Capítulo 50

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El lugar ante mis ojos era de lo más hermoso que había visto alguna vez en mi vida. El parque era bastante grande, toda la explanada era de césped natural con muchísimos arbustos llenos de flores y con muchísimos árboles. Todo estaba coloreado de una manera perfecta. Si tuviese el talento de Liv lo hubiese dibujado y pintado tratando de absorber el momento para siempre. Me sorprendió nunca haber visto este sitio.

-¿Te gusta?- me preguntó Álex, mientras yo me acercaba a unas rosas.

-Es lo más maravilloso que alguna vez he visto- respondí mientras olía la fragancia de la flor.

Me giré hacia él con una sonrisa.

-Parece el mismísimo paraíso- observé.

-El paraíso para un ángel- comentó poniéndome un mechón detrás de la oreja.

No pude evitar sonrojarme ante aquel piropo. Caminamos lentamente de la mano por el jardín, el cuál miraba totalmente asombrada. Hasta que finalmente llegamos a un manzano cerca de un estanque donde Álex sacó un manto de cuadros rojos y blancos para sentarnos.

-Creo que me he vuelto a enamorar de ti- le dije.

-¿A si?- preguntó con una sonrisa pícara.

-Sí- le respondí.

-Pues entonces merezco un beso como recompensa-afirmó.

No pude negar con la cabeza y acercarme a su rostro para besarlo. Nuestros labios se tocaron al principio con ternura, pero poco a poco se empezó a volver más intenso, pasé mis manos por su cabello, y él colocó sus manos en mis muslos levantándome cosa que me sorprendió. Su lengua toco mis dientes para ver si la dejaba pasar, abrí un poco más mi boca e introdujo su lengua en mi cavidad bucal. Estaba tan sorprendida que no pude salir de sus brazos antes de caer al agua del estanque junto a él. ¡Dios mío! El agua estaba totalmente congelada y no pude evitar que mis articulaciones se paralizaran.

-¡TE VOY A MATAR IDIOTA!- le amenacé, tenía las mejillas sonrojadas y con los labios morados del frío.

Me lancé sobre él, a lo que él simplemente me cogió entre sus brazos mientras el reía, parecía que a él no le afectaba la temperatura tan baja del estanque y eso que estábamos en abril. Salí del agua cuando me cansé de intentar ahogarlo sin éxito.

-No es cierto, tú me amas- dijo sonriendo como un maldito cuando salió del agua.

Yo rodé los ojos divertida.

-Tienes razón- acepté- Pero eso no significa que no te pueda odiar en algunos momentos.

Él rió y no pude evitar alegrarme al escuchar ese sonido. Me preocupaba demasiado que después de mi pérdida de Margaret empezase a actuar un poco menos cálido o que simplemente no fuese todo tan natural. Pero definitivamente estaba completamente equivocada. Álex me conocía a la perfección tanto que a veces me asustaba, sabía cuándo tenía que pasar tiempo con él, cuando tenía que pasar tiempo sola, con mis amigas o con mi madre. Era como si nuestras almas fueran las mismas.

Pero no sabes su secreto ni él el tuyo, susurró una voz en mi cabeza. Aun no era el momento para eso.

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Enamorada del chico malo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora