Capítulo 39

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Subí al asiento del copiloto y empecé a mirar detalladamente a Álex reparando en que llevaba un traje, LLEVABA UN TRAJE. ¿Dónde está Álex Prescott y qué han hecho con él? Me hubiese quejado si no le quedase de una manera impresionante, tampoco le diría eso para que no aumentase ya su enorme ego.

-Pues continuar comiéndome con la mirada- me dijo mientras arrancaba después de darme un beso.

-No llevas puesto tu gorro- me quejé.

Adoraba demasiado ese gorro.

-Solo por esta noche ángel- amaba cuando me llamaba ángel.

Finalmente, después de pasarnos escuchando treinta minutos escuchando a Queen por elección de Álex a la vuelta tocaba Ariana Grande llegamos al casino. Era un casino de unas dimensiones enormes como los casinos de Las Vegas, me baje del coche cuando Álex me abrió la puerta. No sé porque siempre hacía eso pero no me quejaba, de hecho me gustaba, me hacía sentir como una reina.

-¡Buf! Cuanta luz ¿no? Si lo llego a saber me hubiese cogido unas gafas de sol- comenté tapándome la luz que llegaba a mis ojos.

Álex empezó a reírse. ¿Y ahora de que se ríe?

-Eres la mejor- dijo entre risas-¡Dios mío! Cuanto te amo.

Siguió riéndose.

-¿Por?- pregunté sorprendida y confundida.

-Todo el mundo cuando llega se queda impresionado y se ponen decir lo mucho que les gusta o les impresiona, o algo positivo y tú vas y lo primero que dices es para criticarlo. Te mereces un aplauso mi amor- empezó a aplaudirme.

A él parecía divertirle mucho pero yo estaba muerta de vergüenza.

-Lo siento, es que me ha salido tan natural- dije mientras me pegaba con mi mano – Menos mal que no me ha escuchado tu madre.

El rostro de Álex pasó a ser de su típica felicidad a una máscara de hielo que me recordaba a cuando le empecé había a conocer.

-Sí, bueno creo que deberíamos ir a buscarla- dijo serio.

Entrelazamos nuestros dedos y empezamos a hablar entre cientos de personas, en búsqueda de la madre de Álex, en realidad no sé cómo hicimos para encontrarla ya que nunca había visto a esa mujer.

-Hola madre- dijo con desprecio.

Observé a la madre de Álex y aunque era absolutamente hermosa de una manera intimidatoria no se parecía en nada a Álex. La mujer delante de mí era alta y delgada pero no de una forma delicada, tenía el pelo hasta el culo y era de un color rubio dorado de peluquería porque dudaba que alguien pudiese tener ese color de pelo de forma natural. Sus ojos eran grises tormenta y desprendían una calma y un desprecio e ira que asustaba.

-Hola Álex- dijo molesta- Así que...Tú eres la novia de mi hijo.

-Alisha Snow- me presenté con una sonrisa falsa y le ofrecí mi mano- Un placer conocerte.

Mentira pero bueno.

Ella aceptó mi mano un poco asqueada.

-Samantha Fedel.

Después de lo que ella dijo se formó el silencio más incómodo de la historia, la tensión se podía cortar con un cuchillo. Necesitaba salir de esto.

-Me podrías enseñar el resto del casino- sugerí sonriendo a Álex.

-Nos vemos madre- dijo Álex fulminándola con la mirada.

-Adiós Alisha- se despidió dándome una sonrisa falsa.

-Un placer- me podría haber crecido la nariz de la mentira que acababa de decir.

Álex me llevo a una mesa donde había varios peces gordos y se sentó. Empezaron a hablar y yo me disculpé para ir al baño.

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Enamorada del chico malo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora