Capítulo 53

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Por suerte el hospital contaba con helipuerto para evitar el tráfico de la ciudad, desconocía la clase de favores que habría solicitado mi asistente para permitir el aterrizaje puesto que no se trataba de una emergencia médica, probablemente habrí...

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Por suerte el hospital contaba con helipuerto para evitar el tráfico de la ciudad, desconocía la clase de favores que habría solicitado mi asistente para permitir el aterrizaje puesto que no se trataba de una emergencia médica, probablemente habrían accedido a causa del despliegue de seguridad necesario en caso de que se hubieran negado y que repercutiría en la normalidad del hospital. Fuera como fuese, lo cierto es que en apenas tres horas y media desde que Celeste había recibido esa llamada, estábamos de camino por aquellos angostos pasillos con olor a desinfectante.

«Algo que odiaba de los hospitales por más necesario que fuera»

La persona que se había presentado como Joaquín y que parecía ser el subdirector del hospital, se presentó formalmente y pude apreciar su alto interés en nosotros por encima del familiar al que veníamos a visitar. Aquello me alertó de que la situación no parecía ser tan grave a juzgar por su rostro alegre, en parte relajé levemente la tensión que tenían mis músculos y sostuve a Celeste en todo momento a través de aquellos pasillos fuertemente iluminados hasta que nos indicaron la puerta de la habitación donde se encontraba su padre.

En cuanto aquel hombre abrió la puerta y nos dijo que nos dejaría a solas refiriéndose en todo momento a que podíamos solicitar su ayuda si así era necesario, escuché el grito de Celeste que se había perdido tras la puerta sin despedirse siquiera de aquel hombre y seguí sus pasos hacia el interior para ver evaluar por mi mismo la situación.

Pude ver a una mujer de cabello oscuro y rostro simpático sentada en una silla con la vista puesta sobre la camilla desde la que podía apreciar que había alguien en ella aunque aquella preciosa criatura de ojos celestes tapara mi visión al estar sobre ella.

Pude percibir el sonido de la voz masculina proveniente de aquella persona que permanecía tumbada en la camilla conforme acariciaba la espalda de Celeste y supe que la situación no era tan grave como en un principio había podido pensar. Lo cierto es que no había recibido ningún informe médico debido a que habíamos partido rápidamente y a mi asistente no le dio tiempo de constatarlo antes de subir al jet privado, después había tenido pánico por saberlo y había preferido no abrir el archivo adjunto en el email de su informe médico.

Aunque había comenzado a retomar vagamente en mis ratos libres algunas clases del idioma, lo cierto es que cuando comencé a sentir sus voces supe que no comprendía absolutamente nada y que mis progresos eran demasiado lentos porque solo lograba entender parcialmente algunas palabras y solo si eran dichas por Celeste.

«Tal vez solo se trate de acostumbrar el oído» pensé tratando de prestar más atención mientras pasaba la vista de uno a otro miembro de aquella familia hasta que vi que ella parecía alterada y entonces me acerqué para tratar de calmarla.

No entendía que le estaba sucediendo, pero quería que tuviera presente que fuera cual fuera la situación, podía contar conmigo para solucionarlo, es más, si se trataba de dinero por la hospitalización, todo correría a cuenta de casa real.

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