Capitulo 3

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Subo mi mirada hacia el atardecer

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Subo mi mirada hacia el atardecer. Suspiro pesadamente y me detengo por primera vez en el día. Escucho al Alfa suspirar cansadamente, luego sus rodillas caer al suelo.

Miro hacia todos lados, veo un pequeño espacio a lo lejos y camino hacia ahi. Tiro de la cadena obligandolo a pararse y gruñe, mientras lo hace.

Llego al pequeño lugar y miro detenidamente los arboles. Me acerco a uno no tan grueso y lo rodeo con la larga cadena. De todos modos el no puede tocarla, asi que no escapara.

Lo miro unos segundos con seriedad, pero el se acerca al arbol, pega su espalda en este y bufa suavemente por la nariz.

Maldito perro.

Camino por la zona y me acerco a un arbol en crecimiento, algo delgado. Saco la espada del estuche haciendo sonar el filo, frunzo el ceño y la levanto. La impulso fuertemente, mientras gruño por el esfuerzo.

El pequeño arbol se parte en dos, tomo la parte de arriba antes que caiga al suelo mientras vuelvo a guardar mi espada. Me giro y camino hacia el centro. Veo de reojo la atención del lobo en mi, lo ignoro y tiro el pedazo de arbol.

Lo unico que se escucha es mis movimientos y un buho a lo lejos, acompañandolo un ruido de grillo.

Suspiro y vuelvo a sacar mi espalda. Vuelvo a impusarla hacia arriba y vuelvo a cortar el arbol. Corro los mechones que se colaron en mi rostro y guardo mi espalda. Junto ambos pedazos de madera y saco las hojas.

Vuelvo a alejarme para tomar dos pequeñas piedras. Las tomo de la tierra sin importarme manchar mis manos. Me acerco a la madera y las choco entre si, tal como mi padre me enseño.

La pequeña chispa salta y me apresuro a soplarla cuando cae a la madera. El fuego se aviva a medida que soplo, hasta que se forma una llama.

Suspiro y me siento mejor. Mis piernas hormiguean por el cansancio pero no lo demuestro. Froto mis manos en el fuego, mientras lo miro.

El lugar se queda en silencio, pero la paz se arruina cuando el perro habla.

— ¿Entonces?— Llevo mis ojos hacia a el— ¿Cual es tu plan?

Lo miro unos segundos y luego vuelvo a mirar al fuego, sin contestarle.

— ¿Vas a ignorarme?— Escucho la ironia en su ronca voz— Estamos en un lugar completamente desconocido y es claro que queda un viaje largo.— Suspiro— ¿Crees que podras ignorarme todo ese tiempo?

Me quedo unos minutos en la misma posición, hasta que me levanto. Su mirada me sigue, mientras camino hacia el. Me planto en frente suyo y levanta su cabeza, mirandome en alerta.

— ¿Crees que estas en mis planes?— Murmuro suavemente. Me agacho con cuidado y apoyo mis manos en mis rodillas— Todavia no decido si matarte o no.— Aprieta su mandibula

Luna guerrera Donde viven las historias. Descúbrelo ahora