POV Alba
-Papá, me voy en quince minutos. -Avisé mientras me preparaba algo para almorzar a la hora del patio.
-Alba una cosa... -Dijo mi padre levantándose del sofá.
-Dime papá. -Guardé el bocata en la mochila.
-Tú, tú, tú... -Tiró la lata de cerveza que se había tomado previamente a la basura.- Hace tiempo que no tenemos una charla padre-hija.
-Hemos estado los dos muy ocupados últimamente papá. -Sonreí de lado.
-Sí, pero sigues siendo mi pequeña Albi. -Me sonrió nostálgico.
Mi padre nunca estaba estable emocionalmente, no desde que falleció mi madre. No quiere ver las cosas como son, se culpa a él, me culpa a mí, a mí hermana... No es el mismo y no hace nada por cambiar.
Pasado un mes del fallecimiento de mi madre, mi padre comenzó a beber. Bajaba y pasaba noches enteras en el bar, le ayudaba a olvidarse de todo, del dolor. Mi tía decidió llevarse a mi hermana pequeña de mi casa, pues mi padre no le prestaba la suficiente atención, yo decidí quedarme.
Decidí quedarme e intentar ayudar a mi padre, ayudarlo a salir de aquel pozo emocional que parecía no tener salida. Lo intenté todo pero nada funcionaba.
Con el paso del tiempo todo fue empeorando. Ya no solo bebía en el bar, ahora también bebía en casa, convirtiendo todo en un infierno. Todas las noches me discutía algo, me echaba la culpa, siempre tenía algo que reprocharme.
Al principio fue soportable, pero una noche volvió tarde del bar, más tarde de lo normal. Yo estaba dormida y no me enteré de su presencia hasta que entró a mi habitación.
Recuerdo esa noche como si fuera ayer, la recuerdo con tanta claridad que se había convertido en una verdadera pesadilla. Él caminó hasta mi cama y me despertó a gritos desesperados. Me gritaba que mi madre había muerto y que todo era mi culpa, que yo era responsable de aquello y que jamás me perdonaría.
No sé quedó solo en unos gritos sino que esa noche me pegó, sí, me pegó. Me duele en el alma admitir que mi padre, el hombre que me vio crecer, llorar, reír, el hombre que lo había sido todo para mí, ese hombre me hubiera pegado. Moratones por las mejillas, el abdomen y parte de las piernas.
Esto pasó ya hace mucho tiempo, pero no fue la única vez que lo hizo. Cada vez que se pasaba de copas aprovechaba para agredirme, desahogarse, trasmitiendo el dolor que él sentia.
Aún que ya hacía tiempo que no había vuelto a suceder nada temía que volviera a pasar algo. No dormía tranquila, no comía tranquila, no podía estar tranquila, no si el estaba cerca.
-Papá, yo me tengo que ir en nada. -Dije buscando mis llaves.
-Vale. -Me dijo y me miró de arriba abajo.- ¿Vas a ir así vestida?
-Llevo pantalón corto y una camiseta papá.
-Igual refresca.
-No te preocupes, llevo chaqueta por si acaso. -Sonreí de lado.
-Oye Alba... -Abrió la nevera sacando otra cerveza.- Este fin de semana estoy en Málaga, tengo un viaje con la empresa. Te dejare dinero, volveré el lunes.
-Está bien, yo me arreglo. -Dije caminando hacia la puerta abriéndola para salir de casa.
-Que tengas buen día. -Me sonrió de una manera un tanto extraña.
-Igualmente. -Me fui.
Todo en camino hasta el instituto lo pasé pensando en lo que acababa de suceder. Por primera vez en mucho tiempo mi padre estaba comportándose bien conmigo. Pero a la vez me aterraba pensar que cuando volviera hoy por la noche, vuelva dando voces y cabreado.
Las dos primeras horas de clase fueron un aburrmiento, las profesoras no hicieron más que explicar y explicar. A tercera me volvía a tocar fundamentos del arte, con Natalia.
Esa chica me ponía nerviosa, no se cómo lo hacía pero conseguía permanecer dueña de mis pensamientos durante largos minutos. Había algo en ella, no sé, difícil de explicar.
Matías explicó que el trabajo iría sobre el romanticismo, que debíamos explicar la vida de tres representantes del movimiento, que nosotras podíamos elegir. No era solo eso, de esos tres autores debíamos detallar su manera de trabajar aparte de explicar al detalle dos de sus obras.
Cuando terminé de apuntar todas las bases me di cuenta que Natalia me miraba atenta, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Cerré la libreta y me giré para hablar con Natalia.
-La fecha límite de entrega es el lunes dieciocho de noviembre. -Dije.
-Pues habrá que ponernos manos a la obra, ¿No?
-Claro... Yo quiero sacar buena nota.
-Yo también, aún que no suene creíble. -Me dijo y sonrió de lado.- Cambiando radicalmente de tema...
-¿Si?
-Este sábado vamos a hacer botellón, ¿Te vienes? -Preguntó.
-Bueno... -Pensé durante un par de segundos.- No sé si podré pero lo puedo preguntar...
-Va, va, va. -Insistió.
-Bueno, sí. -Rodé los ojos divertida y ella soltó una risa nasal.
-Te pasaré la ubicación. -Me dijo.
-Está bien, allí te veré.
-Deberías hablar con Marilia, Carlos está organizando también todo el tema este... De hecho el botellón es cerca de su casa.
Sonó el timbre antes de poder contestar nada, ella se levantó de la silla y me miró mordiéndose el labio durante escasos segundos.
-Hasta pronto rubia. -Se fue.
Se fue como si nada y allí me quedé yo, sentada en la silla mientras el resto de alumnos de levantaban para ir al patio. ¿Cómo podía una persona con un siempre gesto tener ese efecto en mí?
En la hora del patio hablé con Marilia y con su grupo, que poco a poco se había convertido también en mi grupo.
Ellos también pensaban ir al botellón así que organizamos todo para comprar las bebidas. Quedamos en ir hablando todo para organizarlo mejor a lo largo de la semana.
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Holi.
♥️♥️♥️
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Ganas de ti // Albalia
FanfictionAlba es una estudiante de segundo de bachillerato que por motivos del trabajo de su padre se muda a otro barrio y se ve obligada a cambiar de instituto. Brillante estudiante y con un prometedor futuro en el mundo del arte, se calla muchos problemas...