Ganas de ti // Albalia

XIV

POV Alba

La semana había pasado rápida, ya estábamos a 31 de octubre, popularmente conocido como Halloween. Todo bachiller hablaba de la fiesta de esta noche, que iban a llevar puesto, que iban a comprar para beber, hasta que hora se iban a quedar, a quién se iban a tirar... Mil y un tema de conversación diferentes. A la hora del patio, como todos, nosotras también hablábamos de la fiesta de esta noche.

-¿Y tu que vas a llevar? -Le pregunté a Marilia.

-Yo voy a ir de enfermera. -Dijo ella toda risueña.- Pero le echaré sangra falsa para que parezca una enfermera malvada. 

-Yo voy a ir de espantapájaros. -Dijo Dave.

-Nosotras de diablesas. -Dijo Julia y Marta asintió.

-Yo de mujer calavera. -Dijo Sabela sonriente.- Así, me voy a maquillar... -Hizo unos gestos con sus manos como si se estuviera echando polvos y reímos.

-Yo de hombre lobo. -Dijo Damion.

-Pues yo de zombie. -Dijo Joan divertido y sonreí de lado.

-Yo de brujo. -Dijo Luis.- ¿Y tú Alba?

-De pirata. -Sonreí.

-¡Qué guapos que vamos a ir todos! -Dijo Marilia.-¿A qué hora hemos quedado al final?

-A las once en casa de Marilia. -Dijo Sabela.- Y de allí vamos todos en metro hasta la discoteca.

-Perfecto. -Dije.- ¿A qué hora volveríamos?

-Uff... -Dijo Marta.- La fiesta acaba a las siete de la mañana. 

-Bueno, yo puedo mentir, decir que me quedo a dormir a casa de una amiga y a las ocho aparecer en mi casa diciendo que he madrugado. -Me encogí de hombros.

-¿Y tu padre se lo va a creer?

-Sí. Pero lo más seguro es que ni esté, él mañana trabaja igualmente así que tiene que salir a las seis de casa.

-Eres una genia Reche. -Me dijo Luis y yo le saqué la lengua de manera graciosa.

-Míralos que monos... -Dijo Marilia.- Estos acaban juntos.

-Anda petarda. -Dije lanzándole un trozo de pan de mi bocadillo.

-Nada de guerras de comida, eh. -Dijo Sabela.- Parecéis niños chicos... -Se cruzó de brazos.

-Vale mamá. -Bromeé.

Antes de que pudiera reprocharme sonó el timbre así que me levanté rápidamente.

-Tengo cultura audiovisual, hasta luegoooo. -Dije caminando rápido hasta perderlos de vista.

Llegué a clase de las primeras pero hoy no tenía muchas ganas de prestar atención, así que no me senté en primera fila con Ana como solía hacer en esa clase, me senté en última fila sola. La clase se empezó a llenar y en cuestión de minutos ya estábamos todos, incluso Natalia. Esta caminó hasta dónde yo estaba sentada y dejó caer su mochila sobre las mesa de al lado.

-¿Está ocupado preciosa? -Me preguntó.

-Qué va, siéntate. -Ofrecí y ella asintió sentándose a mi lado.

-¿Sabes?

-Dime.

-No me puedo negar que te he estado pensando estos días Reche. -Me dijo mirándome.

-¿Qué dices Natalia?

-Sí... Es que Mikel me ha estado dando tanto la brasa contigo... Que si estoy contigo, que si nos hemos besado... -Rodó los ojos.

-Es que es lo que ha pasado. -Dije obvia.

-Pero él no lo sabe. -Dijo obvia ella también.

-¿Y por eso me has estado pensando? Porque el celoso de tu novio te habla de mí. -Chisté irónica.

-No solo por eso rubia, y lo sabes.

-Pues no, no lo sé Natalia. -Reproché.

-¡Silencio Lacunza! -Ordenó la profesora.

-Joder... -Se quejó por lo bajo.- Perdón Margarita, si yo sabes que amo esta clase. -Sonrió chulesca.- Es mi asignatura favorita.

-Pues preste más atención jovencita.

-Sí prof. -Mordió su lápiz mientras esperaba que la profesora se diera vuelta y siguiera escribiendo en la pizarra.

-Ahora te quedas sin saberlo porque me han reñido. -Dijo ella y yo reí nasalmente.

-Oh, no, por favor... -Dramaticé.

-Anda calla y presta atención. -Sonrió.

Asentí y copié lo que ponía en la pizarra, pasamos el resto de la clase calladas. De vez en cuando Natalia me miraba, yo la miraba a ella, me sonreía, le sonreía... Así todo el rato, Natalia bajó su mirada a mis labios y se me borró la sonrisita tonta del rostro. Quería lanzarme y besarla ahí mismo pero sabía que era imposible.

Miré la hora, diez minutos quedaban aún, diez minutos que se me estaban haciendo eternos. No podía apartar la mirada de la morena, sus ojos recorrían inquietos mis labios. De repente ella apoyó una mano en mi pierna y miró a la pizarra. Abrí los ojos como platos sorprendida por el movimiento pero no dije nada. Poco a poco comenzó a subir su mano deslizando sus dedos, jugando con ellos. Por encima del vaquero que llevaba puesto rozó con un poco de fuerza mi ingle haciendo que me sobresaltara, ella me miró de reojo mordiendo su labio suavemente.

-¿Margarita puedo ir al baño? Me estoy mareando. -Dije poniéndome en pie enseguida.

-¿Alba? -Dijo.- Sí, sí claro. Que te acompañe Natalia a ver si te desmayas por el camino querida.

-Claro que sí profe. -Dijo ella recogiendo sus cosas y las mías.- Vamos rubia. 

Salimos del aula y caminamos por el pasillo, Natalia dejó caer las mochilas al suelo y cuando me giré para preguntarle qué había pasado me agarró de los hombros estampándome contra las taquillas. Me miró con detenimiento y yo no sabía qué hacer. Entonces se acercó a besarme. Comenzamos un beso cargado de deseo, subí mis manos y agarré su cintura atrayéndola más a mí.

Cuando Natalia se separó del beso agarró su mochila y me alcanzó la mía, me la puse. Tomó mi mano y caminamos hasta el baño, nos metimos las dos en el de discapacitadas, pues era el más grande. Una vez dentro comenzamos otro beso, este mucho más intenso que el pasado. Natalia me agarró y me sentó en un murito que tenía la pared. Sacó la camiseta que llevaba puesta, pasó sus manos por mi espalda y comenzó a besar mi pecho. Después sacó su camiseta también y la dejó tirada en el suelo. 

Bajó su mano hasta mis vaqueros desabrochándolos, metió su mano por dentro de estos. Con mis manos apoyadas en la pared hice fuerza levantándome un poco para brindarle mejor acceso a la morena. Ella comenzó a acariciar mi clítoris por encima de la tela de la ropa interior y yo ahogué un gemido mordiendo mis labios. 

Sonó el timbre.