Capítulo 45

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Caminamos juntos hasta el campo de fútbol americano, encarné una ceja hacia Álex pero él solo sonrió sin contestar a mi pregunta. Cuando llegamos al medio del campo me entregó su mochila gris oscura.

-¿Preparada para la sorpresa?- me preguntó.

Asentí rápidamente.

-Ponte la ropa que hay dentro de la mochila y no te extrañes por lo que haya dentro- me ordenó.

-Eee..Vale- respondí sorprendida por su petición.

Me fui al vestuario femenino de las animadoras, vigilé que no había nadie y abrí la mochila. Saqué la ropa confundida, había unos pantalones cortos deportivos de color azul oscuro, unos calcetines altos blancos, una camiseta de manga larga de color blanca y una camiseta de manga corta de talla L de color azul oscura y con el número 8 en la espalda. Esto es su equipación, ¿esto era lo que quería que me pusiese? Empecé a vestirme pero todo me venía extremadamente grande, cosa que no me extraño. Álex medía unos treinta centímetros más que yo y su cuerpo estaba perfectamente musculado, lo único que me venía bien eran mis zapatillas de deporte y los pantalones que supuse que no eran suyos.

Salí del vestuario muy pero que muy confundida, en el césped me esperaba Álex con una bolsa en su mano.

-¿Qué narices...?- empecé.

-En esta bolsa hay un regalo y vas a tener que trabajar para conseguirlo- me explico.

-Esto es chantaje- le dije.

-¿Sabes jugar?- me preguntó moviendo el balón de fútbol.

-Chutas y tengo que coger el balón- respondí- Nadie me va a placar ¿verdad?

-Nadie te va a poner el dedo encima. Estate tranquila, ¿preparada? Uno, dos y tres- chutó el balón.

Salí corriendo lo más rápido que pude pero me quedé a unos metros detrás del balón. Estuve corriendo por cuarenta minutos, ¡cuarenta putos minutos! Estaba chorreando de sudor y mis músculos gritaban de dolor. Estaba volviendo para entregarle el balón de Álex cuando hice una jugada suicida. Salté hacía él y lo derribe tirándolo al suelo ya que estaba desprevenido, puse mi brazo en su cuello.

-Fin del juego- dije amenazadoramente.

Álex me miró sorprendido y orgulloso. Odiaba la violencia definitivamente pero mi padre era policía y me había enseñado a defenderme. En un movimiento rápido Álex me dio la vuelta pero ya estaba preparada para esté movimiento así que rodé más quedándome otra vez encima suyo. Sin embargo, mi brazo ya no estaba bien colocado así que en un momento me pudo sacar de encima suyo.

-Ha sido algo muy inesperado- comentó- No sabía que sabías pelear.

-Soy una caja de sorpresas- dije.

Si me hubiese pasado hace muchos años hubiese peleado muchísimas veces mejor pero después de lo que me pasó deje de practicar.

-Creo que te mereces ya la recompensa- dijo mientras sacaba un gorro azul idéntico al suyo.

Lo agarré con fuerza.

-No me lo pienso quitar ni para dormir- sentencié.

Mi teléfono empezó a sonar así que lo cogí, era un número desconocido.

-¿Estamos hablando con la señorita Snow?- preguntó una voz.

-Sí, ¿por?- pregunté.

-Siento darle esta noticia pero Margaret acaba de fallecer.

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Enamorada del chico malo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora