Aquí otro capítulo, espero que les guste.
La coreana entro a la oficina de mina y bambam también estaba, se sentó a lado del peliblanco para ayudar a revisar las carpetas, escuchaba las pequeñas conversaciones que ambos tenían, mordía su labio inferior para evitar interrumpir.
Chae: iré a revisar esto en la terraza.
Mina: bien.
Salió pero regreso por su cámara, iba abrio la puerta por completo pero se detuvo al escuchar al chico hablar.
Bambam: mina si termino de revisar estas dos documento saldremos está noche.
Mina: bambam te dije..
Bambam: vamos mina di que si, bebé.
Mina: está bien.
El chico se levantó y la abrazo, dio un beso en su mejilla y después uno en los labios.
Bambam: m-me gustas mucho mina.
Mina: bambam..
Bambam: se que la has pasado mal por ese idiota pero yo te voy a proteger, te tratare muy bien te lo prometo.
Mina: y-yo no estoy...
Bambam: déjame intentar por favor solo una oportunidad.
La coreana agarro más fuerte el pomo de la puerta, estaba bien si lo acepta, el es una buena persona por lo que le a contado yugyeom, el no era una mala persona como lo es ella, una delincuente, el podía hacerla feliz, el podía darle todo lo que ella no podría, por qué pienso así? Mina y yo no somos nada?, pero una vez más sintió ese dolor en su pecho, los pinchazos eran más fuerte y su ojos ardían, quería llorar pero no iba hacerlo.
Si ella no tuviera ese trabajo con choi todo sería más fácil, se hubiera confesado la primera vez que hicieron el amor o el día que casi se daban su primer beso pero su cobardía le ganó, no sólo recordar a su hermano y lo que dijo evito ese beso también el que pasara después si choi se entera, pero ahora habían avanzado más, no tenia miedo, solo al rechazo y además no era una buena persona eso evitaba su confesión.
Mina: déjame pensar, necesito aclarar cosas.
Bambam: bien.
La baja entro y carraspeo su garganta para que se diera cuenta de su presencia.
Bambam: nos vemos está noche?
Mina: bien.
Bambam: yo iré a verte a las 7, terminare de revisar esto en mi puesto.
El chico salio con una gran sonrisa y en sus manos dos carpetas, la baja se acercó al escritorio.