Capítulo 17

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-¡Hola mamá!- la salude nada más cerrar la puerta.

-¡Hola princesa!- me saludo de vuelta.

Sí, mi madre me llama princesa aunque tenga diecisiete. Siempre me pone levemente triste cuando mi madre dice esto aunque nunca se lo dejo ver, mi padre me solía llamar ángel cuando estaba vivo y siempre que mi madre me llama princesa espero escuchar a mi padre llamarme ángel.

-¿Qué tal ha ido la reunión?- me preguntó mientras batía unos huevos.

Me puse a explicarle todo lo que había sucedido.

-Eso me recuerda que hace mucho tiempo que no veo ni a Ella ni a Olivia- comentó nostálgica.

-Vinieron la semana pasada pero tú no estabas, y la verdad es que se pasan menos tiempo porque ya sabes, tenemos que estudiar para los exámenes, Liv está muy centrada en la academia de ballet y cuando quedamos suele ser para lo del club feminista- le expliqué apenada.

Yo amo pasar tiempo con Ella, Oliv y mi mamá, siempre hemos compartido un montón de tiempo juntas.

-¿Te acuerdas de la vez que hicimos el maratón de películas de Star Wars?- me preguntó sonriente.

-¡Cómo olvidarlo!- exclamé feliz.

Una vez hicimos una maratón de películas de Star Wars cuando teníamos alrededor de ocho años y vimos las seis películas que habían sacado en esos tiempos. Fue absolutamente maravilloso, las únicas que vimos todas las películas sin dormir fuimos Ella y yo.

-Un día de estos tendré que hacer eso con Álex- comenté.

-¿Quién es Álex? ¿Él chico del otro día?- preguntó curiosa.

Y para mí no fue nada incómodo contárselo a mi madre, tenía mucha confianza y siempre o casi siempre le contaba todo.

-Álex Prescott es mi compañero de matemáticas e historia y es un completo idiota- dije esto último con una sonrisa.

-Siempre he pensado que un chico que consigue que una chica diga que es idiota con una sonrisa es un afortunado.


Rodé los ojos.


A las cuatro me despertó la alarma del móvil. Había dejado de usar el despertador hace años porque me entraban ganas de tirarlo al suelo pero amaba demasiado mi móvil como para solo pensar por un segundo de arrojarlo al suelo. Me duché y me maquillé levemente, no me gustaba maquillarme pero no estaba de más de vez en cuando. Me apliqué la base y después me puse un poco de rímel para resaltar mis ojos azules. Me puse unos pantalones vaqueros ajustados de tiro alto y una camiseta blanca junto a una chaqueta.

Llegué al campo de fútbol americano del instituto a las cinco menos cuarto. Me dirigí al sitio dónde se encontraba el equipo de mi instituto. Pude ver a una chica que estaba firleteando con Álex el cual, para mi sorpresa, no le estaba prestando ningún tipo de atención. Cuando me vio una sonrisa apareció en su rostro, quito a la chica de su regazo y se acercó a mí.

-¡Sorpresa!- exclamé mientras movía las manos como si fuese una estrella.

-No te esperaba- dijo alegre- Pensaba que no te gustaba el fútbol americano.

-No me gusta pero- encogí mis hombros en respuesta.

-¡Álex deja de ser un Romeo y vuelve aquí!- gritó él que supuse que era el entrenador.

-Adiós muñeca- se despidió corriendo mientras yo reía.

A ver cómo comprenderéis no entiendo nada de fútbol americano así que voy a hacer un resumen de lo que veía. Chico pegando una patada a un balón, chicos corriendo, chicos envistiéndose unos a otros. Me resultaba más entretenido ver a las animadoras. Bailaban y hacían piruetas impresionantes que yo era incapaz de hacer.

Lo más importante fue que ganaron.

Fui a abrazarle.

-¡Felicidades!- exclamé mientras le abrazaba- Ya llevas tu gorro azul menos mal, lo estaba pasando mal mientras te veía sin él.

- Así conquisto corazones- me dijo giñándome el ojo a lo que rodé los ojos.

-¡Eres el número 8!- él me miró confundido- Nací el 8 de junio.

-Eso es a lo que yo llamo el destino- comentó con una sonrisa-¿Vienes a cenar conmigo?

-Em...¿Cómo una cita?- pregunté quedando como una estúpida.

-Sí, como en tus sueños, te vas a convertir en la primera chica con la que tengo una cita- dijo.

Yo me sonrojé estúpidamente y bajé la cabeza.

-Em...No puedo- dije, tenía que trabajar esta noche.

-Si no quieres dímelo- dijo mientras se sacaba un cigarro.

-No, no, no,- dije mientras movía los brazos- Hoy no puedo, ¿Qué tal mañana?

-Me parece perfecto- dijo sonriente.

-Bueno...Adiós- me despedí.

-No me das un beso en la mejilla de despedida- probó.

-A lo mejor mañana- le respondí con una sonrisa.

-Lo esperaré con ganas.

Me marché sonriendo. 

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Enamorada del chico malo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora