Hace muchos años, los hombres lobos habían reconocido a sus nuevos enemigos. Los cazadores. Sus guerras duraron por años, y creian que asi seguiria siendo. Pero algo interrumpió eso.
Artemia Ragnarsson, lider de los cazadores, asciende a su puesto l...
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Mi cuello se arquea hacia atras, mientras mi boca expulsa más gemidos. Esta en todas partes, sus besos siguen caminando por mi pecho, y sus manos siguen desnudandome.
No crei que necesitaba tanto esto hasta ahora.
Su mano llega a tocar la piel caliente de mi abdomen, dandome cuenta que estoy expuesta de la cintura para arriba. Lo miro, cuando su cabeza va bajando, mis manos sujetan las sabanas a mis costados, enrollando las sabanas a mi mano.
Sus manos bajan de a poco la tela de mis pantalones, muerdo mi labio cuando besa cada parte que va quedando expuesta.
Siento como también baja mis bragas a su camino, lo que me hace dar un escalofrío. Pero no se compara cuando sus labios bajan a mi centro, dejando salir su lengua.
Mi abdomen se contrae, mientras un jadeo corto se me escapa. Inclino mi cabeza y lo miro. Dios, verlo lo hace mas excitante.
Mi boca queda abierta, sin poder controlar mi respiración, ni mis jadeos. Mis piernas se mueven inquietas, mis caderas se tiran mas hacia el, y siento mis manos a punto de arrancar las sabanas.
Y cuando creo que ya acabo, cuando el dolor esta a punto de desaparecer, se detiene. Lo miro con el ceño fruncido y me sonrie.
Quita su camisa para luego tirarla.
— Te prometo que luego terminaré.— Se coloca encima mio— Ahora, necesito estar dentro de ti.— Susurra sobre mis labios, para luego besarlos
Coloco mis manos en sus mejillas mientras siento como acomoda mis piernas. Me separo y clavo mi mirada en el al sentirlo en mi entrada.
Sus manos se mantienen en mis caderas, no quita la mirada de mi mientras sigue empujando. Junto mis cejas. Demonios, duele.
— Aren...— Cierro los ojos
— Lo se, nena.— Siento sus labios en mi frente, mis manos se aprietan a sus hombros — Dime si quieres que pare.— Niego con la cabeza. El dolor es soportable, no quiero que pare
Jadeo suavemente cuando ya lo siento por completo. Abro los ojos y fijo mis ojos en el, mantiene los suyos cerrados, mientras baja su frente a mi pecho, con un gemido retenido.
— Se siente tan bien.— Susurra, sube su cabeza y me mira— Te sientes tan bien, Artemia.— Sonrío, ante su mirada de anhelo. Muerdo mi labio al sentirlo moverse, cierro los ojos al mismo tiempo que une nuestras frentes
Sus manos buscan las mias y las entrelaza, mientras las coloca a cada lado de mi cabeza. Une nuestros labios en un largo beso, mientras mantiene un ritmo tranquilo y suave.
Mis caderas comienzan a moverse por si solas, reclamando más. Se separa de mis labios, haciéndome abrir los ojos. Me mira fijamente unos segundos, sus manos sueltan las mias y las sujeta a mis caderas.
