Capítulo 33

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La cuarta semana de noviembre o la primera de diciembre como prefieras verlo fue la semana en la que empezaron los exámenes para la alegría de todos los estudiantes.

Tenías que estudiar para los exámenes de esa semana, o para el día siguiente y también tenías que estudiar para los de la semana siguiente. Vamos todo un manjar. Para mí la época de exámenes siempre ha sido algo que he manejado a la perfección. Nunca me estresaba y tenía un horario perfecto para estudiar. Esa era la clave de una buena estudiante: organización, paciencia y esfuerzo.

Pero a diferencia de todos los años este año tenía novio. Una cosa que no estaba incluida en mi magnífico horario. Así que durante estas dos semanas solo veía a Álex en los recreos ( y no en todos) y hacíamos una llamada todas las noches antes de irme a dormir. Y aunque no se lo había dicho a Álex, él ya se olía que odiaba las llamadas por teléfono o mandar mensajes por el móvil.

Para mí siempre había sido importante ver la cara de la persona con la que estoy hablando y escuchar el tono de la voz. La cara indicaba si la persona me estaba prestando atención, si tenía que parar de hablar, si me estaba comprendiendo. Era como una ecuación con un número infinito de variables.

Así que el miércoles dieciocho cuando puse el último punto en mi examen de biología sentí que había puesto un punto final no solo al examen si no a la época de exámenes. Entregué mi examen al profesor, recogí mis cosas en mi mochila y cuando sonó el timbre salí disparada por la puerta.

¡Por fin era libre!

En la puerta me esperaba Álex, así que salté hacía él dándole un abrazo y sonriendo.

-¡Somos libre!- coreé.

-Te quiero mi ángel.

-Yo también te quiero.- le di un beso- ¿Te quieres venir a mi casa a comer?

-No, gracias pero mejor quedamos por la tarde ¿A las seis en tu casa?

-A las seis en mi casa- afirmé.

Volví a mi casa con Olivia porque ese día se iba a quedar a comer en el estudio de ballet, el cual se encontraba pasando por mi casa. Siempre había admirado a Liv, se pasaba horas y horas entrenando hasta que casi no podía andar del cansancio y además debía cumplir una dieta muy pero que muy estricta. Pero Oliv había nacido para bailar y a pesar del esfuerzo y el agotamiento adoraba cada momento.

Comí tranquilamente con mi madre y esa no era la razón por la que Álex no había venido a comer, había venido a pasar con nosotras Acción de gracias y todo había ido extremadamente bien.

A las seis en punto Álex llamó a mi puerta, la verdad es que Álex era una persona de lo más puntual. Después de un beso de saludo empezamos a hablar.

-Tenemos que planearnos las vacaciones- comenté.

-Yo el veintitrés me marcho para Nueva York- me informó.

-¿Y vuelves?- pregunté esperanzada.

-El día que empiezan las clases.

-Mierda- dije- Podemos aprovechar este fin de semana para hacer la maratón de películas de Star Wars.

-Es una brillante idea- dijo- Pasamos todo el fin de semana en mi casa.

-No le molestará a tu madre ¿verdad?- pregunté cauta, el tema de su madre era muy delicado.

-No va a estar en casa la arpía, tranquila.

-¿Te apetece un gofre?- pregunté con una sonrisa.

-Vamos a por un gofre.

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¡Holaaaa lectores!

¿Cómo están? Espero que bien.

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Les quiero  😘😘😘😘😘


Enamorada del chico malo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora