Hace muchos años, los hombres lobos habían reconocido a sus nuevos enemigos. Los cazadores. Sus guerras duraron por años, y creian que asi seguiria siendo. Pero algo interrumpió eso.
Artemia Ragnarsson, lider de los cazadores, asciende a su puesto l...
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Levanto mi cabeza, estamos a casi metros del volcán. Una parte de mi quiere volver, controlar lo que seguro es un desastre y ver a mi madre. Pero, una extraña sensación me invade cada vez que pienso en volver a pelear junto a ella.
Recuerdo la primera vez que nos cruzamos, tenia esa mirada desafiante y felina. Hace unos dias, coloco su mueca mas vulnerable, mientras se estremecia en mis brazos.
Es una locura, y probablemente si lo cuento me mirarian como un demente. Pero no pienso contarlo, esto es algo que morira aca. Nadie lo entenderia, no sabría explicar con palabras el deseo incontrolable que tengo cada vez que me acerco a ella.
Y cuando crei que lo estaba saciando, solo estaba quedando mas sediento. Todo se coloco mas intenso. Cuando la toque, cuando rellene ese deseo, tuve un instinto de posesividad. Algo que tengo que admitir, me asustó.
Solo quise apretarla a mi y llevarla lejos. Me replante enseguida, fue solo un segundo.
— Cuando nuestros pies pisen tierras conocidas, todo terminara.— La miro. Me mira unos segundos y luego vuelve a mirar hacia adelante
— ¿Volveras a intentar asesinarme?— Entrecierro los ojos
Ella no hara eso, lo se. Porque yo no podria. Va en contra de cada uno de mis principios, lo se. Pero cada vez que pienso en asesinarla, ver su rostro agonizar, ya no es la misma sensación de antes. Ahora cada vez que pienso en eso un escalofrío me recorre.
Necesito estar un tiempo alejada de ella, y si una guerra ocurre. No quiero ser quien la asesine.
— Si.— Responde firmemente. Carraspea— Igual que tu a mi, asi deben ser las cosas.
— Tienes razón.— No le dire mis pensamientos, se enojaria— Volveremos, volveras a tus tierras y yo a las mias. Y luego atacaremos, y tendran lo que se merecen.
Ya estamos cerca, tengo que empezar a despertar viejos sentimientos de odio. Al menos para que ella lo haga.
— Lo que ustedes se merecen.— Sonrio de lado. Esta funcionando— No olvidemos quien comenzo todo esto.
Frunzo el ceño. ¿Qué esta diciendo?
— Ustedes lo hicieron.— Me mira molesta — Tus antepasados nos traicionaron.
Se detiene y me enfrenta.
— ¿Eso te dijeron?, ustedes rechazaron nuestro pacto de paz, porque querian todo para ustedes.—Suelto una risa seca y me acerco mas
— Al parecer no tienen mucho honor como demuestran.— Frunce mas el ceño— Recuerda que tengo cientos de años, estuve ahi cuando todo sucedio. Estuve exacto a metros cuando tu antepasado apuñaló a mi padre. — Niega con la cabeza— Nosotros fuimos quienes ofrecimos el pacto.— Empieza a retroceder, al verme avanzar — Ustedes fueron quienes lo rechazaron. Y ustedes fueron quienes comenzaron todo esto.
