Capitulo 7

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Acaricio la pequeña cabeza de los pajaros, atravesando las pequeñas rejas

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Acaricio la pequeña cabeza de los pajaros, atravesando las pequeñas rejas.

— ¿Porqué los mantienes encerrados?—  Pregunto, la escucho acercarse

— No lo se, a mi esposo le encantaba cazarlos y mantenerlos ahi. Nunca lo cuestione.— La miro, se encoje de hombros— Pero siempre quise soltarlos, supongo que es hora.— Acerca su mano a la traba y los pajaros empiezan a desesperarse— Oh, parece que saben lo que va a pasar, mejor alejate o se iran a tu rostro.— Sonrio de lado y corro mi cabeza

— Oye, lobo.— Aren se gira y me mira

Estuvimos exactamente una semana con Marie, y en ningun momento lo llame por su nombre. 

Frunce el ceño y camina hacia aqui.

— ¿Qué?

— La jaula no se abre, Marie necesita que la abras.— Camina hacia la jaula y miro a Marie con un dedo en la boca, indicando que no diga nada

Sonrie y niega con la cabeza.

Aren inclina su cabeza hacia la jaula, examinando la traba. Eleva su mano y abre la jaula fácilmente. La puerta no se termina de abrir que los pajaros la empujan bruscamente, una carcajada sale de mi boca cuando van unos segundos al rostro de Aren, arañandolo.

Se queja y los empuja, sigo riendo hasta que escucho un gruñido. Lo miro, al mismo tiempo que se acerca a mi, levanto mi cabeza al igual que mi ceja.

Siempre hace lo mismo, intenta intimidarme acercandose pero nunca hace nada. Respira algo inestable y me mira serio.

— ¿Algo para decir, perro?

Se queda unos segundos en la misma posición y luego abre la boca.

— Saben, en mi país se le suelen llamar chuchos a los perros.— La voz de Marie lo interrumpe, mientras camina hacia la casa. Levanto una ceja

Paso lentamente por su lado, chocando su brazo. Levanto mi cabeza hacia el cielo, notandolo nublado. Me adentro a la casa y bajo la cabeza a mi pierna, toco la herida y la noto sana.

— La herida ya no duele.— Camino hacia ella, gira su cabeza hacia a mi y suspira

— Bueno, esa es una buena noticia.— Sonríe. Pero se que el en fondo no quiere hacerlo

— Se que quieres nuestra compañia, Marie. Pero debemos avanzar.— Asiente y cierra los ojos unos segundos

— Lo se, lo se. Lo entiendo.— Hace una mueca— De verdad los voy a extrañar.— Me sobresalto un poco cuando me rodea, me quedo con los brazos extendidos y luego me relajo

Acaricio su espalda con mi mano por unos segundos, se separa y levanta la cabeza sonriendo.

— ¿Y mi comida?— Ruedo los ojos y miro mal a Aren, Marie rie y se aleja

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