Salvación.

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Sonaba y sonaba mi celular, sin abrir los ojos lo tome entre mis manos de la mesa de luz para contestar y ponerlo en mi oído.

- ¿Hola? – Dije con vos adormilada.

- ¡Ani! Vamos a tomar una cerveza, no, espera, es muy temprano. Vamos a tomar un café mejor.

Esa voz se me hizo conocida, era quien me había llamado ayer, fruncí el ceño y para averiguar quién era acepte tomar ese café. Podía ser un secuestrador que había averiguado mi nombre pero como dicen “La curiosidad mato al gato"

Estaba en una mesa afuera de la cafetería donde habíamos quedado, no se como es la apariencia del secuestrador así que voy a esperar a que alguien me hable y saber su identidad. Después de un rato de esperar me prendí un cigarrillo levantándome de la silla en la que estaba sentada dispuesta a irme, pero, escuche una persona gritando mi nombre, gire sobre mis talones y lo vi, el chico conejo venía corriendo hacía mi agitando su mano, siendo sincera, me dio ternura. El llegó hasta donde estaba yo y me tomo por los hombros zarandeándome.

- ¿Cómo que no sabes quién es tu mejor amigo? ¡Soy yo, idiota!

- ¿Eh? – Me quedé en silencio unos segundos y comencé a reír a carcajadas - ¿Así que eras vos el de los mensajes y la llamada? Lo siento conejo, no sabía que te llamas Jungkook.

- Así es Ani, mi nombre es Jungkook, conejo no, Jungkook. Vamos a tomar un café – Dijo sentándose en frente de donde yo estaba, tome asiento frente a él donde anteriormente estaba sentada.

- Así que… Kookie, ¿Te molesta que te diga así?

- No cielo, me gusta, mis hyung me dicen así de cariño

- No me digas cielo – Ruedo los ojos y en ese momento llega la mesera, hacemos nuestros pedidos y se va.

- ¿Y? ¿En qué preparatoria estas Jungkook? – Rápidamente el desvía su mirada

- ¿Pasa algo? ¿Toque un tema que no debía?

- No, no. Yo no voy a la escuela, me expulsaron.

- ¡No te creo! ¿Porqué? Tenes la apariencia de ser el alumno ejemplar.

El se queda callado por unos segundos – Se que puedo confiar en vos pero no quiero hablar de ese tema ahora.

- Tranquilo, no te voy a obligar.

Llegaron nuestros pedidos y seguimos hablando de otros temas, me contó que vivía con seis chicos más, que ellos lo eran todo para el y que si a alguno le pasaba algo se le iba a caer el mundo, ellos eran su familia entonces le pregunté sobre su familia y lo único que me dijo fue “Son una mierda”

Nos despedimos, nos habíamos juntado a las 10 de la mañana y eran las 3 de la tarde, habíamos estado mucho tiempo hablando. Iba de camino a casa fumando y se cruzó un chico, tenía el cabello morado y era alto. Me sonríe y aparecen dos hoyuelos en sus mejillas.

- Disculpa, ¿Me darías fuego? – Dijo señalando mi cigarrillo

- Si claro – Saque de mi bolso un encendedor y se lo di, el prendió su cigarrillo dándome las gracias y se fue.

Llegué a casa y comencé a prepararme para la noche, me cambié la ropa y maquille. Ya lista me fui a mi esquina, luego de unos minutos apareció un cliente. Era un hombre de unos sesenta años, con una barba blanca y su cabello del mismo color.

- Vamos a tomar algo primero linda – Dijo mientras yo subía a su auto.

- No, gracias, hagamos esto rápido.

- Yo soy el cliente, vas a hacer lo que te diga ¿Entendido?

Asentí con un poco de miedo y el arrancó el coche hacia algún lugar que no conocía. A lo largo del viaje fue todo en silencio mientras el con una mano acariciaba mi pierna descubierta.

- Llegamos – Dijo el con una sonrisa de lado y bajamos ambos del auto.

Entramos al lugar, yo lo conocía, había venido varias veces acá, muy lindo, tenía luces tenues, salvo la pista de baile que tenía luces de colores, había mesas con sillas de madera ambas y una sección con mesas bajas y algunos sillones de cuero negro. La barra tenía alrededor unas sillas altas también de madera.

Nos sentamos en uno de los sillones. El se sentó a mi lado poniendo (de nuevo) su mano en mi muslo. Comenzamos a tomar, nada fuera de lo normal. Había un chico mirándonos, tenía el cabello verde y eso me daba gracia. El señor con el que estaba vino con otra bebida más, el chico que nos veía se acercó a nosotros y me arrebató el vaso.

- ¡Eh! ¿Qué haces niño? Es para la dama – Mi cliente dijo un poco enojado

- No voy a dejar que la drogues – Escuche al chico y lo mire fijamente, no se si era el efecto del alcohol o que mierda pero se me hizo la persona más linda del mundo, su piel blanca, como el algodón. Sus ojitos tan rasgados que si sonreía desaparecían en una perfecta línea recta y ese color de cabello tan raro pero que a el le quedaba lindo.

- Mira niñito, yo voy a hacer lo que se me de la gana con esta puta – Dijo arrebatándole el vaso.

El peliverde lo tomo de la camisa en el momento en que el intento hacerme tragar el líquido que había en el vaso, yo no sabía lo que pasaba por culpa del alcohol en sangre que tenía, el hombre le intento pegar a mi salvador y este lo esquivó dándole un golpe en el estómago, el hombre se tomó el estómago por el dolor y tosió un par de veces.

- Te dije que no la drogues, ¿Quedo claro? – Pregunto tomándolo de la camisa y mirándolo a los ojos. El hombre intento golpearlo de nuevo y está vez pudo, dándole un golpe en su mejilla dejando un raspón por culpa de sus anillos, tocó su mejilla y vio sus dedos con un poco de sangre miro al tipo y fruncio el ceño.

- Tengo sangre en los dedos… ¿Sabes lo que significa?

- Si, que no sabes defenderte niñito de mamá.

El semblante le cambió, parecía que lo iba a matar con la mirada, y lo estuvo por hacer pero no con la mirada. Comenzó a golpearlo, todos comenzaron a gritar y uno de los dueños del bar lo intentaron alejar del hombre, lo lograron pero en realidad fue la policía. Lo tomaron y le pusieron esposas, a mi también pero yo comencé a quejarme.

- ¡Hey! Yo no tuve nada que ver, ¿Por qué me llevan a mi también? ¡El señor ese empezó!

- Cállate, ustedes dos vienen con nosotros

Mire al chico que me había salvado y moviendo mi boca sin hacer ruido le dije “gracias” y el módulo un “lo siento”

¿Destrucción o salvación? [BTS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora