Capítulo 30

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-¿Qué sombra de maquillaje me quedará mejor?- pregunté a mis amigas.

Estábamos en casa de Olivia. La casa de Liv era la más grande de nuestro grupo de amigas, a su padre nunca le importaba que estuviésemos en su casa ya que pasaba la mayoría de tiempo en el trabajo o en su oficina. La madre de Liv, les había abandonado hacía ya muchísimos años así que incluso si apareciese por aquí no tendría ni voz ni voto.

-La morada- dijo Liv mirando su caja llena de sombras.

Siempre me fiaba del gusto de Olivia, ella era una artista nata, para ella el maquillaje y la ropa era como pintar un cuadro. Ella entendía de colores.

-Totalmente de acuerdo- gritó Ella desde la habitación- Siempre te he dicho que ese color te favorece.

-Recalca el hermoso color de tus ojos- afirmo Liv.

-Siempre me ha gustado más tu color de ojos- le dije.

Mis ojos eran probablemente mi punto fuerte. Eran de un color azul mar potente, no de ese azul que puedes confundir con verde o con gris, o que era muy claro. Además de ser de un color tan distintivo eran muy grandes. Pero aun así siempre me habían gustado más los ojos verdes de Olivia.

-¿Quieres que te haga un moño?- le pregunté a mi rubia favorita.

Ella negó con la cabeza.

-Llevo el pelo bastante corto y aun así los moños son solo para el ballet.-sentenció.

-¿No quieres que te haga algún tipo de peinado?- tanteé.

-No gracias.

-¡Pero yo sí que quiero!- volvió a gritar Ella desde la habitación.

Estuvimos tres cuartos de hora más hasta que por fin nos marchamos a casa de Álex. La casa de Álex estaba llena de personas que probablemente no conocía, nada más entrar en la casa lo primero que hice fue buscarlo. Ella me enseñó su móvil y entonces aparecieron Martín y mi novio.

-¡Feliz cumpleaños mi amor!- le felicité aunque ya le había felicitado por el móvil.

Le di un beso. Cuando me di la vuelta Ella y Martín corrían hacia una habitación y Liv se había marchado a la pista de baile y se había puesto a bailar con unas cuantas chicas.

-Estás hermosa mi ángel- me susurró al oído.

-¿Te gusta?- le pregunté.

-Gustarme es poco- me dijo mientras bailábamos juntos a ritmo lento.

-¿Te puedo hacer una pregunta?- asintió.

-¿Me encuentras atractiva?- solté.

-Decir atractiva es poco, eres la chica más hermosa que jamás haya visto.

Aunque una parte de mí se alegró de que me encontrase hermosa otra gran parte de mí se asustó.

-No debes preocuparte por eso- dijo al darse cuenta de que me había tensado.

-Tengo un regalo para ti- dije mientras se lo ofrecía- Sé que no es mucho pero pensé que te gustaría.

Rompió el papel de regalo y observó el obsequio.

-Habías hablado sobre el libro de Estudio Escarlata el día que discutimos sobre Sherlock Holmes y cuando vi que era una primera edición pensé que te gustaría- dije humildemente mientras me sonrojaba.

-Es el mejor regalo que me han hecho en años- dijo mientras me besaba.

-No hace falta que me mientas- le dije.

-No te estoy mintiendo- afirmó indignado- Es el mejor regalo me han dado es algo personal y no es superficial que ya es mucho más que la mayoría de regalos que recibo.

-Te quiero- le dije mirándolo con todo el amor que sentía.

-Te amo.

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Enamorada del chico malo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora