a ella.- Osea, primero me tiras de la moto y después tienes los santos ovarios de hablarme. -Tiré la botella al suelo.

-Como ya he dicho, Natalia, tienes algo que nos pertenece.

-¿Cómo sabes mi nombre?

-Tu querido hermanito nos lo ha dicho. 

-¿De quién hablas? 

-De Hugo. -Dijo obvia.- Mira, guapa, tu hermano nos debe pasta... 

-Aclarándolo más. -Dijo un chico de su grupo.- Tu hermano nos debe trescientos euros y medio kilo de cannabis. 

-Dile a tu hermano que tiene hasta el cinco de noviembre para pagarnos... O tomaremos medidas.

Dijo la chica, mientras el chico se paseaba por mis espaldas. María y Sam estaba listos para empezar una pelea si cualquier cosa se torcía. Carlos, Alba, Luis, Alicia y sus amigos miraban todos atentos la situación. El chico se detuvo delante de María y la miró de arriba a abajo, siguió caminando y se volvió a parar en Alicia a la cual también miró de arriba abajo. Dio unos pasos más y se paró delante de alba, la miró de arriba abajo y subió una de sus manos acariciando su mejilla.

-¿Medidas? -Pregunté.

-Sí, medidas. -Dijo la chica.- Algunos trabajillos para el jefe... -Se encogió de hombros.- Yo que sé.

Giré mi cabeza para ver a mis amigos, el chico ese seguía con la mirada puesta en Alba, me hervía la sangre, Alba no quería estar allí y por mi culpa ahora se encontraba en esa situación.

-¡Eh amigo! -Llamé al chico y él se giró.- A ella ni la toques. 

-¿Me hablas a mí? -Preguntó incrédulo.

-¿A quién si no? -Lo separé de Alba poniéndome en el medio.- Ya me ha quedado claro, le envío el mensaje a Hugo. -Dije.- Pero a ellos los dejáis en paz y a mí también... No quiero tener nada que ver con esto.

-¿Pero te crees que te íbamos a dejar marchar así, de rositas? 

-¿Cómo que de rositas, cabrona? -Espeté enfadada.- Si me has tirado de la puta moto.

-Lo siento... -Rió.- Pero es que no hay forma de localizar a Hugo, no hay otra manera. Y no te preocupes tus amigos estarán bien, bueno, igual a Óscar le ha gustado un poco la rubia.

-Que te he dicho ya que la dejes en paz. Mira, marchaos ya. -Me di la vuelta y comencé a caminar de vuelta hacia el grupo.

-Óscar vámonos, va.

Se marcharon. Mis amigos me miraban un poco apenados por lo que acababa de pasar. Mañana mismo iba a llamar al gilipollas que tenía por hermanastro y decirle que arreglara toda la mierda esta que tenía montada.

Pusimos música y decidimos olvidarnos de lo que había pasado. Charlamos, reímos, bebimos, eso sí, tanto yo como Alba tomamos bebidas sin alcohol. Sobre las tres y media decidimos marcharnos. Nos despedimos de todos y caminamos en silencio hasta mi moto.

-Lo siento. -Dije mientras caminábamos, rompiendo así el tranquilo silencio.

-No pasa nada, Natalia. -Sonrió de lado.- Mientras tú estés bien.

Nuestras manos se rozaron, estiré un poco mi dedo índice en busca de su mano de nuevo, chocaron otra vez. Alba me miró de reojo y estiró su dedo índice también, poco a poco fui entrelazando nuestras manos hasta que quedaron unidas. Sonreí de lado mirando a Alba de reojo.

Ganas de ti // AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora